El 2020 no fue un año mas al plantear los cultivos de trigo. Elegir el sitio, la variedad y la oportunidad de siembra hace a la definición base del rendimiento. También están ampliamente reconocidas las limitaciones de nutrientes para la normal alimentación y funcionamiento de las plantas afectando en definitiva la producción. Es aquí donde me detendré.
En 2020 predecíamos posibles complejas condiciones hídricas con marcadas limitaciones durante casi todo el ciclo del cultivo. Sin embargo, en muchas de las áreas trigueras los perfiles de suelos estaban con abundante recarga en la siembra para sustentar la decisión de sembrar. Los análisis de suelos en la siembra ayudaron a identificar sitios con diferentes probabilidades de limitaciones nutricionales dónde implementar planteos de fertilización.
El fósforo, ese nutriente que es clave en todos los procesos de funcionamiento de las plantas se hizo notar. Sí, al menos en el este de La Pampa y en el oeste de Buenos Aires, en las recorridas invernales luego de las fuertes heladas de agosto veíamos cultivos en mejor estado ante adecuados planteos de fertilización de base. Mas macollos, menos hojas dañadas, en definitiva, mas estructuras para aportar al rendimiento.
El manejo del nitrógeno también mostró sus diferencias. Ante los pronósticos de menos precipitaciones y su aleatoriedad de ocurrencia anticipar la aplicación de los fertilizantes hacia la siembra o emergencia del trigo acompañó en su incorporación en las plantas. Al llegar la primavera distinguíamos los sectores con adecuada nutrición de aquellos que al postergar la aplicación de los fertilizantes mostraban limitaciones en crecimiento y verdes menos intensos que limitaban en parte la formación de granos y el inicio de su llenado.
Llegó la cosecha, y si bien aún son pocos los datos de proteínas para ser conclusivos, la calidad de los granos está acompañando la integración entre crecimiento y acceso los recursos (nutrientes). Junto con el ingeniero agrónomo Andrés Grasso analizamos extensas bases de datos históricas del área triguera argentina y con claridad observamos que la estrategia de fertilización con nitrógeno acompaña directamente la concentración de proteínas en los granos de trigo. Este año no sería la excepción.
El ajuste de dosis de fertilizantes es uno de los elementos clave para el manejo eficiente de nutrientes, pero requiere ser acompañado del momento de aplicación mirando al vehículo de incorporación en la solución del suelo (la lluvia) y no solo la demanda fisiológica de las planta. Este manejo se integra con la elección de las fuentes, cada fertilizante tiene sus particularidades (formulación, granulometría, composición, etc.) que nos ayuda a integrarlo en los diversos planteos productivos que conducimos.
Aprendizaje
Al hacer un balance de los aprendizajes de esta campaña consolido la importancia de distinguir entre los insumos (fertilizantes), su uso (fertilización) y sus propósitos (nutrición de plantas). Nutrir adecuadamente es más que fertilizar. Nuestros suelos ofrecen aportes limitados, escasos, de nutrientes para el normal funcionamiento de las plantas y producción de cultivos. La producción de las plantas requiere de la adecuada nutrición desde el inicio de los cultivos, en particular cuando estos se desarrollan durante períodos de restricciones tales como frecuentemente encontramos en los inviernos pampeanos.
Anticipar el acceso a los nutrientes es consolidar el crecimiento y aportar a los cultivos de herramientas para enfrentar momentos de estrés. El estrés es inherente al crecimiento de las plantas y la nutrición adecuada de las plantas, junto con la elección de genotipos adaptados localmente, es uno de los factores que a cuidar.
Mirando el año que se inicia, reflexiono sobre la importancia de conocer los sitios donde implantaremos pasturas, cultivos de servicio y demás cultivos. En consolidar un planteo de nutrientes que no limite el crecimiento desde el inicio y que permita a las plantas expresarse activamente desde su emergencia. En el valor de la experiencia local, porque en nutrición de plantas no hay recetas y en los profesionales locales encontramos gran parte de las respuestas que necesitamos para ordenar las decisiones de manejo y producción.
En definitiva, producir es transformar energía y está ligada directa y estrechamente con la transpiración (con el uso del agua) los elementos que lo limitan son los nutrientes y este invierno nos reforzó esta observación. Al acompañar desde el inicio la nutrición de las plantas la construcción del rendimiento fue más sólida y hoy los resultados de las cosechas lo están mostrando.
Docente de la Universidad Nacional de La Pampa y socio de DZD Agro
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