La Cámara Argentina de Energías Renovables estimó que esas instalaciones demandarían invertir más de US$2100 millones
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CÓRDOBA.- La Argentina cuenta con 30 plantas productoras de biogás -el 90% se concentra en Córdoba, San Luis, Buenos Aires y Santa Fe- y otras 30 que deben comenzar a operar antes de finales del 2026 ya que cuentan con contratos de provisión firmados. Desde la Cámara Argentina de Energías Renovables indican que el país tiene una “enorme oportunidad” en el desarrollo de biometano, una evolución del biogás. La construcción de 324 plantas de biometano implicarían una inversión de unos US$2170 millones y la generación de 11.000 empleos. La producción local, obviamente, reduciría la importación de gas.
El biometano se puede emplear como complemento del GNC en las flotas de transporte -ambos como reemplazo del gasoil- y también en redes aisladas. El avance en su uso ayuda a desfosilizar el consumo energético. Su instrumentación, indican desde la cámara, equivale a un ahorro de hasta 4665 millones de kilos de dióxido de carbono al año.
Javier Schifani, responsable de Desarrollo de Nuevos Negocios para el Biogás de Bioeléctrica, explica a LA NACION que en la Argentina el sector transitó curva de aprendizaje similar a la que se hizo en Brasil, Estados Unidos y Europa y cuenta con “mucho potencial para hacer un upgrade”. El biometano es, en esencia, un combustible compatible con el sistema de gas mientras que el biogás es exclusivamente el gas producido por la digestión anaerobia.
Grafica con que en Europa hay unas 10.000 plantas de biogás y “muchas se convirtieron a biometano” para proveer a las redes en el medio de la crisis desatada por la guerra entre Rusia y Ucrania.
Las 30 plantas de biogás en funcionamiento en la Argentina producen alrededor de 600.000 metros cúbicos por día. La mayoría son de escala media -entre 1 y 2 Mw de potencia- lo que permite abastecer de energía a 1500 hogares y generar fertilizantes para 500 hectáreas. Las 30 en construcción están incluidas en el último programa Renovar del gobierno nacional anterior.
Schifani precisa que las plantas están repartidas entre zonas rurales y urbanas, aunque al comienzo cuando se usaban casi exclusivamente efluentes pecuarios, el campo era el más elegido para instalarlas. La tendencia que se profundizó es la de producir en base a residuos industriales (biodiésel, etanol, de frigoríficos, de procesadoras de alimentos).
“El gran problema que tenían esos sectores era qué hacer con esos residuos que iban a enterramiento sanitario -describe-. Hoy las plantas de biogás son receptoras de pasivos ambientales”.
Entre US$3 millones y US$4 millones es la inversión requerida para producir un mega. “Puede variar un 20% dependiendo del alimento que se le da al digestor”, detalla el especialista, quien añade que para un inversor agropecuario es una buena opción ya que le permite “diversificar el mercado y pasar de hacer proteínas a hacer energía”.
La conversión de una flota de diésel a biometano permite una reducción de entre 30% y 40% de los costos: “Hace falta dar ese salto, los vehículos se pueden alimentar con un blend de GNC y biometano. Es lo que estamos promoviendo desde la Cámara de Energías Renovables”.
El 6 y 7 de noviembre próximo en Río Cuarto se realizará el Primer Simposio Internacional de SIBiogás, del que participarán unos 90 expertos de la Argentina, Brasil, México, Brasil y Alemania. Habrá diferentes paneles para abordar la temática y unos 20 stands relacionados a la industria.
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