En una jornada sobre estos productos en Venado Tuerto se analizó el avance de la tecnología
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Recientemente se realizó en Venado Tuerto el 2° Encuentro Nacional sobre Producción de Cultivos Extensivos con Biológicos y Estrategias Sustentables, organizado por Agribio y que reunió a más de 1300 asistentes.
Según se informó, la jornada consistió en un recorrido por 12 estaciones de lotes de soja tratados con algas marinas, polifenoles, diferentes cepas de hongos, bacterias, consorcios microbianos y levaduras, entre otros. En la zona de stands comerciales se presentaron 33 empresas argentinas y del exterior, presentando bioinsumos para soja y maíz.
Según un estudio de la consultora “Research and markets” y presentado por Ciafa, en 2021 los insumos biológicos representaron US$10.600 millones en América. Para 2025 se aguardan US$18.500 millones.
“Cultivos extensivos de Brasil y la Argentina, junto a producciones intensivas de frutas y hortalizas de México, Chile, Perú, Colombia han convertido a la región de Latam en la zona de mayor crecimiento de uso de biológicos agrícolas en todo el mundo”, precisaron.
Por el lado de los biopesticidas, se proyectan US$1800 millones para 2025 y un nivel de US$3400 millones para 2029.
En la Argentina existen 942 productos registrados en el Senasa incluyendo fitosanitarios, fertilizantes y enmiendas. “Corresponden a un total de 158 empresas registrantes. La gran mayoría de los productos son elaborados a base de bacterias (Bradyrhizobium Pseudomonas y Azospirillum) y en menor medida hongos (cepas de Trichoderma), destinados a la producción de soja, seguida por otras leguminosas como maní, vicia y legumbres, cereales y forrajes”, dijeron.
El 88% de los productos están registrados en Senasa como fertilizantes biológicos. El 38% son fitosanitarios, el 17% enmienda orgánica, el 29% fertilizante mezcla, el 13% fertilizante puramente orgánico, el resto como enmiendas biológicas (fuente Ciafa). El porcentaje de uso de biológicos en la Argentina ya está cercano al 7% en cultivos extensivos.
En lo que hace al tratamiento de la semilla de soja con productos biológicos inoculantes el porcentaje está en torno al 80%. “El uso de tratamientos de semilla biológicos con Trichoderma, Bacillus u otras sustantacias activas en cultivos como trigo y soja el porcentaje es del 7 al 10%. La utilización de biológicos de aplicación foliar está cercana al 3%. Estos porcentajes crecen en el manejo de cultivos intensivos (tomate, pimiento, etc.) en la Argentina”, explicaron. En Brasil, en cultivos extensivos, el uso de biológicos ya supera el 17%.
Interés
En el marco del evento, la organización del 2° Encuentro Nacional realizó una encuesta entrevistando a productores y asesores de soja y maíz. La pregunta fue: ¿qué razones los moviliza a interesarse por estas tecnologías de bioinsumos?
Los resultados de la encuesta arrojaron que la principal motivación fue la necesidad de incorporar herramientas para enfrentar la resistencia en todas sus formas. “La resistencia de las malezas a herbicidas, y la inminente situación de resistencias en plagas y enfermedades es lo que está marcando la necesidad de renovar el sistema productivo”, explicó uno de los productores consultados.
En segundo lugar se ubicó la oportunidad de utilizar tecnologías que igualen en rindes y resultados a los productos de síntesis química y que puedan ser más amigables con el ambiente. Por otra parte el 98% de los encuestados cree que el uso de biológicos crecerá en Argentina en los próximos 2 años.
La jornada realizada en Venado Tuerto reunió a un grupo de especialistas. El primer turno fue para el Dr. Luis Wall, director del Centro de Bioquímica y Microbiología de Suelos Departamento de Ciencia y Tecnología Universidad Nacional de Quilmes, quien dijo: “Necesitamos ir hacia modelos de transición que incorporen lo biológico. ¿Qué hace la microbiota del suelo? Transforma la materia, genera estructuras, y sobre todo crea redes de interacción que se incrementan notablemente con la rotación de cultivos de alta intensidad y diversidad”.
Según Fernando Salvagiotti, de INTA Oliveros, Santa Fe, “las bacterias de fijación libre incluidas en los inoculantes pueden provocar diferentes reacciones positivas en el cultivo o en el sistema de producción”. El efecto de la promoción de crecimiento es muchas veces más importante que los nutricionales. Mejores condiciones para la producción de biomasa estarán ligadas a la absorción de nitrógeno y a mayor aporte de la fijación biológica. El aporte nutricional de microorganismos incluidos en los inoculantes tendrá mayor impacto cuando se trate de fijación simbiótica, explicó.
Carlos Pichineti, investigador de INTA IMyZA Castelar, dijo qué es lo que el productor tiene que ver a campo cuando levanta una planta de soja. “Lo importante es la interacción entre el microorganismo y las plantas, o sea la fijación biológica de nitrógeno que está ampliamente distribuida en los ecosistemas. La simbiosis fijadora de nitrógeno en soja es una herramienta eficaz para sostener la producción. La selección de cepas con mayor eficiencia simbiótica agrega valor a la simbiosis “rizobio/soja”. Con las buenas prácticas de inoculación se puede lograr un sistema nodular robusto y efectivo. La base de elevados aportes de nitrógeno se logrará con un inoculante de calidad”, afirmó.
En tanto, Florencia Acame, coordinadora de la red de nutrición biológica de Aapresid, destacó que esta no se trata de una red experimental y se plantea como un espacio de investigación y extensión en el uso de tecnologías de estimulación y promoción del crecimiento vegetal. Está ligada al Sistema Chacras de Aapresid. “Se necesita una mayor colaboración y trabajo interdisciplinario para hacer frente a una nueva agricultura”, precisó.
Gustavo González Anta, de Indrassa, planteó qué eficiencia e impacto agronómico tienen los biológicos en los problemas de origen fúngico. Las respuestas son “no generar resistencia a los patógenos, el posicionamiento sobre las raíces y captura de nutrientes, la estrategia de parasitismo en la producción de complejos enzimáticos que no perforan la red celular de los organismos patógenos y los invaden, y la estrategia de antibiosis: producción de antibióticos que inhiben y destruyen el desarrollo de los patógenos”.
Finalmente, Adrián Mitidieri, de Agrodesarrollos, se refirió a los efectos de los bioestimulantes en semillas sanas. “Estos aportan rendimiento superior o similar al testigo químico (soja, trigo, cebada) incrementa el desarrollo radicular y foliar, y el stand de plantas bajo condiciones de estrés salino planchado. Tienen un efecto biocontrolador de patógenos en semillas con prestaciones normales alcanzando un control, número de plantas y rendimiento similar al testigo químico. Solo bajo condiciones de muy alta presión (ejemplo de fusarium o rhizoctonia) presentaron una performance menor que las tecnologías de síntesis química.
“En intensivos los resultados son excelente. Trabajamos con diferentes Trichodermas, Bacillus, micorrizas y extractos vegetales, materia orgánica líquida y concentrada proteica con excelentes resultados en bioestimulación en tomates pimientos o cultivos de hoja. La bioestimulación en soja también funcionó muy bien pero la clave es aplicar en R2, es en ese momento donde la planta mejor aprovecha el impulso del bioestimulantes, cuyo efecto decae si se lo aplica en estadios fenológicos posteriores”, precisó.
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