Así lo reflejó un informe del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral sobre la campaña agrícola en curso
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CÓRDOBA.- Para afrontar los costos de la actual campaña, siete de cada diez productores necesitarán vender más de la mitad de su producción. El dato surge del nuevo Índice de Confianza del campo que elabora el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral. Según el relevamiento, 30% de los consultados afirmó que debe desprenderse del 75% de su soja y maíz para cubrir todas las obligaciones financieras de la campaña. Otro 39% estimó que tendrá que vender la mitad; de ese mix surge el 70% de los productores.
Estos números sirven para proyectar el ingreso de divisas que tendría el Banco Central proveniente de las ventas del campo. Mayo, junio y julio son los meses pico de los ingresos de la cosecha gruesa. Según el reporte de la Bolsa de Comercio de Rosario, este mes serían US$2577 millones; para junio, US$2793 millones y para julio US$2426 millones.
El “Ag Barometer Austral”, como se denomina el índice, sigue mostrando que para los próximos 12 meses predominan entre los productores expectativas positivas respecto a su situación financiera, aunque hay una leve caída en relación a la medición anterior. El barómetro marcó 129 puntos, el segundo mejor desde que se realiza el relevamiento; solo lo supera el de julio de 2019, que fue de 137 puntos. Si la comparación es interanual, la mejora es del 87%: en ese momento eran 69 puntos.
El financiamiento de la siembra de trigo 2024/25 se realiza en su mayoría con fondos propios (la mitad), 29% canje a cosecha y 12% con financiamiento de los proveedores de insumos. La participación del crédito bancario es muy baja. “Prácticamente no hay financiamiento bancario, aunque es de esperar que en el futuro cambie el comportamiento de los bancos comerciales con tasas de interés a la baja, dejando de financiar al Estado y cumpliendo su rol de otorgar créditos al sector privado: motor de la economía”, considera el reporte.
El 63% espera una mejora de los precios internacionales, pero “muchos descartan una suba en pesos por efectos de una devaluación en el tipo de cambio”.
“Los acontecimientos climáticos de Brasil han provocado una suba en los precios del trigo. Respecto al tema del mercado climático, es de relevancia seguir atentamente la situación de Estados Unidos a futuro”, indica el informe.
Expectativas
El Índice de Condiciones Presentes mejoró fuerte respecto a un año atrás: 110 puntos versus 22, como resultado de los buenos rendimientos de la campaña en marcha, ya que aunque hay alguna merma en los rendimientos de maíz es mucho mejor que la anterior.
Aunque hay una importante dispersión entre el Índice de Expectativas Futuras y el de Condiciones Presentes -162 versus 79- la brecha se está achicando debido a la mejora de la situación financiera actual de los productores.
Para el corto plazo la investigación señala que resulta “imposible pensar en la reducción de las retenciones”, aunque enfatiza como “medida positiva” la baja de los derechos de importación a insumos claves para la siembra de trigo.
“A los productores agropecuarios, de alguna manera, le resultan positivas los principios generales de la Ley Bases, al igual que el grueso de la población que piensa que el gobierno está en el sendero correcto -dice Carlos Steiger, director de la encuesta-. La búsqueda prioritaria por bajar la inflación, que se va a traducir en bajas en las tasas de interés, puede constituir un aliciente para la realización de inversiones”.
Considera que el optimismo se basa “más en la esperanza de un cambio estructural de la economía argentina que en los datos objetivos de rentabilidad, cuyos márgenes se están achicando”.
“De todos modos, el desastre climático de Rio Grande do Sul en Brasil ha impactado favorablemente en el precio internacional del trigo y hay un marcado optimismo para la siembra de trigo correspondiente a la campaña 2024/25″, añade en referencia a las inundaciones en Brasil.
Respecto de los datos de venta que dieron los productores, Steiger indica que es significativo para estimar tanto la posible liquidación de divisas como la ocupación que tendrá la industria procesadora.
Como el barómetro se construyó con el asesoramiento de Purdue University de Indiana (Estados Unidos) incluye una comparación entre los dos países. En abril el puntaje estadounidense fue 99, el más bajo que se da; está en niveles similares a los de la Argentina de abril del 2020, en el inicio de la pandemia de Covid-19: 96 puntos.
Se fundamenta en que en la campaña 2023/24 disminuyeron fuertemente los ingresos de los productores estadounidenses debido a una caída en los precios y el aumento de los costos de producción y tasas de interés. Su actual situación financiera contrasta con la de los productores argentinos, quienes sostienen que están “mucho mejor” que en la misma fecha del año pasado.
Respecto de la oportunidad de realizar inversiones en activos fijos, en Estados Unidos el índice es de 31 y en la Argentina es de 49. A nivel local, 76% manifiesta que aún no es un buen momento para invertir y que los mejores resultados de la campaña 2023/24 se van a dedicar a reconstruir capital de trabajo, recuperando así las pérdidas de la campaña anterior.
“El gran desafío para la economía argentina es la recuperación de la demanda agregada ya que, como resultado de la política antiinflacionaria, el nivel de actividad económica está cayendo bruscamente y aún no está claro cuándo llegará a un piso y comenzar un rebrote”, explica Steiger.
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