"Parece mentira, pero todavía estamos cosechando soja en junio y falta bastante. Además, es muy probable que no concrete toda la siembra de trigo planificada porque estamos llegando a la fecha límite para la implantación de variedades de ciclo largo".
Las dos expresiones anteriores corresponden a Orlando Williams, miembro de tres grupos CREA, pero representan la situación de muchos productores, hostigados por un fenómeno Niño que no termina de extinguirse. "En el CREA Concordia-Chajarí, la mayoría de los campos tiene como actividad principal la ganadería complementada con agricultura realizada con contratistas", comenta Williams.
"Los contratistas tuvieron malos resultados en 2015 por sequía y muy malos en 2016 por excesos hídricos; muchos se irán de la zona", adelanta. Y añade: "Los que seguirán trabajando en los campos cancelarán los compromisos contraídos con los propietarios realizando laboreos para la actividad ganadera o con pago de la deuda en la próxima campaña".
Además, Williams explicó que en el CREA Vedia, en el oeste bonaerense, "estamos cosechando en cámara lenta. La soja no baja de 15% de humedad por las interminables lluvias y se puede trillar, con suerte, una o dos horas por día; además, no hay muchos camiones ni máquinas".
El retraso de la cosecha y las napas en superficie determinan que no se puedan sembrar los trigos de ciclo largo, que tienen una "ventana" óptima del 15 de mayo hasta el 15 de junio en la zona. "Quedan pocos días para usar estas variedades; después habrá que optar por las de ciclo corto, de menor rinde potencial", advierte.
"En Tres Arroyos estamos cosechando soja de primera con cuentagotas por el permanente tiempo húmedo. Además, tampoco hay máquinas suficientes; los dueños se cansaron de estar parados esperando que el clima se normalizara y se volvieron a sus lugares de origen", observa. Las sojas de segunda aún están verdes y se deben esperar las primeras heladas para entrar con las cosechadoras.
De cara al próximo ciclo, levantando la vista de los problemas climáticos actuales y con un marco económico más favorable para el campo, el consultor Gerardo Chiara aconseja salir de la monocultura sojera y desarrollar una rotación diversificada y con tecnología que permita expresar los rendimientos potenciales. "Hay que cambiar la conducta defensiva de los últimos años, producto de un contexto interno adverso para el agro, y desarrollar buenos planteos porque ese escenario ya quedó atrás. En 2016 la ecuación es distinta y está todo dado para recuperar la rentabilidad. Este año no hay que improvisar sino hacer las cosas lo mejor posible", sostiene.
El profesional aconseja prestar atención nuevamente a las gramíneas, que son las que tienen mayor margen para la aplicación de tecnología: "La relación maíz/fertilizante es muy favorable en 2016 y este año también se podría reponer el fósforo que no se aplicó en campañas anteriores", propone.
También hay relaciones convenientes entre la soja y el glifosato, que se consigue a dos dólares por litro en compras importantes. "Quien tenga stock de grano tras pagar todas las cuentas viejas, puede aprovechar esta situación y aprovisionarse para toda la campaña", propone Chiara. El actual también es el momento oportuno para revisar los equipos de siembra y de pulverización, que pueden no estar en condiciones adecuadas luego de varios años de desinversión y constituirse en el talón de Aquiles del resultado productivo.
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