El día de mi anterior artículo sobre mi gira con IpesaSilo, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, según sus siglas en inglés) emitió su reporte mensual. El efecto en el mercado fue devastador.
Más allá de las teorías conspirativas, hay que entender que este organismo tiene estructuras muy amplias para el muestreo y procesos rígidos. Estos últimos, posiblemente, hoy le hayan jugado en contra. En el mercado se habla mucho de ese informe, pero hay muy pocos valientes que apuesten en contra de este organismo. El derrumbe de los precios es una clara evidencia de ello.
Los productores y analistas ponen en duda la producción estimada en el último reporte. Por el lado del maíz, comentan que el reporte está basado en un peso de las espigas muy elevado que, difícilmente, se concrete. Respecto a la soja, dicen que es temerario pensar que los estados del sur en los que se esperan rindes récord puedan balancear la reducción en los mayores estados productores afectados por la seca. Sólo el tiempo develará quién tiene razón.
De lo que si podemos hablar es lo que este tercer año de bajos precios le está haciendo a las finanzas de los farmers y tamberos americanos.
Sobre el final de la semana pasada recorrí Ohio, West Virginia, Virginia y Pennsylvania. Estos estados tienen menor peso agrícola, pero alojan a una buena cantidad de tamberos a los que proveemos con bolsas de forrajes.
Allí nos contaron que los precios de la leche están debajo del costo de indiferencia, con valores de 29 centavos por litro. Unos cuatro centavos debajo del valor de equilibrio. En algunos lugares tiran leche para no deprimir más el precio. Aun así, los productores tratan de capear la crisis aumentando la escala. Peligrosa apuesta si la coyuntura se mantiene. Por ahora, los bancos los siguen apoyando.
Esta última semana estuvimos por Nebraska, Kansas, Colorado y Oklahoma, zona que flota sobre un gigantesco acuífero subterráneo llamado Ogalalla.
En Nebraska, la agricultura se realiza principalmente bajo riego, tanto por inundación como mediante pivotes. Los cultivos allí están en un excelente estado, si bien algo retrasados. El verano ha sido el de menores temperaturas en los últimos años. El reclamo de los farmers es por más sol y calor.
A medida que nos alejamos de la frontera con Iowa, donde los pivotes no dejaban de regar, comenzamos a ver la mayoría de los equipos detenidos. Las buenas lluvias y las bajas temperaturas hacen innecesario regar. Si bien las sojas se ven muy buenas, al igual que en las otras zonas recorridas el escape de malezas es notable.
Allí la preocupación económica también está presente. Hace años que dicen trabajar a pérdida. Durante nuestra recorrida, uno de nuestros distribuidores, que es también un concesionario de maquinaria, nos trasmitió su preocupación. Lo habían llamado del banco para que no se estoqueara de cosechadoras ni tractores, ya que no iban a aprobar créditos para compra de nueva maquinaria.
En el Kansas, como en Colorado, pudimos ver mucho maíz, tanto irrigado como en secano, además de una enorme superficie con sorgo. Todos muy retrasados pero en excelente estado. El área de ambos cultivos ha crecido este año, restándole superficie al trigo de invierno para el próximo año.
En toda esta área la buena producción y los bajos precios afloran al momento de entregar los granos. Los cupos de entrega durante la cosecha son prohibitivos. El más barato, gracias a la demanda de la industria del etanol y los feedlots, es el maíz. Al nivel de las cotizaciones actuales, el costo de entregar en cosecha es de “solo” el 10% del valor del mismo. Cuando hablamos del trigo, la cuestión se complica aún más, el valor del cupo sube a un 45% del valor que recibe el productor.
Aquí, crease o no, las pilas de grano al aire libre son comunes. Las pérdidas que genera esta manera de almacenar explican parte del valor de los cupos, el resto, por una enorme ganancia de los acopios.
Algo parecido sucede en los estados productores del sur. En esta zona, la capacidad de almacenaje es baja, ya que estos fueron principalmente productores de algodón. La realidad allí es que quien no ha cerrado contratos fijando un valor del cupo de descarga posiblemente no tenga dónde entregar el grano. a menos que acceda a pagar cupos de descarga exorbitantes.
Esta situación ha llevado a ambas zonas a adoptar el embolsado de granos por una cuestión de supervivencia. Como bien sabemos en la Argentina, después de años de apretarnos los cinturones, a los bajos precios se sobrevive adoptando tecnología. Después de años de protección y altos precios, algunos productores americanos lo están descubriendo. Los que no lo hagan seguramente no sobrevivan.
El autor es responsable de comercio exterior de IpesaSilo