La reacción histórica del campo al cambio de reglas ha sido “escapar hacia adelante”, o sea producir más para poder pagar los insumos, los impuestos, vivir, y que quede un capital para empezar la campaña siguiente.
Y así fue una y otra vez….y otra….y otra. Pero cuando ya la cosa se empantana de la manera actual, con un literal ahogo impositivo que llega hasta la confiscatoriedad, la cosa ya no puede ser tratada igual.
¿Cómo se va a seguir produciendo con retenciones, con crecientes impuestos de toda clase y, encima, con un tipo de cambio casi ridículo?
A esto hay que agregar la enorme inflación en dólares de todos los insumos que no solo responde a la suba de los granos sino al evidente riesgo devaluatorio del tipo de cambio oficial. Se va haciendo imposible producir en estas condiciones.
El broche de oro ha sido el cierre de exportaciones de carne que mucho peor que el daño a la producción en verdad muestra el desprecio del gobierno por aquellos a quienes dice querer ayudar. Se han escrito ríos de tinta -y demostrado empíricamente en varias oportunidades- demostrando que a mayores exportaciones, mayor es la oferta de carne al mercado interno. Pero ellos insisten.
Hacen todo para aumentar la pobreza, la indigencia, y que cada vez haya menos trabajo. Están haciendo añicos la moral de todo el pueblo argentino -especialmente de la juventud- y fundamentalmente la de la gente que precisa conseguir trabajo para recuperar su dignidad.
¿Plan ganadero? ¿Créditos para los feedlots? Es una tomada de pelo. Como si no supiéramos que más créditos subsidiados aumentan el déficit fiscal y con ello la inflación y por ende la pobreza.
En esta coyuntura, ¿acaso no es valido preguntarse si vale la pena producir solamente para pagar impuestos y alimentar las arcas de un gobierno que desprecia a nuestros compatriotas que nos desprecia a quienes le damos sustento? Solo el campo tiene la llave para cortar este circulo vicioso.
Y esa llave es la reserva moral de la República. Habrá que poner esos valores republicanos por encima de la billetera y demostrar que se está a la altura de las circunstancias. Precisamos condiciones para que haya inversiones y con ellas trabajo. Impuestos justos y orden para poder vivir en paz. . Que se achique el Estado y los subsidios de una vez por todas.
Terminemos con esta cosa enfermiza de que “más me castigan….y más produzco”
El autor es productor agropecuario
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