Para el sector los grandes ejes deben pasar por bajar la presión tributaria, quitar regulaciones y brindar un marco de previsibilidad
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Una reforma impositiva integral, con eje en avanzar en una eliminación de las retenciones, el fin de las regulaciones en los mercados de trigo y maíz, además de la carne, la unificación cambiaria y poner el acento en la necesidad de políticas en general que estimulen las economías regionales, el arraigo, detengan la pérdida de productores y le den un salto exportador al país, figuran en la agenda que, para el campo, debe encarar el nuevo presidente.
En líneas generales, entre muchos otros, estos tópicos figuran, según la particularidad de las entidades, en lo que las organizaciones gremiales de los productores consideran decisivo para el nuevo período presidencial.
En el caso de las retenciones, el Gobierno de Alberto Fernández las incrementó al poco tiempo de asumir. Están en el 33% para la soja, el 12% en trigo y en maíz, 7% en girasol y 9% en carne vacuna. El Gobierno viene de hacer una quita y rebaja de los derechos de exportaciones en economías regionales y una suspensión de las retenciones a los lácteos hasta fin de año [la leche en polvo tributa 9% y los quesos 4,5%]. Persisten las retenciones a los cereales y oleaginosas antes mencionadas que son las que aportan para el Estado el mayor número de dinero.
Sobre las intervenciones en los mercados, el actual Gobierno impuso volúmenes de equilibrio que no dejan a los exportadores de trigo y maíz superar un determinado tonelaje para vender al exterior. En la carne, después de haber hecho un cierre de exportaciones total hace dos años, y amenazar con otros en los últimos meses, sigue una veda a siete cortes populares que no se pueden colocar en el exterior. Para controlar los precios, en tanto, se recurrió a llamados telefónicos y sutiles presiones a los operadores. El exportador de carne también tiene que tener un permiso del Gobierno para vender al exterior.
Otras intervenciones oficiales han sido la creación de fideicomisos aceiteros y un fondo para la harina de trigo con la excusa de evitar subas de precios que, no obstante, igual ocurrieron al público. Para el campo estos mecanismos han generado efectos negativos para los precios.
Como si fuera poco, la brecha cambiaria, sumada a las retenciones, ha hecho que el productor argentino, medido en el dólar billete que se puede conseguir sin cupos, cobre por sus granos en torno de la mitad de lo que recibe un productor en países vecinos. Además, las trabas para importar tensionaron el mercado de insumos.
“Desde CRA [Confederaciones Rurales Argentinas] proponemos una rebaja de impuestos, con especial énfasis en la eliminación total de las retenciones. Consideramos que esta medida contribuirá significativamente a fortalecer la competitividad del sector, incentivando la inversión, la producción y generando un impacto positivo en la economía nacional. La unificación del tipo de cambio es otro punto crucial en la agenda propuesta por CRA. Este proceso es fundamental para brindar estabilidad y previsibilidad al sector agropecuario, permitiendo una planificación más efectiva y sostenible a largo plazo”, dijo Carlos Castagnani, presidente de esa entidad.
“Otro punto clave es la implementación de un ambicioso plan de infraestructura a nivel nacional. La mejora de caminos rurales, puentes y la modernización de instalaciones logísticas son aspectos fundamentales para optimizar la cadena productiva y garantizar un acceso eficiente a los mercados. Nuevas y mejores rutas, autopistas, hidrovía y trenes para poner en marcha y acompañar el crecimiento del campo, y obras también para evitar inundaciones de las zonas productivas”, agregó.
En esta entidad, también consideran clave avanzar en un plan de conectividad y un programa para las economías regionales y la lechería, actividad esta última que atraviesa una contracción con liquidación de rodeos lecheros. “Reconocemos la diversidad productiva de nuestro país y abogamos por políticas específicas que fomenten el crecimiento sostenible en cada región, promoviendo la equidad y la generación de empleo en el ámbito rural”, dijo Castagnani.
Elbio Laucirica, presidente de Coninagro, anotó como tarea “urgente” para el nuevo presidente resolver la inflación, el atraso y la brecha cambiaria y liberar los mercados para generar más exportación, “puntualmente una desregulación de medidas burocráticas como volúmenes de equilibrio y fideicomisos, contar con una cuenta fiscal única y promover un programa de certificación ambiental y social”.
