Según especialistas consultados por LA NACION, la percepción de los farmers sobre la situación económica del país y la visión proteccionista y menos ambientalista del candidato, entre otros puntos, fueron factores que jugaron en su favor
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Totalmente teñidos de colorado intenso se muestran en el mapa de los Estados Unidos: Texas, con 231.000 establecimientos productivos; Missouri; con 88.000; Iowa, con alrededor 87.000 farmers; también Ohio, Illinois, Oklahoma y Kentucky. Tras conocerse los resultados de las elecciones presidenciales en ese país, en la mayoría de los distritos donde el agro tiene un papel preponderante resultó ganador por un amplísimo margen el candidato republicano Donald Trump. Solo en Illinois, California y Minnesota aparece el color azul de los demócratas de Kamala Harris. Vale recordar que los estados de Iowa, Illinois, Indiana, Nebraska oriental, Kansas oriental, Minnesota meridional y partes de Missouri conforman el llamado corn belt (cinturón maicero). Allí también se encuentran muchos farmers que se dedican a la actividad ganadera y porcina.
Para Marcelo Elizondo, director de la consultora DNI (Dirección de Negocios Internacionales) y presidente de la Cámara Internacional de Comercio en la Argentina, si bien está la visión tradicional conservadora de los farmers que de manera indiscutida mostraron en las urnas sus preferencias hacia Trump, ha habido un voto masivo de todos los actores económicos, incluso en todos los sectores sociales.
“El resultado es una relación de descontento a la situación económica de los Estados Unidos. La candidata oficialista Kamala Harris ha cargado con una muy mala imagen de la política económica de Biden. A Biden se lo considera un presidente que ha tenido durante su mandato una excesiva inflación. No hay que olvidarse del rezago de la política monetaria expansiva excesiva que Estados Unidos puso en marcha durante la pandemia. Además, Biden, si bien no es responsabilidad de él, pero como consecuencia de esa política monetaria expansiva y de esa tasa de inflación que recién ahora comenzó a bajar, hay una sensación en Estados Unidos de que los niveles de precios quedaron muy altos”, dijo a LA NACION.
En este contexto, agregó que, en un país con estabilidad constante, esos valores elevados de los precios pega en no solamente los farmers, también en los consumidores, en los industriales, en las pequeñas y medianas empresas.
En esa línea, para Marcelo Regúnaga, coordinador General del Grupo de Países Productores del Sur y exsecretario de Agricultura, era un poco lo que se podía esperar, porque para los americanos, sobre todo la clase media, que incluye a los farmers, la situación económica, la inflación, son temas que valoran muchísimo. “Pese a que el gobierno de Biden hizo muchas políticas que ayudaron a limitar, sin embargo, la situación económica en Estados Unidos no es buena, la inflación es alta y eso ha implicado que los americanos estén descontentos. Y como siempre, la imagen del gobierno de turno tiene mucho que ver con cómo están económicamente los americanos”, dijo.
Recordó que, tradicionalmente, en estos estados del Midwest, los principales agrícolas, son generalmente productores más conservadores, tanto desde el punto de vista social y de valores. “Temas en materia de antiaborto y un enfoque menos ambientalista hizo en el interior y, particularmente en las zonas agrícolas, que los votos sean más republicanos que demócratas. Ahí tenemos también un componente importante. La realidad, entonces, es que la mayor parte de los estados del Midwest, salvo Minnesota y Illinois, los ganó Trump y, en algunos casos, en algunos de los estados típicos, con una diferencia muy grande”, señaló.
Otro aspecto de suma importancia para Regúnaga que influyó en el voto del campo de EE.UU. es el enfoque de Trump respecto “del proteccionismo y el apoyo a la agricultura local y sobre todo no prestar atención a los compromisos en materia de cambio climático”.
“El gobierno de Trump va a mucho menos multilateral, más proteccionista, va a defender la agricultura local y todos los sectores industriales, es decir, una política más industrialista. A veces se piensa en la Argentina que Trump es liberal como Milei pero, en materia de políticas agrícolas e industriales, es mucho más proteccionista y eso es lo que están esperando los agricultores: que haya mucho menos compromisos globales en la COP y en los distintos foros internacionales y más defensa de lo americano. Y ese fue el resultado de las elecciones, donde el sector agropecuario ha incidido muy a favor de las ideas de Trump”, indicó.
