La falta de precipitaciones representa un fenómeno inédito en una región clave para el país
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La helada del 1° de noviembre vino a hacer el daño que faltaba en la región del sudeste cordobés. Esta campaña, que ya con heladas en marzo nos mostró los dientes, y que nunca se dispuso a llover, ni en el otoño ni en la primavera, nos entrega el peor escenario desde la aparición de la siembra directa en la zona.
A esta región, que supo zafar de gran parte de las inclemencias climáticas que afectaron productivamente al país durante las últimas décadas, parece haberle llegado su hora más drástica. La triple Niña la encuentra con perfiles desprovistos de humedad hasta en lotes donde hacía cuatro años no sabíamos cómo sacar el agua del sistema, con paisajes en la zona que entregan trigos y maíces gravemente dañados por las heladas tardías.
La triple Niña encuentra a la zona núcleo con perfiles desprovistos de humedad hasta en lotes donde hacía cuatro años no sabíamos cómo sacar el agua del sistema
Tenemos registros en la zona, de 390 mm, que están por debajo de la mitad de su media, esto es 910 mm de precipitaciones, y ya estamos a menos de dos meses de terminar el año.
Si bien la siembra de soja de primera lleva un atraso histórico en su evolución por falta de humedad, numerosos productores lograron sembrar con lo justo el maíz de primera en fecha. Esos lotes correspondieron en muchos casos a lotes con abundante cobertura y bajos que es donde el daño por las heladas se intensificó al igual que los trigos.
Situación
En el universo de productores agrícolas de la región hay numerosos tipos de actores y algunos muy complicados durante la presente campaña. Como es el caso del que sembró trigo con un paquete tecnológico muy alto de costos empujado principalmente por el costo de los fertilizantes y labores y que no pudo realizar una buena estrategia de seguros y sufrió heladas por más de 90% de daño. Hoy no tiene revancha.
También recorrimos casos de productores de pequeñas superficies que por necesidad calendaria de maíz para sus propios animales sembraron temprano y que hoy van al perder hasta la mitad del lote ya implantado por heladas, quizás todavía tengan tiempo de volver a sembrar, pero arrancan retrocediendo 10 casilleros.
La mejor estrategia de la campaña hasta ahora pareciera que la realizó el productor que todavía no hizo nada, el que intuyó que era un año para invertir poco y esperar mejores condiciones de humedad y temperatura para empezar a sembrar.
Para años escasos de precipitaciones, las diferencias de rendimiento esperados entre sembrar en octubre/noviembre o principios de diciembre no son significativas para este sector de la zona núcleo, sumado a que las heladas no cesan y son el principal factor decisivo por el cual no se desencadena la siembra de soja.
Además, algunas de las principales malezas problema del cultivo no juntaron las unidades térmicas para explotar en los lotes. Es una situación que podrían experimentar lotes de soja sembrados tempranamente que antes de cerrar el surco tengan camadas de crecimiento de yuyo colorado donde los herbicidas preemergentes no hayan actuado por no estar incorporados por las lluvias.
El autor es asesor de productores
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