Para el dirigente, “rápidamente” hay que ir a una reforma tributaria integral eliminando las retenciones e ingresos brutos para pasar al Impuesto a las Ganancias. Según Laucirica, se requiere “simplificar el sistema tributario” y promover las inversiones “con incentivos y reglas claras y perdurables”. Esto para generar empleo “genuino”.
Otras cosas que ve necesarias el presidente de Coninagro pasan por “mejorar y hacer más accesible la educación, en particular la rural, la seguridad, y las inversiones de infraestructura, como caminos, rutas, conectividad, puertos, y la hidrovía.
En este contexto, desde Federación Agraria Argentina (FAA) consideraron que “la agenda urgente y necesaria para el sector agropecuario” debe ser ir a un nuevo modelo “que ponga el eje en los productores, con especial apoyo a los pequeños y medianos”.
“Se debe garantizar el arraigo para que nuestros jóvenes elijan quedarse en los pueblos, asegurar una mayor inversión en infraestructura, en ítems como caminos, rutas, educación, conectividad y salud, para hacer eso realidad. Además, es necesario valorar y defender la ruralidad y frenar la expulsión de productores, no sólo desde una perspectiva económica sino también sociocultural y de soberanía”, opinaron desde la organización que preside Carlos Achetoni.
“Estamos convencidos de que hay que terminar con este modelo que ha concentrado hasta niveles alarmantes, a través de la expulsión de productores genuinos y de políticas que favorecieron a unos pocos. Además, urge impulsar políticas de largo plazo y asegurar reglas de juego claras, que den previsibilidad para producir. Reiteramos que el eje debería ser el encontrar las formas de sostener el entramado rural del interior productivo del país, contemplando al pequeño y mediano productor y su entorno familiar”, agregaron.
En un documento de 22 páginas, la Sociedad Rural Argentina (SRA) trazó diversos lineamientos que calzan en detalle para una agenda del nuevo presidente. Allí tiene cuestiones bien generales que hacen a la realidad general del país como también al devenir de la producción.
El documento tiene partes donde se refiere a una reforma tributaria, la modernización del sistema laboral, las inversiones, las exportaciones, la inserción de la Argentina en el mundo, la seguridad jurídica, la necesidad de una nueva ley de semillas, una mejor asistencia ante una emergencia agropecuaria y hasta, entre otros puntos, la derogación de la ley de tierras que limita la venta a extranjeros y es un factor que frenó el mercado de campos.
“Se requiere alcanzar un esquema tributario basado en el impuesto a las ganancias, lo que requiere dejar de lado herramientas distorsivas como derechos de exportación, ingresos brutos, impuesto al cheque, impuestos de sellos, “impuestos” sobre la masa salarial (paralelos e incrementales al del sistema previsional), tasa estadística en los insumos importados, tasas de abasto, entre otros”, se escribió en el documento. “Los derechos de exportación deben eliminarse”, precisó.
En otro tramo se puso como agenda “impulsar la posibilidad de optar por un procedimiento de amortización acelerada de las inversiones (bienes amortizables y obras de infraestructura, independientemente del origen de los mismos), así como la devolución efectiva y automática de los saldos de IVA que estas inversiones generen”.
Según se indicó, el sistema laboral “debe adecuarse a las nuevas realidades tecnológicas y dinámicas de la producción avanzando hacia un esquema en donde la judicialización de las relaciones laborales no sea un escollo para el mercado de trabajo”.
“El horizonte debe ser más exportaciones, mayor diversificación de productos y mercados, más cantidad de empresas, pymes y productores exportando implican más trabajo con mejores calificaciones e ingresos reales más altos, y mayor ingreso de divisas, lo cual estabiliza y potencia a todos los sectores productivos”, consignó la entidad, que también destacó que hay que avanzar en el fin de las regulaciones.
“Necesitamos contar con previsibilidad económica. Cuentas públicas ordenadas (eliminar contabilidad creativa) con una menor presión tributaria para la producción. Bajar la inflación y mantenerla en niveles similares a los de gran parte del mundo, contar con una moneda estable, un Banco Central independiente y tipo de cambio unificado”, indicó.
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