En el establecimiento Renancó, de la familia de Horacio Irisarri, productor agropecuario de Huinca Renancó, al sur de la provincia de Córdoba, el fenómenos le hizo perder decenas de hectáreas con cultivos
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“Pasaron cosas ayer en el campo”. En X, con dos impactantes fotografías del antes y el después, Horacio Irisarri, productor agropecuario de Huinca Renancó, al sur de la provincia de Córdoba, en el límite con La Pampa, mostró el estado en el que quedaron los lotes de cultivos de girasol y de maíz tras dos intensas granizadas en la zona.
Fue el lunes pasado, previo a Nochebuena, cuando en el establecimiento familiar Renancó, a unos 25 kilómetros al norte de esa localidad, sobre la ruta nacional 35, se desató una tormenta de granizo y viento que en menos de una hora se llevó puesto no solo el girasol que había sido sembrado en octubre, también parte del maíz temprano, la soja de primera, el maíz tardío y los lotes de alfalfa listos para dar de comer a la hacienda.
“Estaba en Coronel Suárez para pasar Navidad con la familia de mi mujer cuando me llamó desde el campo uno de los chicos que trabaja conmigo hace mucho tiempo y me dijo que había caído piedra y cuando fue a recorrer había un desastre bárbaro. Y, mientras hablábamos me comenta que ‘se largó de vuelta y volvió a caer piedra’. En el lapso de una hora cayeron dos tormentas de mucha cantidad de granizo chico y viento impresionantes”, contó Irrisarri a LA NACION.
Pasaron cosas ayer en el #Campo
— Horacio I. (@hjirisarri) December 24, 2024
Hace una semana estábamos aplicando en #Girasol +Boro y Fungicida pic.twitter.com/HB687uAu32
Según comentó, ya más con un ojo clínico agronómico para determinar los niveles de daño, al otro día se acercó el asesor técnico del establecimiento, Guillermo Rivetti, e hizo el relevamiento correspondiente: “Nosotros tratamos de hacer un poco de diversificación de riesgo climático. Teníamos maíz de primera, sembrado en septiembre; unas 165 de girasol, sembradas mediados de octubre; 500 de soja sembradas a mediados de noviembre y maíz tardío sembrado a fines de noviembre y primeros días de diciembre. También teníamos 80 hectáreas de alfalfa para dar de comer a la hacienda. Tanto el girasol como el maíz de primera ya estaban bastante definidos”.
De las 165 hectáreas de girasol fueron afectadas unas 130, “prácticamente el daño es total”; de las 500 hectáreas de soja, unas 230 fueron dañadas pero, si bien “la foto es muy impactante, la oleaginosa va a rebrotar, tenían seis nudos y se perdieron entre dos y cuatro nudos en cada planta”.
“Por suerte, las dos franjas de granizo pasaron por un mismo sector y en el maíz de primera solo afectó 20 hectáreas de las 280 que teníamos. Está deshojado, pero no creo que sea pérdida total, dependerá de la capacidad de la planta de llenar ese grano. En el maíz tardío nos voló por completo unas 150 hectáreas, un 60% de la superficie total, pero hasta que no metamos la máquina para resembrar no vamos a saber. En el maíz tardío estaba todo el partido por jugar, todo por delante con lindas expectativas, habíamos invertido y refertilizado. También la alfafa fue destruida, ahora tengo que ver qué le doy de comer a la hacienda en estos 40 días hasta que vuelva la pastura”, detalló.
Además, va a sembrar soja en los lotes donde estaba el girasol, porque ya no no es fecha para resembrar ese cultivo. Si bien contaba con seguro, “es anecdótico porque uno pierde mucho más de lo que el seguro va pagar”.
“Hay que sumar las horas de trabajo y los estudios agronómicos que uno hace con mucha anticipación, esas cosas tampoco no se vuelven a recuperar. El seguro es un aliciente para no perder algo de la inversión que se hizo”, remarcó.
“Hace 20 años que estoy a cargo y administro la empresa agropecuaria familiar y solo habíamos tenido un evento pequeño de granizo, pero muy leve. Pero como este fenómeno climático en dos décadas nunca nos pasó”, agregó.
Para Irisarri, el problema ahora está en conseguir los insumos para resembrar, como por ejemplo la semilla: “Es todo a contrarreloj, porque cada día que pasa perdés rendimiento en los cultivos”. Aun así, conociendo que el campo es una fábrica a cielo abierto sabés que tiene que seguir apostando, “a resembrar, a intentar de vuelta a hacer cultivos, a no perder el año y a rezar para que los próximos tres meses climáticamente sean buenos para que esta resiembra que se haga tenga sentido”.
“Otras alternativas no nos quedan. No podemos darnos el lujo de perder el año y dejar hectáreas sin producir y superficies que queden improductivas. Así que vamos para adelante”, finalizó.
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