Según el Índice de Confianza Ag Barometer Austral, un 60% de los productores opinó que en el primer año del mandatario se cumplieron las expectativas; destacaron que hubo logros macroeconómicos como la baja de inflación y de las tasas de interés; un 36% objetó que no se bajaran las retenciones
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Pese a una menor rentabilidad en el sector agropecuario, un 60% de los productores piensa que, a un año de su asunción, el presidente Javier Milei cumplió con las expectativas del sector y que ningún otro gobierno ha tenido en tan corto plazo una baja de la inflación y de las tasas de interés. En cambio, un 36% consideró que no las cubrió, sobre todo porque no bajaron las retenciones.
Así, el Índice de Confianza del campo Ag Barometer Austral alcanzó su máximo en seis años de análisis, tanto en las condiciones presentes como en las expectativas futuras. En este marco, un 72% proyectó que sus finanzas estarán mejor en los próximos 12 meses, contra un 59% registrado en la medición de septiembre pasado. La encuesta fue realizada a unos 406 productores cuyo valor bruto de su facturación es igual o mayor a US$200.000.
“La mayoría de los productores basan su opinión en los logros macroeconómicos, tales como la baja de la tasa de inflación y en las tasas de interés (aunque sigan siendo positivas en términos reales) y, fundamentalmente, por la rapidez con la que encaró las reformas estructurales. Por el contrario, un 36% opina que no las cubrió y apuntaron, especialmente, a que no bajaron las retenciones, un tema central para el sector agropecuario y al hecho de que el tipo de cambio está perdiendo competitividad; también a las reformas estructurales o bajas de impuestos que aún no se han implementado para poder sostener un tipo de cambio relativamente bajo”, detalló el estudio de la institución educativa.
Con este dato como horizonte, esta última medición de 2024 de la encuesta realizada por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral alcanzó el valor máximo de toda su historia: “Desde octubre de 2018 a la fecha, alcanza un valor de 149 puntos, es decir, un aumento del 13% sobre septiembre pasado (132) y un incremento interanual del 27% con relación a noviembre de 2023 (117)”.
“El aumento con relación a septiembre 2024 se produce tanto en el Índice de Condiciones Presentes, alcanzando un 14% (120 vs. 105) y en el Índice de Expectativas Futuras 13% (169 vs. 150). Así, se estrecha la brecha entre ambos índices, situación que se ha repetido en las últimas cuatro mediciones. Esto se traduce también en la buena imagen que generó Milei entre los productores agropecuarios”, indicaron.
En este contexto, el Índice de Expectativas Futuras, señalaron, ha retomado su tendencia alcista luego de una baja en la medición anterior. Esto se debe, fundamentalmente, a una mejor expectativa de rendimientos luego de las precipitaciones registradas, ya que las perspectivas de precio en soja no mejoran, aunque cabe esperar un mejor comportamiento en los precios del maíz a futuro.
Inversiones
El último Ag Barometer Austral indicó que “un 56% de los productores piensa en invertir en activos fijos en los próximos 12 meses (el valor de este índice es de 111, y solo fue superado por el de marzo 2022 (119) en momentos de altos precios internacionales). El informe recordó que en septiembre pasado, solo un 47% de los productores pensaba invertir en activos fijos, “con lo cual se da un importante cambio en la tendencia de este indicador”.
“Se da una situación paradójica, en cierta forma, ya que el Índice de Confianza alcanza los valores máximos de su historia en momentos en que se alzan las voces por la baja rentabilidad del sector agropecuario debido a la persistencia de los derechos de exportación”, destacó Carlos Steiger, investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral y director de la encuesta.
”Los Índices de Condiciones Presentes y de Expectativas Futuras también tienen los valores máximos de su historia en momentos en que las condiciones de rentabilidad de las actividades agrícolas prometen estar en niveles muy bajos o aún negativos cuando la producción se realiza en campos arrendados”, añadió.
