En Entre Ríos, el productor Pedro Enrique Brandi construyó instalaciones con postes de pino en las que se pueden evitar las mermas en el volumen de leche cuando hay barro o altas temperaturas estivales
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Con materiales de bajo costo, en el CREA Concepción del Uruguay han construido galpones que permiten encerrar a las vacas lecheras durante los días de lluvia y de altas temperaturas. Estas instalaciones juegan muy a favor del confort de los animales, lo que mejora los índices productivos, al tiempo que dan mejores condiciones de trabajo a las personas que los atienden. Los galpones están construidos con postes de eucaliptus y lona plástica, a semejanza de los utilizados en tambos del Uruguay.
La empresa de Pedro Enrique Brandi -El Caraguatá- ocupa 4500 hectáreas en el departamento de Nogoyá, en la provincia de Entre Ríos. De ese total, 1400 hectáreas son utilizadas por cinco tambos pastoriles, en tanto que la agricultura se desarrolla en otras 1400 hectáreas. El resto posibilita la cría y recría de otras categorías ganaderas, como terneras, terneros, vaquillonas etc.
“El Caraguatá es un campo con aptitud ganadera principalmente, pero las lluvias de los últimos años - 1350 milímetros en promedio- han permitido el cultivo de maíz (con rindes de entre 6500 y 7000 kiloigramos por hectárea) y de soja (2200-2400kg/ha), con los cuales se abastece el 80% de los requerimientos de concentrados de los tambos”, afirma Brandi.
En los cinco tambos hay 2200 vacas totales, que se alimentan con un sistema básicamente pastoril. Los vientres reciben servicio estacionado para parir de mayo hasta septiembre. La producción promedio por vaca es de 24 litros por día, a partir de una triple cruza entre Holando (aporta producción de leche y buenas ubres), Jersey (aporta alto contenido de grasa y proteína en la leche) y Montbeliarde (aporta rusticidad y buenos aplomos). La leche producida se vende a dos usinas que pagan por el tenor de sólidos útiles del producto, de gran calidad higiénico sanitaria, según revelan los análisis.
Por qué galpones
Entre Ríos es una provincia con suelos muy arcillosos que se saturan rápidamente con el agua de lluvia, lo que genera mucho barro que dificulta el traslado de vacas y alimentos en empresas tamberas intensivas, en las que hay permanente tránsito de tractores y camiones.
Los temporales también provocan importantes pérdidas de plantas de las pasturas por pisoteo de la hacienda. Además, las ubres embarradas prolongan el tiempo de ordeñe, complican el trabajo de los responsables y aumentan la incidencia de mastitis.
Según observa Brandi, el cambio climático de los últimos 25 años ha causado un aumento de las precipitaciones del orden del 25% en la región (unos 250 a 300 milímetros adicionales por año) y se pronostica que se incrementarán otro tanto en los próximos 25 años. Asimismo, ha generado un considerable aumento de temperatura ambiente, con frecuentes olas de calor con humedad que afectan a la hacienda en pastoreo.
Barro y calor, entonces, son dos razones que movieron a productores como Brandi a instalar galpones para dar mayor confort a las vacas, mejores condiciones de trabajo a las personas y mayor vida útil de pasturas, verdeos y callejones.
“Cinco años atrás, el grupo CREA Concepción del Uruguay visitó establecimientos tamberos de Uruguay. Allí vimos galpones con estructura de postes de eucaliptus y techos de lona plástica, similares en su diseño a los invernáculos de flores. De vuelta, decidimos repicar esas estructuras en varios campos del grupo”, rememora Brandi.
La inversión para su instalación es del orden de los 15 a 20 dólares por metro cuadrado (incluye la estructura de madera y techo de lona plástica), sensiblemente menor a la de un galpón metálico como los que se usan para lechería en confinamiento permanente.
La vida útil de los postes de madera se estima entre 15 y 20 años y la de la lona plástica del techo, en unos cinco años. Los riesgos del techo son los daños por granizo y vientos huracanados, pero su reparación es fácil y rápida, según indica el empresario.
Diseño de los galpones
Los galpones de El Caraguatá tienen una construcción ajustada a las normas de diseño de la universidad de Kentucky en cuanto a la orientación, correcta ventilación, disposición de bebederos, alturas, pendientes de techo, superficie por vaca, etc.
