Se trata de Héctor Kattz, que según su defensa quiso disuadir a un atacante que había tomado a su esposa al ingresar a la casa
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Nunca imaginó el productor misionero Héctor Kattz que ayer 15 de abril iba a pasar su cumpleaños número 65 en prisión. Tampoco que un hecho de inseguridad lo llevaría a tener que elegir entre la vida de su mujer y la de delincuentes. Hoy por la mañana, Kattz recuperó su libertad.
Según pudo reconstruir LA NACION, todo sucedió el sábado pasado por la noche en la zona rural de Salto Encantado, cuando el matrimonio se encontraba en el interior de su casa y dos individuos golpearon la puerta para pedirle guardar la moto allí porque tenía una avería y que la pasarían a buscar al día siguiente.
Los Kattz, como muchos productores que viven en Misiones, habitan y trabajan en la chacra que poseen. En particular, ellos hacen en sus 30 hectáreas té, yerba mate y crían además algunas vacas.
Kattz procedió a abrirles el portón del garaje y cuando estaban en el porche de la casa, uno de ellos sacó un arma y lo apuntó. Su mujer, Laura Laumann, que se encontraba en la habitación, al escuchar ruidos, se presentó en el lugar. En ese instante, en el forcejeo el colono logró liberarse pero el delincuente tomó a su mujer por el cuello y la hizo arrodillar, apuntándole a la cabeza. Fue ahí que Kattz tomó un pequeño revolver que tenía guardado en una cómoda y disparó.
“Estaba todo muy oscuro. Kattz disparó para intimidar y disuadir al delincuente para que libere a su mujer y le dio el tiro en la cabeza, que por cierto tenía antecedentes y que había sido liberado en Buenos Aires por el tema de la pandemia. Ayer, en la declaración indagatoria ante el Juez Horacio Alarcón, Kattz, que es evangelista, le dijo que Dios había guiado su mano para que no la maten a su mujer, que se encontraba arrodillada con un 22 largo en la cabeza”, dijo a LA NACION, Claudio Katis, abogado defensor de Kattz.
“Hay legítima defensa, ayer el juez caratuló homicidio simple con exceso en la legítima defensa. Pero nosotros ya presentamos un escrito para pedir la inmediata excarcelación de nuestro defendido”, añadió.
Según contó a LA NACION Adrián Luna Vázquez, presidente de la Federación de Asociaciones Rurales de Misiones, en los últimos meses los delitos rurales en la provincia crecieron de una manera exponencial. El lunes pasado por la mañana, decenas de colones de Salto Encantado salieron rumbo a la comisaría local para pedir la libertad de Kattz, a quien apodan Tiko. Laumann, que ya prestó su declaración testimonial, aun continúa en estado de shock.
Para Luna Vázquez, la situación de inseguridad rural en la provincia se ha incrementado de manera descomunal. “Es una locura lo que viven los productores y la gente en el campo. Sabemos que no es la manera de resolver y que no queremos que se convierta todo en un far west, porque la gente acá es muy tranquila y trabajadora lo que menos quieren son líos”, describió.
En este contexto, los productores están preocupados y tienen miedo. “Entran a los campos donde trabajan, que además es el lugar donde viven. Por eso están dispuestos a tirarle a quien entre, porque se sienten desprotegidos y no hay respuesta de las autoridades. La policía hace cosas pero estas son ocasionales. No está sistematizada la seguridad rural y ni el control”, añadió.
Según contó el dirigente, no son hechos aislados y todo fue in crescendo en los últimos meses. Dijo, además, que se deben sumar los muchos delitos que suceden de manera clandestina, sin violencia. “Sin ir más lejos ese mismo fin de semana, en Caraguatay ingresaron a un establecimiento rural y balearon en el brazo a un empelado para robar. Ayer, un grupo armado de delincuentes asaltó a un productor ganadero de Parada Leis, cerca de Santa Inés, que luego de golpearlo, se llevaron dos millones de pesos”, remarcó.
Luna Vázquez recordó que el hecho de inseguridad rural visagra fue cuando asesinaron al productor Rodolfo Weber en Santiago de Liniers, cerca de El Dorado, el año pasado. “Como empezaron los reclamos de los productores, se armó una policía rural pero la verdad es que están trabajando con pocos recursos y no dan abasto. Deberían controlar las rutas para ver qué mercaderías se trasladan y hacer controles de bromatología para poder combatir delitos como el abigeato y la venta de yerba ilegal”, describió.
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