Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la quita del 12% de derechos de exportación representaría ingresos adicionales por exportaciones por US$398 millones
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Antes de que Javier Milei asumiera el Gobierno, una de las promesas de su campaña electoral fue la eliminación de las retenciones a varios productos agrícolas, entre ellos el trigo. En el último tiempo hubo proyectos de ley y pedidos de las diferentes entidades del sector agropecuario para que se elimine la alícuota del 12% a partir de esta campaña, ya que la siembra se debe iniciar en mayo próximo. Según estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, tomar esa medida generaría ingresos adicionales por ventas al exterior por US$398 millones frente a un costo fiscal de US$262 millones.
El economista de la Bolsa de Cereales porteña, Ramiro Costa, remarcó que la eliminación de los derechos de exportación conllevaría una mejora en la rentabilidad esperada para el productor, estimulando además un aumento significativo del área sembrada y la adopción de mejores tecnologías. “Proyectamos que esta medida podría resultar en un incremento del área sembrada de 529.000 hectáreas para la próxima campaña 2024/25. Esto se traduciría en una producción adicional de 1,8 millones de toneladas y en ingresos adicionales por exportaciones de 398 millones de dólares”, planteó.
Por eso, añadió que es importante tener en cuenta que el costo fiscal directo de esta medida se estima en US$262 millones. “Parte de este impacto se compensa con el aumento de la actividad económica generada por el incremento productivo mencionado anteriormente”, precisó.
El diputado nacional Manuel Ignacio Aguirre [UCR-Corrientes] presentó un proyecto de ley en la Cámara baja en el que solicitó que la medida mencionada por Costa sea aplicada considerando enero de este año. Además, dijo que la AFIP deberá establecer en la cuenta tributaria de cada contribuyente el valor que represente el 50% del monto correspondiente a los derechos de exportación de trigo que fueron percibidos en el ejercicio 2024 por ventas a partir del 1º de enero del actual. “El importe que resulte será puesto a disposición del contribuyente como saldo de libre disponibilidad, con el que podrá cancelar el Impuesto a los Bienes Personales y / o el Impuesto a las Ganancias y / o los Anticipos que correspondan a cada uno de los tributos mencionados”, señaló el documento.
En esa línea, el analista de Agritrend y consultor de la Fundación Producir Conservando, Gustavo López, añadió que el ingreso fiscal de las retenciones de todos los cultivos este año rondaría en los 7000 millones de dólares. Sin embargo, esto estará condicionado a los números finales de la cosecha, los precios internacionales y el flujo de las exportaciones de los mismos. “Se estiman cerca de 130 millones de toneladas totales [de granos], con 92 millones de exportaciones de todo tipo, con una media de 332 dólares que permite ingresos en divisas de 30.700 millones de dólares e ingresos fiscales entre US$7000 y US$7200 millones”, precisó.
“Si se eliminan las retenciones, aumentan las exportaciones, los ingresos de divisas. Las retenciones tienen un efecto inmediato porque se pagan antes de que embarque la mercadería, por tanto, el efecto es inmediato y no tiene costo fiscal, sino ingreso en la balanza comercial”, aclaró. Por el trigo, sin retenciones dejarían de entrar al fisco, no obstante, US$425 millones.
En tanto, el director de AZ Group, Nicolás Udaquiola, agregó que llevar a cero las retenciones al trigo generaría un incremento en la facturación por hectárea del cultivo. Esto se traduciría en una mejora de entre 18% y 25% de facturación por hectárea, contemplando rinde promedios por zonas. La decisión tendría que tomarse en el menor tiempo posible para que surta efecto en los ánimos de los productores. “Sería una mejora en el ingreso sustancial que ayuda a compensar los costos de producción que estamos teniendo. Ayuda a usar menos toneladas para cancelar el alquiler por zona; todos los planteos que hoy en campo alquilado están dando negativo, requeriría menos producto para compensar la proporción de alquiler que hay que pagarlo con el cultivo de invierno. En consecuencia, esto es una mejora sustancial del planteo doble cultivo [trigo-soja] de cara a la nueva campaña”, resumió.
“El factor tiempo es fundamental. A las decisiones para la siembra de invierno no le quedan mucho, ya estamos en fechas límites. Desde ese lado, es para tenerlo presente porque esto tiene que ser de cortísimo plazo para que tenga impacto y puede alterar las decisiones de planes de siembra, y que por ahí hoy se está mostrando en el mejor de los casos mantener. Estamos viendo recortes de área de intención de siembra de trigo para la campaña”, expresó.
En su proyecto, el diputado Aguirre dijo: “Si no planteamos un conjunto de pautas que generen certidumbre, es muy difícil alentar la producción y, más arduo aún, cuando tenemos a la vista una inestabilidad climática que no da certidumbre al momento de realizar una inversión como es la siembra de un predio agropecuario”.
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