Marcos Mondino (27) y Javier Mondino (55) viven en Vila, Santa Fe, una de las regiones afectadas por el fenómeno climático
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Marcos Mondino (27) y Javier Mondino (55) son padre e hijo y alquilan un campo en la localidad de Vila, Santa Fe, donde hacen ganadería de recría, tambo y agricultura. En medio de la crítica situación que atraviesa el sector a raíz de la sequía, Javier alienta al joven a que no baje los brazos, pero entiende que con el panorama “se vuelve cada vez más difícil”. Hace meses recibieron una intimación de AFIP por un pago millonario de anticipo de Ganancias y el sueño de renovar el viejo tractor se vio truncado.
“Se nos hace muy difícil y va a ser más todavía porque venimos recuperándonos de seis inundaciones seguidas que comenzaron en 2014, en los que perdimos todas las pasturas y no pudimos hacer reserva. Nos endeudamos para pasar eso y cuando nos comenzamos a recuperar nos pegó la sequía”, narró el joven, que estudió agronomía para acompañar a su padre en el campo. Este cóctel, acompañado por las “descomunales” tasas de intereses de los créditos, sumado a la alta carga impositiva que tiene el sector, avizoran un panorama desalentador en medio de la sequía.
A modo de “anécdota”, la familia recordó que hace cuatro meses fue el último intento que hicieron para invertir en el campo. “Estábamos planificando con mi papá cambiar un tractor, porque se van poniendo viejos, se rompen y después tenés pérdida de tiempo, al día siguiente que lo vimos llegó una intimación de anticipo de Ganancias y se derrumbó todo lo que habíamos planificado y las ganas de crecer”, relató. La intimación que les llegó de AFIP sucedió hace aproximadamente cuatro meses y con esto también se derrumbó la idea de renovar la tecnología.
“Lo tenés que pagar, si no no podés sacar créditos, no te dejan hacer nada. Los montos son alrededor de $8,5 millones. En vez de renovar la maquinaria estás dándole plata al Estado”, expresó.
Marcos, que estudió agronomía en la UNL-FCA (Universidad Nacional del Litoral-Facultad de Ciencias Agrarias) de Santa Fe, explicó que “la carga impositiva” para el campo “es muy grande y se hace muy difícil crecer o renovar los equipos”.
“Para permanecer en el sector hay que estar a la vanguardia, si te vas quedando en la tecnología te van pasando los productores más grandes o cualquier cosa que pueda pasar te derrumba. Las ganancias son menores y todo lo que conlleva a no poder producir o generar recursos para poder sobrellevar las producciones”, manifestó.
El joven, además, invitó a que los políticos visiten las zonas rurales y que estos vean las condiciones en las que trabajan por la falta de inversiones en infraestructura. “Me gustaría que los políticos vengan y vean por dónde tenemos que sacar la producción diaria y las rutas que se recorre para llegar hasta las fábricas. Eso es triste, porque tampoco le permite crecer a los pueblos, es toda una cadena, porque las comunidades se van quedando atrasadas”, detalló.
Javier, que escucha a su hijo hablar del problema de una cruda sequía que él vivió jamás, trata de no desalentarlo porque es muy joven. Lo mismo intenta con los empleados del campo donde fomenta el arraigo a través del trabajo que se genera en el pueblo. “Nosotros apostamos a que los 10 chicos que trabajan con nosotros sean del pueblo para que puedan crecer. Estamos peleando con la provincia para que nos den 1 km más de ripio. No estamos pidiendo nada”, relató el padre, quien mencionó que nunca había visto una sequía similar, aunque sí habían sufrido inundaciones.
La familia contó que al conservar soja para pagar los contratos de alquiler con los dueños de los campos esto le genera inconvenientes con el banco a la hora de solicitar créditos para financiarse, por una medida que está en vigor del Banco Central. “Cuando vamos al banco nos dicen que no tenemos crédito porque tenemos soja, y la discusión mía es que la tengo para pagar los alquileres, que quién me asegura pagar el alquiler del próximo mes. Esa soja la tengo que guardar para cumplir con los contratos, no es una cosa que me gusta guardar como ahorro. Ahora se pusieron a castigar al productor que tiene soja... ¡Es una cosa increíble!”, relató.
La sequía va a afectar a los pueblos y las ciudades. “Esto va a ser muy triste. Nosotros estamos pensando, con mucho viento a favor y que empiece a llover ahora, una pérdida de un 50% de lo que teníamos previsto cosechar”, planteó Javier. Agregó que están en ese mismo porcentaje, por debajo, de los litros de leche que deberían estar ordeñando en circunstancias normales.
La actividad que hacen en el campo está conformada por el 50% de producción de leche, 40% agricultura y 10% de recría. El 95% de todas estas actividades las hacen en campos alquilados.
“Parte de todos los costos y gastos que tenemos las tenemos que cumplir con todos los contratos de alquiler. Esto se viene arrastrando de los cultivos de invierno, donde los rindes en el trigo fueron muy bajos. La lluvia nunca permitió recuperar el perfil del suelo. La sequía se viene arrastrando, llegada la fecha de siembra para el maíz y la soja, la situación se fue haciendo crítica y lo que llovió siempre fue justo para que los cultivos se vayan desarrollando”, resumió Marcos.
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