Es por las últimas lluvias, donde hubo regiones que superaron los 300 milímetros; piden avanzar con obras para amortiguar la situación cuando hay excesos hídricos
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“Es cíclico, cada cuatro años los productores santafesinos sufrimos una inundación en los campos y no tenemos solución gubernamental al respecto”.
Las palabras corresponden al veterinario Cristian Bianchi, que hace 52 años trabaja en el centro sur santafesino, donde luego de tres días de intensas lluvias, con milímetros que rondaron desde los 300 a los 350, hay anegamientos de campos en la región. Se trata de campos ubicados en los departamentos de San Jerónimo, Iriondo, Belgrano, San Martín y San Lorenzo, entre otros que conforman la cuenca del arroyo Carrizales.
Según contó Bianchi son al menos 400 productores agropecuarios que tiene sus establecimientos con mucha agua. “Son alrededor de 600.000 hectáreas comprometidas, donde unas 400.000 forman parte de la pericuencia y el resto, unas 200.000, pertenecen a la cuenca en sí”, detalló a LA NACION.
En este contexto, el veterinario describió que luego de esas intensas lluvias se sumaron las aguas que bajan de los campos más arriba, donde en los escurrimientos hacia los arroyos no encuentran canalizaciones para llegar a los ríos Coronda o al Paraná.
“Lo que sucede es que cuando llueve mucho en los campos de más arriba con el agua se arrastran los suelos. El campo donde yo trabajo tiene 3000 hectáreas, de las cuales 2000 son objeto de anegamiento”, detalló.
En el establecimiento donde trabaja Bianchi hacen agricultura y tienen un rodeo conformado por 5000 cabezas de ganado de la raza Braford. “Pudimos sacar del agua los animales pero todo lo que veníamos edificando con pasturas desapareció. En plena etapa de destete, hay grandes pérdidas de kilos también”, indicó.
Además del traslado de la hacienda, describió que el deterioro que sufrieron los cultivos agrícolas en la zona son de importancia. “Sobre todo la soja que es el cultivo que menos defensa tiene por la altura y en este momento esta con una alta humedad. El deterioro del grano va a ser considerable. Veremos cuando haya algo de piso para entrar para ver cuáles son las condiciones que encontramos”, analizó.
Bianchi relató lo que considera como el verdadero problema que enfrenta la región. “La cuestión es que se canalizó a medias el arroyo Carrizales, donde solo se canalizó la parte superior de la cuenca. Pero la parte inferior de la cuenca, o sea los últimos cinco kilómetros hacia arroyo Monjes, es un cuello de botella, donde frena el agua que viene de los campos altos, se desborda y se anega los campos aledaños”, dijo.
“Es un embudo que produce crecidas espontáneas por al drenaje en la parte superior de la cuenca, lo cual hace que el agua corra hacia abajo desbordando los cauces ya canalizados, erosionando los suelos afectados y anegando extensas zonas productivas”, añadió.
Frente a este escenario constante, productores de la región pidieron acciones al gobierno provincial anterior para morigerar los efectos hídricos sobre el complejo productivo y se tomen medidas políticas urgentes.
La propuesta concreta fue realizar un canal aliviador secundario y alternativo de cinco kilómetros de extensión y de 50 metros de ancho por cuatro de profundidad para reducir el caudal en tiempos de inundaciones hacia el rio Coronda.
“Lo que le dijimos es que nos hacíamos cargo de construir un canal para solucionar los problemas y aliviar el agua que venía de más arriba cuando las lluvias eran intensas pero no hubo voluntad para hacerlo”, concluyó.
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