Lo resolvió anoche el Gobierno y es para las siete provincias afectadas; buscarán asegurar la provisión de agua potable por la crisis hídrica más grave desde 1944
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La bajante del río Paraná, que sigue agravándose y ya está en su peor nivel desde 1944, está provocando pérdidas en el sector productivo de siete provincias y genera diversos inconvenientes en las localidades de la cuenca. Por ello, el Gobierno nacional decidió crear un Fondo de Emergencia Hídrica por unos $1.000 millones que servirá, entre varias medidas, para asegurar la provisión de agua potable.
En una reunión que encabezó el viernes por la noche en Casa Rosada el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, se definió que a través del Ministerio de Obras Públicas se destinen partidas para asegurar, como una de las principales medidas, agua potable a las localidades afectadas.
Entre las tareas que deberá ejecutar la cartera que conduce Gabriel Katopodis, se encuentran “tomas de agua sobre el río Paraná y arroyos interiores; la adquisición de bombas y dragados, adecuación de canales, cañerías de conducción y aducción e impulso, y pontones para tomas temporarias”, según informaron fuentes oficiales.
También se resolvió la creación de un Programa de Emergencia Hídrica para verificar el abastecimiento de agua potable y generación de energía eléctrica en los ríos Paraná, Iguazú y Paraguay.
En la reunión encabezada por Cafiero, de la que participaron los ministros Sabina Frederic (Seguridad) y Juan Cabandié (Ambiente) y funcionarios de Obras Públicas y de Interior, se activó además el Sistema Nacional de Gestión Integral del Riesgo (SINAGIR) análisis y monitoreo de la situación.
Se resolvió que la cartera Ambiente y Desarrollo Sostenible incremente el control ante posibles incendios forestales y pastizales, que aumentan el riesgo en época de bajante pronunciada de las aguas. En tanto, desde Seguridad realizarán operativos de control a través de la Prefectura Naval.
Histórica
Desde 1944 que el río Paraná no contaba con niveles tan bajos. El origen de la actual situación se debe a la falta de lluvias en las cuencas de los ríos Paraná e Iguazú, en Brasil. Además, desde 2019 las precipitaciones han estado por debajo de las medias mensuales de los últimos 10 años.
La situación ya genera importantes problemas en siete provincias: Formosa, Chaco, Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires y Misiones. Por ejemplo, en el puerto de la capital entrerriana, el río descendió esta semana otros tres centímetros hasta llegar a una altura de -17 centímetros (debajo del nivel del mar); en 1944 había llegado a -1,40 metros.
Además de la provisión de agua y energía, ya se estiman pérdidas millonarias para el sector productivo. Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, la bajante terminará representando hasta fines de agosto un costo de US$315 millones para el complejo agroindustrial del Gran Rosario, considerando que habrá mayores costos logísticos entre transporte e industria.
El año pasado desde las terminales portuarias del Gran Rosario se embarcaron el 70% de los granos, el 96% de los aceites vegetales y el 96% de las harinas que exportó el país por US$20.000 millones.
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