Según el Ag Barometer Austral, “un 35% de los productores piensa que la rentabilidad esperada de la campaña 2024/25 será menor que la de la campaña 2023/24, donde la baja en los precios internacionales, en particular de la soja; es la variable que mejor explica la caída en la rentabilidad, pese a que muchos productores esperan obtener mejores rendimientos que en la campaña pasada”.
Sin embargo, Steiger advirtió que “se escuchan voces de preocupación por parte de productores agropecuarios y de las entidades representativas manifestando que la caída de los precios internacionales para la campaña 2024/25, sumada a la actualización del tipo de cambio por debajo de la tasa de inflación (crawling peg del 2%) durante el año 2024 ha provocado un encarecimiento de los de los costos de producción en dólares que se suman al efecto negativo de la baja de precios”.
Por otra parte, el estudió recordó que la continuidad de los DEX, en particular los de la soja, “hacen que los productores argentinos reciban un 32% menos de precio que sus competidores de Estados Unidos y Brasil”.
En cuanto a las inversiones en activos fijos tanto en agricultura como ganadería, el documento destacó que “están mejorando, lo cual habla de buenas expectativas a mediano y largo plazo ya que dichos activos deben ser amortizados y generar flujos de caja en un horizonte de cinco años aproximadamente”.
“Un 56% de los productores piensa que es buen momento para invertir en ganadería y, en particular, en vientres para incrementar el stock. Después de mucho tiempo, parece reavivarse el interés por invertir en ganadería, a pesar de que el 2024 ha continuado una elevada proporción de la faena de vientres como porcentaje de la faena total, indicando que se está lejos de un proceso de retención. Por otra parte, los precios ganaderos han aumentado por debajo de la inflación con impacto negativo en la rentabilidad, ya que, a pesar de la menor oferta para faena, la debilidad del consumo local como resultado de la caída en los ingresos reales de la población no se han traducido en mejores precios”, indicó el informe.
Según Steiger, la explicación a esta aparente contradicción tanto en el sector agrícola como en el ganadero, entre baja rentabilidad y altos índices de confianza “proviene de los contextos macroeconómicos y políticos donde se piensa que la Argentina está ante un cambio de paradigmas en lo económico y cultural”.
“La obsesión del Gobierno por el equilibrio fiscal, el achicamiento del Estado y parte de sus ineficiencias, la baja del Riesgo País, la posible vuelta al financiamiento internacional por parte de empresas argentinas, la baja de las tasas de interés, y el comienzo de una tibia recuperación de la actividad económica son variables que influyen positivamente en la confianza de los productores a pesar de la baja/negativa rentabilidad y a la persistencia de los DEX”, explicó Steiger.
Ya en el plano internacional, “el 57% de los productores piensan que las políticas del presidente Donald Trump serán favorables para el agro argentino, mientras un 43% piensa lo contrario ya que la política proteccionista de Trump generará un aumento de la inflación en USA y, para combatirla, subirán las tasas de interés fortaleciendo al dólar”.
Y, dada la importancia de los Estados Unidos en la economía global, fue importante evaluar el probable impacto de las medidas económicas que promete implementar Trump, en consistencia con su anterior presidencia: “La guerra comercial entre ese país y China en el año 2018 provocó un desplazamiento de las compras de soja del gigante asiático al Mercosur, lo que generó una caída en los precios de Chicago y una mejora en los precios de la soja de Brasil y la Argentina”.
“Al mantenerse el conflicto comercial entre ambos países, es probable que se repita tal situación con una mejora de los precios para el Mercosur. Es muy probable que un dólar fuerte afecte en forma negativa al precio de las commodities que exporta nuestro país. La política proteccionista de Trump también puede afectar negativamente exportaciones agroalimentarias de la Argentina hacia Estados Unidos, como sucedió con los biocombustibles y limones, entre otros”, concluyó Steiger.
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