De acuerdo con datos recientes de Naciones Unidas, la agricultura representa el 70% de la extracción de agua a nivel mundial. Si tenemos en cuenta, además, que se prevé que haya que duplicar la cantidad de alimentos a escala global para 2050, está claro que las necesidades de agua para la agricultura se van a disparar en los próximos años. En este entorno, el uso de los mal llamados recursos no-convencionales (potabilización de agua de mar y reutilización de efluentes tratados) va a ser imprescindible para cubrir estas necesidades crecientes.
España es un ejemplo en el uso de la reutilización, y más específicamente, para la agricultura. El 25% de la tierra agrícola irrigada en la Unión Europea corresponde a España, y esta industria supone más del 5% de la economía del país, con regiones que poseen valores superiores al 20%. Algunas provincias bastante deprimidas antes de los años 70, como Almería, son en la actualidad zonas ricas gracias a una industria agrícola muy tecnificada.
Con cerca del 40-50% del total de la Unión Europea, España es el primer país europeo en reutilización, y el quinto en capacidad instalada a nivel mundial. Las ventajas del uso de la reutilización son evidentes; se incrementa la disponibilidad de agua, se reduce el efecto negativo de las descargas de agua residual y se disminuye la presión sobre las fuentes de agua superficial y subterránea.
Sin embargo, la incorporación de este recurso implica contar con un marco legal adecuado, un análisis y reducción de los riesgos sobre la salud, evaluación de la calidad del agua, un precio adecuado y competitivo (incluyendo su transporte desde la planta depuradora), y una aceptación consciente de los usuarios, que a menudo expresan rechazo sobre esta posibilidad.
El desarrollo tecnológico en la Argentina se encuentra al mismo nivel de España, y países como Brasil, Chile y Perú, que sufren al igual que la Argentina sequías muy fuertes, ya cuentan con decenas de plantas tecnificadas. Lamentablemente estas aplicaciones no están difundidas ni cuentan al momento con una normativa local para que puedan ser utilizadas.
No obstante, cabe destacar que el agua proveniente de la desalinización de agua de mar y del reúso de los efluentes tratados iguala o supera la calidad de agua potable que hoy consume el planeta.
Debido a la innovación tecnológica que integran estos procesos de purificación, los microcontaminantes o actualmente llamados "contaminantes emergentes", que contienen algunas de las aguas de riego que hoy utiliza la agricultura, son retirados en su totalidad. Esto será en el futuro una diferenciación que el mercado pagará debido a la trazabilidad en la calidad de las frutas y hortalizas, como lo paga hoy en día la producción orgánica.
El tema del reúso de agua en el campo fue uno de los contenidos en marzo pasado del Seminario Anual sobre Desalinización, Reúso y Tratamiento de Agua y Efluentes, de Aladyr, declarado de interés por la Secretaría de Turismo de la Nación y el Ente de Turismo de la Ciudad.
Sobre los autores: Alejandro Sturniolo es director de la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso del Agua (Aladyr) y la Asociación Internacional de Desalinización (IDA). Domingo Zarzo es presidente de la Asociación Española de Desalación y Reutilización (Aedyr) y miembro directivo IDA.
Alejandro Sturniolo y Domingo Zarzo