La parte central del galpón construido en El Caraguatá, donde se ubica la pista de alimentación y las calles laterales de vacas, es de estructura metálica convencional pero liviana, capaz de cubrir un ancho de 14 metros. Adosados a ambos lados de esta estructura metálica están los galpones de estructura de madera y techo de lona plástica de 18 metros de ancho, que permiten contar con 12 metros cuadrados de cama por vaca.
Los postes de eucaliptus que se usan en los galpones laterales son creosotados, similares a los que se emplean para el tendido de líneas eléctricas. La lona plástica de 200 micrones de espesor se puede comprar en Uruguay o en un representante local. Se fija con listones clavados a la estructura primaria.
La cama del galpón -que es abierto, sin boxes para cada animal- es de aserrín, lo que brinda gran confort para las vacas. Con la orina y la bosta se va humedeciendo la superficie y puede levantar temperatura hasta 50°C. Para mantenerla en condiciones, dos veces por día se pasa un roto aireador que mezcla las capas profundas con la superficiales e incorpora oxígeno a la masa para reducir la temperatura y favorecer el compostaje. Además, dos veces por semana se pasa un cincel a mayor profundidad, que también trae hacia arriba las capas inferiores y favorece la aireación. Ambas herramientas dejan una superficie mullida, muy cómoda para las vacas, que permite una rumia y descanso muy tranquilos.
Cuando la cama de aserrín se satura con desechos, se reemplaza por una nueva esparciéndola en el campo como abono. “Con buen manejo de la cama no es necesario modificar el plan sanitario del rodeo ni tomar precauciones especiales para la prevención de mastitis”, aclara Brandi.
El costo total de un diseño mixto -metálico en el centro y con postes y lona en los costados- aumenta a 55 a 60 dólares por metro cuadrado. Este valor incluye movimiento de suelos, pista y calles de hormigón, estructuras, techos, bebederos, instalación de agua, instalación eléctrica, aserrín para la cama, etc. El galpón construido en El Caraguatá tiene 160 metros de largo y 50,5m de ancho total. Terminado, con todas las instalaciones, costó 450.000 dólares.
En el campo de Brandi se utiliza uno de los galpones con postes de madera para el preparto y la atención de las pariciones, y el otro para el ordeñe, que cuenta con una instalación espina de pescado de 16 bajadas para 450 vacas. Hacia adelante, el empresario proyecta construir un galpón en cada uno de los cinco tambos del establecimiento.
El sistema productivo de El Caraguatá es de alimentación básicamente pastoril (alrededor del 50 por ciento de la dieta es forraje), pero los días de lluvia o con barro las vacas permanecen en galpón. Además, explicó el productor, durante los meses de verano quedan encerradas medio día y se suplementan con forrajes conservados suministrados en la pista de alimentación, tras lo cual salen a pastoreo de los lotes.
Los números
El sistema de producción de El Caraguatá permite llegar a una satisfactoria producción por vaca -24 litros de leche por día- con bajo costo de producción. Se diferencia de los sistemas 100% estabulados, que pueden alcanzar producciones de 30-40 litros por día por vaca encerrada, pero con un costo de alimentación con concentrados sensiblemente mayor. Estos están representados principalmente por los free stall, donde las vacas están encerradas todo el año en cubículos individuales que solo abandonan para ser ordeñadas. El costo estimado de estos galpones, algunos de los cuales ya se han construido en la Argentina, puede llegar a 3000 dólares por vaca, según equipamiento.
En la empresa de Pedro Brandi, el galpón de preparto y parición permite seguir de cerca y asistir 2200 partos por año, en vez de que se produzcan en el lote en medio de inclemencias climáticas.
La mortandad perinatal de terneros bajó a 2% con este sistema de parición. También cayó al 0,6% la mortandad de vacas y vaquillonas al parto. La tasa de calostrado exitoso para la trasmisión de anticuerpos al ternero es del 94%. La mortandad en la crianza resulta menor a 3% sobre 2160 terneros criados.
En el galpón de vacas en ordeñe, la producción individual resultó 13% mayor a la de los tambos comparables. El recuento de células somáticas fue 10% menor que el de tambos similares. Los resultados obtenidos permiten repagar las inversiones en tres años.