Magui González y Leonardo Crespo son los creadores de Aurelia, un emprendimiento que comenzó con velas de cera de soja y aromatizante; de facturar $1,2 millones con la venta online en la pandemia saltaron a 40 veces más
- 5 minutos de lectura'
Hace más de dos años, Magui González y Leonardo Crespo contaban a LA NACION que habían creado un hobby a principios de 2019 para sobreponerse a la pérdida de su beba, Aurelina, pero de a poco aquella iniciativa que impulsaban sus más cercanos se convirtió en un negocio rentable. La pareja, de Lincoln, provincia de Buenos Aires, comenzó a elaborar velas de cera de soja y aromatizantes para el emprendimiento que hoy lleva el nombre de su hija. La idea surgió tras la inversión de $7000 por la venta de un viejo sillón que tenían en un rincón de la casa.
En el primer año, el emprendimiento facturó $1,2 millones a través de la venta online que hizo potenciar la pandemia: hoy facturan 40 veces más. Como negocio, el emprendimiento comenzó a expandirse en el último tiempo en los hogares para ganarle la batalla a la crisis económica del país. Ellos, sin embargo, cuentan que lo comenzaron como un pasatiempo y sobreponerse a la pérdida de la beba. El auge de las velas de soja creció en plena cuarentena estricta como una alternativa para decorar y aromatizar los recodos de la casa.
“En 2021 nos abrimos al país, todavía no entendemos por qué pasó eso. Nos escribieron de Paraguay, Chile, Colombia, y comenzamos a mandar productos a distintos lugares, seguíamos trabajando en casa en ese momento, pero a partir de esto [el auge] nos dimos cuenta de que necesitábamos un lugar para ampliarnos. En pandemia la gente mandaba el mensaje pidiendo el producto con sus características, lo armaba y la persona pasaba a buscarlo. Le entregaba la bolsita desde la puerta casi sin mirarlo”, recuerda Magui de los momentos de encierro.
Una vez superada la cuarentena, el negocio fue tomando forma gracias a las reinversiones que hacían para poder expandirse. “Nos fuimos a un lugar más grande, pusimos bien el taller, porque el vajillero de platos y vasos de la casa se había transformado en el depósito; el living se había convertido en la fábrica. Nos siguió yendo bien, por suerte, la gente siguió acompañando, eligiéndonos y pudimos alquilar un local, que después de un tiempo nos fue quedando chico también. Hoy alquilamos uno más grande”, enumera. La ampliación del local surgió tras la invención de nuevos aromas y productos. La pareja empezó con cuatro aromas y hoy esa gama se extiende a más 40, en velas, difusores y aromatizadores textiles y de ambientes, con más de 15 opciones diferentes de aromas por producto.
“Cuando terminó la pandemia, la gente nos pedía algún lugar a donde poder ir, sentir y ver los productos”, contó. Así se consolidó la expansión del emprendimiento, que vivió en los últimos dos años un proceso acelerado de crecimiento. “Llegamos a alquilar los dos locales, uno para la producción y el otro para la venta. Este año se nos dio la posibilidad de refaccionar una esquina antigua que es el estilo que nos gusta y acompaña la estética del proyecto, porque después de años vas entendiendo que hay una estética que seguir; colores que son propios de la marca, porque como todo el mundo arrancamos al tun tun. Hoy estamos en un lugar con taller integrado, depósito y lugar de venta”, explicó.
Al comienzo, la producción la hacía solo con su marido, pero con el tiempo una de sus hermanas se sumó a tiempo completo, además tienen una colaboradora part time: “Siempre estamos muy agradecidos por el acompañamiento de la gente”. A los productos para el hogar, sumaron cuatro fragancias de perfumes de uso personal y 7 de body splash.
“Los $7000 que invertimos salió de la venta de un sillón que no quería ver más en mi casa y con esa plata arrancamos. Nos preguntamos en ese entonces, ¿qué hacemos con esta plata? Y coincidimos [con su pareja] en hacer algo para entretener, generar y que pudiera ayudar económicamente”, añadió. El auge del negocio los llevó a crear toda una estructura de negocio que jamás pensaron que hoy tendrían cuando recién comenzaban.
“Nos pasaba que cuando se iba a buscar en stock un difusor de un aroma, nos encontrábamos con que no había para reponer. Tuvimos que contratar un sistema que nos permite saber qué productos elaborar para no quedarnos sin stock o producir de otro producto. Esas cosas que hacen a la profesionalización del negocio. Por suerte, podemos reinvertir todo lo que podemos, porque vivimos con el sueldo de Leo -trabaja en un banco-, porque nos parece que el crecimiento del negocio necesita de eso”, acotó.
Magui destacó lo difícil que es “emprender, luchar y remar” todos los días para mantener un proyecto a flote. “Hacer productos que funcionan, haber logrado que la marca tenga impronta, que genere lindas sensaciones y que sea reconocida, son cosas que nos hacen sentir mucho orgullo. Esto es producto de trabajar con compromiso, dedicación, respeto, mucho amor y ponerle garra, fuerza y meterle para adelante en la diaria. Han sido clave para nosotros, y creemos que son cosas que nos permiten seguir estando. Siempre decimos que en cada producto que hacemos, ponemos un poquito de magia, linda energía, mucho amor y cariño, que después, afortunadamente, quienes nos consumen lo perciben”, sintetizó.
La pareja tomó talleres y cursos para avanzar con la iniciativa y elaborar los productos a gran escala. El local, en Lincoln, hoy apuesta a la maceración a granel de las esencias, eso significa que también se manejan con productos sueltos. “Es como ir a comprar cerveza tirada, pero de determinados aromas para elaborar productos. Además de ser económico, esto surge por la iniciativa nuestra de la reutilización de los envases para no generar desperdicios, que eso nos importa un montón”, afirmó.
“Aurelia [su beba] siempre está entre nosotros; vamos a morir con eso, y ahora estamos más tranquilos. Tenemos mucha paz con eso”, cerró.
Otras noticias de Comunidad de Negocios
- 1
Primero en el mundo: un orégano con alta concentración de aceites esenciales quedó a un paso de un sello único
- 2
Se vende: un fiscal detectó irregularidades en la inminente subasta de un edificio del INTA y pide evitar “posibles hechos de corrupción administrativa”
- 3
El Presidente y el campo: crece la confianza del agro en Milei y alcanzó un récord histórico
- 4
¿Rosa pálido?: las demandas disruptivas en el consumo de carne vacuna que llegan al exclusivo negocio de exportar