Por la incertidumbre como consecuencia de la sequía, que impactará sobre la producción, en septiembre y octubre pasado los productores comercializaron de la cosecha nueva solo 200.000 toneladas
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CÓRDOBA.- En los últimos 20 años no hay antecedentes de tan bajas ventas de la cosecha nueva de trigo como en los últimos dos meses, septiembre y octubre. Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) señala que el escenario comercial del cereal continúa presionado por la escasez de oferta y por la incertidumbre respecto al piso de producción y a la calidad del grano de la próxima campaña para la que se estima una producción de 13,7 millones de toneladas con un rinde aproximado de 27 quintales por hectárea por la sequía y las heladas.
En este contexto, la comercialización viene en caída libre: durante septiembre y octubre el volumen comercializado sumó 0,2 millones de toneladas. Desde la campaña 2022/23 no hay niveles de ese volumen. La BCR lo señaló así: “Durante septiembre y octubre, el volumen comercializado de trigo sumó 0,2 Mt. Hay que remontarse al ciclo 2003/04 para observar volúmenes tan pequeños y, aun así, el acumulado de compras de la campaña 2022/23 durante este período es el más bajo en, al menos, 20 años. La seca y la baja tendencial del rinde están dejando su huella en las estadísticas de compras”.
En julio pasado, las compras domésticas de trigo nuevo mostraban un avance récord respecto a los años anteriores con 5,1 millones de toneladas. Desde entonces, comenzaron a estancarse y tres meses más tarde, acumula 5,4 millones de toneladas.
El economista Jorge Ingaramo califica la situación de “dramática” con un fuerte impacto en la economía. “Si se exportan, como se proyecta, 4 millones de toneladas menos, las pérdidas para el país rondarán los US$1400 millones; si se mira el valor de la producción son US$2400 millones y en recaudación de retenciones, si no se tocan, la baja alcanza los US$168 millones”.
Ingaramo plantea que en las últimas cinco campañas de trigo -sin contar la última- se produjeron 18,9 millones de toneladas promedio con un área sembrada de 6,7 millones de hectáreas, que ahora cayó a 6,1 millones. “Es decir, la sequía ya impactó además en el posible efecto de la autorregulación exportadora que impuso el Gobierno el año pasado y que (el exministro de Agricultura Julián Domínguez) no modificó por el precio del pan en Buenos Aires”, apunta.
Proyecciones
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires tenía una proyección de 20,6 millones de toneladas -más que la media- y la fue bajando hasta 14 millones. Ingaramo repasa que, aunque en la zona sur de Buenos Aires (31% de la cosecha concentra) hubo lluvias, también ocurrieron heladas tardías, por lo que se están “definiendo rindes”.
De la estimación original ya se perdieron 6,5 millones de toneladas que representan unos US$2400 millones en valor de producción.
Para la Bolsa rosarina, la situación es peor, ya que calcula unas 13,7 millones de toneladas “más influenciada por la zona núcleo”, según Ingaramo.
Frente a este panorama, el economista indica que las exportaciones se “autorestringieron o se restringieron” desde el Gobierno y hay declaradas desde hace tiempo 5,4 millones de toneladas de trigo “con un alto porcentaje, de alrededor del 40%, de precio a fijar; el año pasado a esta altura eran 9,8 millones”. Ingaramo no espera que vayan a mejorar las cifras. En el 2021/2022 se llegaron a comercializar 25 millones de toneladas, entre oferta previa y producción.
Hay que tener en cuenta que la molienda necesita unos 7 millones de toneladas al año, que sumadas a las 5,4 millones vendidas hacen 12,5 millones de toneladas.
Por su lado, el economista del Ieral Juan Manuel Garzón, coincide en que los factores climáticos hicieron “daño” y obligaron a corregir a la baja las proyecciones y en que el saldo exportable es “bajo” -él lo estima entre cinco y seis millones de toneladas- de las que los exportadores ya compraron tres millones que se suman a los dos millones del ciclo anterior que no se pudieron exportar. “Hay pocos incentivos a salir a comprar, porque ya lo hizo y porque tiene cierta preocupación acerca de si podrá operar lo que adquiera”, insiste.
Por supuesto, ya hay impacto en el precio de la bolsa de harina y, por ende, en el del pan. El trigo, en situaciones habituales, tiene un peso del 13% en el precio del kilo de pan, pero esto cambia con la actual situación.
Otra noticia en la coyuntura semanal que hizo eco en los mercados locales vino de la mano de la prórroga excepcional de los embarques de trigo por 360 días para aquellas ventas al exterior declaradas con un período de embarque desde diciembre a febrero inclusive, con el fin de garantizar tanto el cumplimiento de los compromisos de exportación como el abastecimiento del mercado interno.
Se trata de una prórroga automática excepcional de 360 días corridos a las Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) con período de embarque comprendido entre el 1 de diciembre de 2022 y el 28 de febrero de 2023.
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