Nicolás Pereyra se desempeña en un establecimiento familiar de General Guido que tiene 800 de 1000 hectáreas bajo el agua, además de sufrir la mortandad de terneros recién nacidos; la situación por los anegamientos se agrava en Pila y Dolores
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Ayer, en los partidos bonaerenses de Pila y Dolores, en la Cuenca del río Salado, los productores votaron temprano para poder, lo antes posible, adentrarse en los campos con caballos o incluso en lanchas a rescatar los terneros que quedaron en el agua en una época de pariciones de las vacas.
En Pila hay entre 200 y 300 productores afectados repartidos en unas 250.000 hectáreas anegadas. En Dolores se suman otros entre 600 y 650 productores en 80.000 hectáreas. Representan entre un 70 y un 75% de los productores de la zona. También hay campos bajo el agua en General Guido.
“Con lo que estamos viendo hasta ahora, vamos a tener una merma en la rentabilidad del 50%, si es que no llueve más porque, si no vamos a tener una pérdida del 100% y la rentabilidad va a empezar ser negativa”, explicó Flavio Lanz, administrador de la “Estancia San Ricardo”. El campo, con 1000 vientres, ubicado detrás de la laguna de General Guido, se anegó en un 95%, y perdieron al menos 100 terneros.
En su zona suele llover aproximadamente 1000 milímetros por año, pero en lo que va de 2021 ya registraron 1197 milímetros.
Si bien las lluvias pararon, para los productores lo peor no pasó. Algunos todavía aguardan un mayor caudal de agua en sus campos, otros todavía no pudieron rescatar la hacienda y todos coinciden que los perjuicios de estas lluvias los van a sufrir este año, el que viene y posiblemente otro más.
“La hacienda está pariendo, se mueren terneritos, la vaca pierde peso, porque tiene poca comida. En octubre, dentro de 20 días, empieza el servicio, la vaca no va a tener celo, no se va a preñar y como consecuencia en junio, agosto y septiembre del año que viene no vamos a tener pariciones”, sostuvo Lanz.
Según indicó, además, como va a haber más vacas vacías en toda la zona, los productores las querrán vender, se producirá una sobreoferta y un consecuente derrumbe del precio en el mercado.
El productor se lamentó: “Es el eterno ciclo que vivimos cada vez que viene agua y lo más indignante es que, por más que nos quejemos, los años pasan y nadie hace nada”.
“Lo que indigna a los productores es que no hay una autoridad que se encargue de todo esto, los mismos productores tenemos que salir a poner bolsas en los terraplenes, a tratar de cerrar una compuerta o abrirla según el caso, y no tenemos ningún tipo de ayuda del gobierno”, agregó.
A medida que pasan los días la situación en la zona se agrava. “Vamos a tener cuatro o cinco días más de crecida del agua y después esperemos que empiece a bajar”, señaló en diálogo con LA NACION Mariano Williams, integrante de la Comisión Directiva de la Sociedad Rural de Pila y tesorero de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap).
Si bien paró de llover, el agua de las lluvias caídas en Olavarría, Tandil, Las Flores, por ejemplo, corre por los canales 11 y 12 que desembocan en el canal 9 y este último está saturado.
“Todavía no pudimos cuantificar las pérdidas porque la gente sigue corriendo la hacienda, las vacas siguen pariendo en el agua”, explicó.
Adriana Ulke, una productora de la zona de Dolores, en diálogo con LA NACION contó: “El agua en nuestro campo empezó a bajar, pero estamos esperando que llegue la de los partidos del oeste, que ojalá corra por adentro de los canales, pero es imposible porque no dan abasto”.
Además, la productora se mostró preocupada porque ayer se rompió una de las compuertas del canal A y por experiencias anteriores, sabe que esa agua va a desembocar en su campo: “Las compuertas no están en buen estado porque no las mantienen; es la segunda que se rompe. El viernes perdimos la de Las Cruces, ubicada en el canal 1 y un gran caudal de agua fue a parar a los vecinos. Una vez que la arreglaron, se rompió la del A”.
Asimismo, remarcó que hay daños que se sufren por las inundaciones que no son evaluados inmediatamente, pero que después son “muy perjudiciales para el productor”, como la afección en la hacienda, las pasturas que dejan de servir y los postes de los alambrados que se pudren.
“Las perdidas van más allá de lo que el ojo humano puede ver, el campo es una fábrica a cielo abierto y tenemos que luchar contra eso. Tomamos muchos riesgos. Los políticos hablan de las ganancias extraordinarias, que son fruto del riesgo, pero cuando hay pérdidas extraordinarias, como por ejemplo ahora, todos miran para el otro lado”, indicó Ulke.
Algo similar planteó en diálogo con este medio Guillermo Tramontini, presidente de la Sociedad Rural de Dolores: “Posiblemente las pérdidas van a ser más grandes el año que viene que este año. Estamos a pasos de iniciar el servicio, los rodeos ya están estresados por los movimientos, el agua, la falta de comida, así que al margen de las pérdidas que vamos a tener en el momento van a ser las pérdidas del año que viene por la gran cantidad de vacas que no se van a servir”.
“La situación en Dolores es muy complicada. En este último tiempo ha sido muy escaso el mantenimiento que ha tenido hidráulica (de la provincia)”, lamentó.
Este mediodía, quienes transitaban la ruta 2, entre General Guido y Dolores, podían ver camionetas estacionadas con los carros para caballos de los productores para rescatar hacienda de los campos.
“Tuvimos que ir con motos, cuatriciclos y caballos a cargar los terneros que habían quedado solos en el agua. Yo no sé cuantos perdí, porque hay que esperar a que baje un poco el agua y salir a ver qué quedó. Hoy mi campo es un mar”, contó Nicolás Pereyra, un ingeniero agrónomo que se desempeña en nueve campos de la zona y también en establecimientos propios.
“Llamé a tres campos para poder ir y ya no puedo entrar con camioneta doble tracción. Muchos campos están saliendo con la hacienda a las calles para ver si en una semana empieza a bajar el agua porque ahora está pasando muy fuerte (la crecida)”, expresó.
El productor contó que su familia tiene un campo cerca de General Guido de 1000 hectáreas, de las cuales hay 800 bajo el agua. “Si sigue subiendo es probable que nos quedemos solo con 100. Ahí lo que hacemos es tener dos silos de maíz, que nos permite no sacar las vacas paridas con terneros de dos meses”, explicó.
El problema no es solo con la ganadería. Al respecto, Pereyra remarcó: “Nosotros, a fin de septiembre, íbamos empezar a sembrar, pero ahora el único lugar que tenemos seco es para que la vaca duerma. Todo se nos va a atrasar”.
“Todo lo que se venía invirtiendo en mejoras de pasturas y verdeos hoy está todo bajo el agua; reponer va a ser muy difícil. Vendemos carne en pesos y los insumos son en dólares. No tenemos un buen panorama”, señaló.
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