Según un informe, por la brecha cambiaria y las retenciones, considerado el MEP le quedan US$151,8 contra, por ejemplo, US$576 en Brasil, US$560 en Paraguay o 541,2 dólares en Estados Unidos
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CÓRDOBA.- Mientras en el campo crecen los reclamos para que se avance en la dirección de un dólar unificado, en un informe la consultora AZ Group reveló que, considerando las retenciones y los efectos negativos de la brecha cambiaria, los productores argentinos son, en la región, los que menos dólares reciben en mano.
Con datos al 25 del actual y considerando un dólar el MEP de $319, los productores locales reciben, a causa de esas distorsiones, US$151,8 por tonelada, es decir $48.450. Con esa cifra quedan al final de la tabla de los productores de América Latina y los Estados Unidos. Los brasileños son los ganadores en el podio.
En Estados Unidos, la cifra es de US$541,2 por tonelada. El trabajo aclara que allí el precio puede tener bonificaciones o descuentos según el Estado donde se produce la soja. Convertida la cotización de Chicago a pesos argentinos, son $172.642,40.
Para Paraguay son US$560 por tonelada. En este momento se paga la cotización de Chicago más una prima positiva de US$20/tonelada por la sequía. La prima fluctúa de acuerdo a la disponibilidad local de mercadería. Los límites han sido desde -20 hasta +30. En pesos argentinos, equivalen a $178.640.
En Uruguay el número para los productores es de US$540 la tonelada. AZ Group precisó que en la actual coyuntura cotiza de manera semejante al mercado de Chicago. El precio toma como referencia a Chicago más una prima que se calcula todos los días y que tiene en cuenta los costos del exportador, la logística de los puertos y la demanda en cada momento. Traducido a pesos argentinos son $172.260.
El valor para Brasil es de US$576 por tonelada. Allí el productor recibe185,9 reales por bolsa de 60 kilos. En el equivalente a pesos argentinos son $183.744.
En Bolivia son US$450 la tonelada; el productor recibe el precio lleno de Chicago menos el costo del flete que varía dependiendo de la ubicación. Como promedio es Chicago menos US$90 por tonelada; implican $143.550.
Diferencias
Nicolás Udaquiaola, director de AZ Group, indicó a LA NACION que la diferencia entre lo que reciben los productores en la región se debe, en el caso argentino, en mayor medida a las retenciones y también a la brecha cambiaria: “Si quisieran estar en igualdad de condiciones, deberían comprar dólares contado con liqui o MEP cuando cobran al oficial”.
El experto señaló que generar un “dólar chacarero”, como trascendió en los últimos días, no haría más que multiplicar las complicaciones. “No se trata de inventar un dólar nuevo sino dar certezas de tranquilidad política y de menos factores que afecten a la toma de decisiones”, señaló. Recordó que en Uruguay ya se vendió 90% de la campaña de soja que se cosechó hace dos meses mientras que el nivel argentino está muy por debajo. Los últimos datos oficiales hablan de una baja del 18,5% versus el año pasado en cantidad de toneladas.
Hace unos días Juan Manuel Garzón, desde el Ieral, de la Fundación Mediterránea, analizó que, a medida que se amplía la brecha cambiaria, se profundiza el “castigo sobre el sector exportador”. En el caso de la soja, que paga 33% de derechos de exportación, un productor de la Argentina cobra en dólares billete el 29% de lo que recibe un productor de Brasil. “Se trata del porcentaje más bajo desde que hay cepo”, indicó.
En la Argentina la brecha cambiaria sumada a la pesificación y al 33% de las retenciones generan un combo que quita incentivos a la liquidación de la soja. El otro factor que los analistas mencionan es el de la perspectiva de los costos ya que el acceso a insumos que se requieren para producir es más complicado y a mayores precios.
La evolución de los precios internacionales es el otro ítem que se sigue de cerca. Carlos Pouiller, director y analista de mercados de AZ Group -antes de analizar la tendencia- ratificó que en soja los productores vendieron menos que otros años, pero que los exportadores, encargados de las liquidaciones de divisas, dejaron un ingreso récord en el primer semestre.
Respecto de la tendencia de los precios, indicó que se está “insinuando un rebote” alcista por el clima en Estados Unidos, que registra condiciones adversas para maíz y soja en momentos críticos para la definición de floración. La proyección del USDA para esta campaña 2022/23 presenta un “balance bastante ajustado, con stocks bajos”, lo que explica la “alta sensibilidad” a cualquier problema que pueda afectar el rinde. Pouiller señaló que el organismo podría realizar una revisión a la baja de sus perspectivas.
Por otro lado, en el corto plazo, prevé que seguirá la volatilidad. Hay factores que impactan negativamente en el precio de los granos, como que en el contexto general de inflación mundial hay subas de tasas de interés; que los fondos de especulación en Estados Unidos están saliendo de la posición comprada y que el dólar está “muy firme” respecto a otras monedas.
A ese contexto hay que sumarle que en un escenario general de menos crecimiento -incluso hay analistas que hablan de una potencial recesión mundial- se registrará una caída de demanda que se añadirá al encarecimiento insumos. Para Pouiller, el mercado ya “descontó el impacto de la guerra y ahora juegan más los fundamentals, que son bajistas, pero que pueden ser contrarrestados por el clima en Estados Unidos”.
Claro que hay particularidades por cultivo. El maíz, con fuerte aumento de la oferta por el ingreso de la safrinha de Brasil. En tanto, el trigo bajó y está en seguimiento porque los compradores buscan otros orígenes para reemplazar a Rusia y Ucrania como proveedores. Además, en la soja se sigue con atención las condiciones climáticas en Estados Unidos y la evolución de la siembra en Sudamérica que “va bien si es que la nueva Niña no produce sequía”. El girasol es una “incógnita” ya que tuvo una caída significativa pero puede tener una recuperación.
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