En Estados Unidos hay tanto queso que cada uno de sus habitantes necesitaría comer 1,36 kilos adicionales este año para balancear el mercado.
La abundancia de queso, en realidad, es sólo un indicio de un exceso de leche y carnes de res, de cerdo y de aves, que los productores agropecuarios estadounidenses comenzaron a acumular hace dos años cuando los precios de las proteínas eran altos y los mercados de exportación parecían encaminados a un largo período de crecimiento.
Los abundantes inventarios de granos redujeron el riesgo al abaratar el costo de alimentación de los animales. Sin embargo, el ascenso constante del dólar ha disuadido a muchos extranjeros de comprar productos estadounidenses, lo que ha causado una acumulación de los suministros en el país justo cuando la producción sube a niveles récord. Esto ha llevado los precios internos de muchos bienes a sus niveles más bajos en años.
Las exportaciones de queso y cuajada del país habían caído 14% interanual hacia finales de febrero, mientras crecieron las importaciones, ayudadas por la depreciación de las divisas de Europa, Nueva Zelanda y Canadá. América Latina ha en cierto modo amortiguado la desventaja de EE.UU. La vigencia de cuotas de exportación en países como Argentina, que normalmente atiende los mercados latinoamericanos, ha mejorado la competitividad del queso estadounidense, dice Jeff Gilfillan, estratega sénior de mercado de RJO Futures en Chicago.
La producción de leche de las siete mayores regiones exportadoras sigue en aumento, aunque a un ritmo mucho más lento en comparación a cuando comenzó la expansión en 2014, dijo en febrero Gregg Tanner, presidente ejecutivo del gigante lácteo Dean Foods. La Unión Europea es el mayor contribuyente con un alza interanual de más de 5% en la producción de leche desde la eliminación de las cuotas a finales de marzo del año pasado.
"Los agricultores habían tenido todas las razones para expandirse debido a la sólida demanda global", dice Shayle Shagam, analista de ganado del Departamento de Agricultura de EE.UU. "Pero ahora tenemos muchos productos buscando destino en una cantidad más pequeña de lugares".
El gobierno estadounidense dijo la semana pasada que las existencias de soya podrían caer casi 25% este año a medida que despega la demanda de los mercados de exportación. Sin embargo, su perspectiva para otros mercados de bienes básicos no fue tan optimista. Se prevé que los suministros de trigo y maíz sigan creciendo. Asimismo, se proyecta que la producción estadounidense de carne de res, cerdo y aves se expanda 3,1% este año frente a 2015, a 44.270 millones de kilos a medida que los agropecuarios expanden sus operaciones y crían animales más pesados gracias a los bajos precios de los granos.
El exceso de queso empieza a construirse con productores como Carla Wardin, una lechera de 38 años que junto con su espo-so, Kris, poseen Evergreen Dairy en St. John, Michigan. En 2014, cuando los precios de la leche estaban al alza, la pareja expandió su rebaño de 250 a 400 vacas y compró un nuevo establo. Hoy, nadie está ganando dinero, cuenta, pero los pro-ductores responden de la misma forma cuando los precios suben o bajan. "Hacen exactamente lo mismo, ordeñan más vacas", dice.
Se espera que los productores estadounidenses vuelquen al mercado 96.340 millones de kilos de leche este año, un récord. Buena parte de ese volumen se vende a la industria del queso, que almacena su producción a la espera de que la demanda y los precios suban.
Los estadounidenses consumen un promedio de 16,3 kilos de queso al año por cabeza, pero no es suficiente para evacuar la oferta. El jueves, los precios del bloque de queso cheddar cayeron a mínimos de seis años, a US$1,27 por libra (US$2,80 por kilo), en la Bolsa Mercantil de Chicago. Desde entonces han subido un centavo en el mercado al contado.
Scott Meister, dueño de Meister Cheese Company LLC, dice que su empresa invirtió millones de dólares en la expansión de su planta en 2014, cuando los precios superaban los US$2 por libra (US$4,4 por kilo) y la compañía no daba abasto con la demanda. Meister había planeado dedicar la capacidad adicional a producir quesos especiales como el habanero jack, pero ahora está usando el espacio para impulsar la producción de cheddar estándar en una apuesta por amortiguar los precios más bajos con mayores ventas.
El exceso de queso y otros productos marca un giro dramático para el sector agropecuario en EE.UU., que hace apenas unos años luchaba contra una sequía y enfermedades que afectaron los suministros.
as decisiones de expandir rebaños para carne y leche tienen que hacerse con mucha anticipación, teniendo en cuenta los nueve meses de gestación de las vacas y el año o más que se demoran en alcanzar la madurez. "En todos los commodities, el péndulo se mueve bastante en ambas direcciones", dice Justin Reiter, quien opera una granja en Iowa donde siembra maíz y alimenta ganado. En 2013, su familia invirtió US$800.000 en un nuevo establo. "Ahora que los pollos han regresado a su nido, los precios se han puesto bastante malos", señala.