Volviendo a los factores económicos, para Elizondo, lo otro que ha influido es que, en la comunidad de negocios y productiva, como consecuencia de esas tasas de inflación muy altas, Estados Unidos tuvo una tasa de interés muy elevada que, si bien es dispuesta por la Reserva Federal y no por el Ejecutivo, eso después impacta en el financiamiento de los productores, en particular en los farmers.
“Pero impacta en todos los sectores, hasta en los créditos hipotecarios. La sensación de la situación económica en Estados Unidos es mala y Trump viene proponiendo bajar impuestos, bajar regulaciones y bajar costos para la economía. Si bien Trump aparece con un discurso proteccionista, también es cierto que está diciendo que se debe hacer una economía competitiva de nuevo y está mirando la competitividad en relación a Asia, planeando bajar costos, regulaciones e impuestos especialmente”, comentó el economista.
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— MAGA Marie 🦅🇺🇸 (@galacticaactual) November 5, 2024
Farmers for Trump! 👨🏼🌾🌾🇺🇸#Trump2024 pic.twitter.com/d0v8C73dEz
Eso ha tenido una gran influencia. También la disputa cultural ha contribuido a esta derrota oficialista. La cuestión de los valores conservadores tradicionales que impulsó Trump frente a una candidata “muy liberal en el sentido cultural, muy urbana como Harris”, también torció la balanza.
“Harris ha venido con una agenda muy de las grandes ciudades, en términos de agenda woke [término utilizado por sectores ultraconservadores para llamar de manera despectiva a ideologías progresistas como aborto y derechos de minorías] y eso en la América más profunda terminó resultando algo favorable a Trump, con un discurso muy tradicionalista”, dijo Elizondo.
El productor José Álvarez, ”Bumper Crop” en X, que desde 2014 posee un campo de 270 hectáreas en Illinois, Estados Unidos, describió: “Fueron un calco de lo que vienen siendo todas las últimas desde hace décadas: en la zona rural, cuanto menor es la población y más dependiente del agro es un distrito, mayor es la brecha entre los votos que consiguen los republicanos por sobre los demócratas. Qué tienen en particular esos distritos, que todo la gente vive de la producción y que hay poco empleo público, básicamente. En Minnesota, si no hubiera en la fórmula demócrata el gobernador, hubiera ganado Trump ¿Qué eligió? Obviamente en contra de las restricciones a la producción que impulsó Europa”.
Entonces, el eje de la victoria de Trump estuvo conformada por esa confluencia de factores económicos (inflación, tasa de interés) y un Estado que durante el gobierno de Biden creció (y eso para los sectores productivos norteamericanos ha generado una mala sensación), sumado a una temática más proteccionista y menos ambientalista, a favor de los agricultores y con una discusión cultural terminó de polarizar la sociedad, que en el caso de los farmers los hace volver a valores más tradicionales y conservadores que han sido propios de ellos durante mucho tiempo.
Para lo que viene, Regúnaga enfatizó: “Lo que está claro es que Trump es más proteccionista y menos ambientalista que Biden. Otro tema que no es menor es el enorme poder político que va a tener: tiene mayoría en el Senado, en la Cámara de Representantes y en la Corte. Con lo cual, con este poder, su enfrentamiento con las políticas agrícolas de la Unión Europea, inclusive con los chinos, va a volver a ser parecido a lo que fue ya en el gobierno anterior o más aún”.
En su análisis, Maximilano Moreno, director ejecutivo del Instituto de Negociaciones Agrícolas Internacionales (INAI), dijo que, a pocas horas de concluidos los comicios, hay que ser prudentes antes de extraer conclusiones y esperar a que Trump tome posesión del gobierno, arme su gabinete y comience a adoptar medidas que muestren el rumbo de su política agrícola y comercial.
“Estamos atravesando tiempos complejos y el mundo de hoy es muy diferente al del 2017 cuando Trump inició su primer mandato. El contexto internacional es mucho más competitivo y volátil, con una notoria tensión geopolítica y múltiples factores que generan incertidumbre sobre la evolución de los acontecimientos”, afirmó.
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