"Los productores agropecuarios estamos pasando por un momento muy difícil, muchachos". Con esas palabras empezó su relato Víctor Manucci, de pie y nervioso, cual alumno que va a dar una lección. Enfrente, sentados y con una mesa por delante, como tomando examen, lo escuchaban el Secretario de Gobierno de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere ; el senador nacional Alfredo De Angeli y el diputado nacional Atilio Benedetti, entre otros.
El encuentro se dio esta semana cuando funcionarios y legisladores visitaron el pueblo entrerriano de Viale. "Capota", como le dicen al productor, hasta hace un mes era el referente de la Federación Agraria Argentina (FAA) en la filial de Viale, pero presentó la renuncia al no poder darles soluciones concretas a los productores ante la situación que atraviesan.
En otro tramo de su exposición, grabada por las cámaras, Manucci reconoció que los últimos años fueron complicados, donde en tres años se perdieron dos cosechas, "cosa nunca vista". Luego señaló que la situación económica y financiera por la que atraviesa el sector en la provincia es insostenible.
"La producción de Entre Ríos no es la de Córdoba ni la de Buenos Aires , vos eso lo sabés bien Luis Miguel", dijo, dirigiéndose al Secretario de Gobierno de Agroindustria, en alusión a la procedencia del funcionario.
Quiere vender todo para pagar deudas. "Después de 45 años voy a dejar de ser productor, tengo todo en venta, y así como yo, un montón de muchachos", dijo con desazón.
"No puede ser que el Banco Nación nos ofrezca vender cheques a 70% y que cuando quise vender terneras para madres, conviene venderlas para el gancho (para carne). Es imposible que un productor pueda vivir con un crédito al 70%", agregó con tristeza.
La historia de Manucci con el campo viene desde sus 14 años cuando abandonó sus estudios y se puso a trabajar con su padre y de peón rural con unos primos.
Ni bien cumplió los 20 y, ya casado con Estela, su suegro, que lo veía deambular por los campos, le dijo que " se venga a trabajar con él para darle una mano" y así fue.
Luego vendrían tiempos de arrendar campos para, con mucho esfuerzo, en 2003 comprarse un pedazo de campo. "Nos juntamos con mi hermano y nos compramos 100 hectáreas cada uno, algo propio", dijo a LA NACION.
La llegada de las retenciones móviles en 2008 fue un tropiezo sin escalas. La 125 lo llevó a la ruta por casi cinco meses sin descanso. Con eso vino un agotamiento mental que lo mandó al psicólogo por un tiempo.
En Viale, la conversación con los funcionarios siguió por un momento más. A punto de quebrarse su voz, el productor pidió saber cuál era el rumbo que va a seguir el Gobierno para aquel productor que siga en la actividad, porque él ya se sentía fuera del sector.
"Siento una pena muy grande, porque nosotros confiamos en ustedes. Lo que me duele mucho en el corazón es que tenemos muchos entrerrianos en el gobierno y de ellos esperábamos una gran respuesta y apoyo", puntualizó.
Emociones
En ese instante, a Alfredo de Angeli se le empezaron a caer las lágrimas. "Mirá Capota, me da lástima por lo que están pasando. Nunca pensé que fuera tan difícil. Luchamos tanto en 2008 juntos. Por eso te pido disculpas y te comprendo porque fui gringo de campo toda la vida", le dijo a Manucci.
A lo que el productor les afirmó: "Sigo creyendo en ustedes, saquen el país adelante. Nunca más quiero volver para atrás, no quiero que vuelva el gobierno anterior, háganlo por nuestros hijos".
Hoy, con 59, Capota sigue yendo todos los días al campo a 30 kilómetros del pueblo. "Nunca aflojé y seguiré apostando al campo", remarcó.
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