La suba de costos, la mayor exigencia de capital de trabajo, el aumento del riesgo empresario y la incertidumbre sobre el tratamiento político del campo por parte del Gobierno, son los condicionantes para el sector
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El nuevo escenario de la campaña agrícola 2022/2023 obliga a revisar los planteos productivos desarrollados durante muchos años. El incremento de costos, la mayor exigencia de capital de trabajo, el aumento del riesgo empresario y la incertidumbre sobre el tratamiento político del campo por parte del Gobierno, están obligando a pensar en métodos alternativos de producción a muchos agricultores.
El criterio predominante parece ser la diversificación de cultivos y épocas de siembra, una herramienta que ha mostrado su validez para enfrentar contextos inciertos. Pero los productores están pidiendo a sus asesores técnicos nuevos respuestas al aumento de costos, sobre todo de fertilizantes. Así aparecen algunas propuestas que se podrán poner en práctica y otras que quedarán solo en el plano de las ideas.
Ante el del incremento del precio de la urea hay técnicos que no descartan probar con alguna pasada de rastra de discos o de escarificador para aumentar la mineralización y disponer de mayor cantidad de nitrógeno para el trigo. Otra posibilidad que analizan es incorporar la vicia, para fijar el nitrógeno que aprovecharía un maíz tardío.
Ganadería con menos granos
Por su parte, en el tambo no cierran bien las cuentas para producir leche con mucha suplementación con concentrados. El maíz no se puede eliminar fácilmente de la dieta y habrá que seguir comprándolo. En cambio, para reducir la incidencia de la soja en la ración, hay tamberos que están confeccionando silos de alfalfa para utilizarlos como fuente de proteína. Sucede que, en muchos campos mixtos, la cosecha de la oleaginosa promete rindes muy alejados de los esperados y no dan los números para salir a comprar el faltante.
En ganadería de carne las decisiones son más drásticas. El feedlot que enfrenta números inconvenientes entre el valor de la carne y del maíz, rápidamente puede reducir la cantidad de hacienda encerrada y esperar un mejor momento. Esa conducta se refleja, por ejemplo, en la cantidad de trabajo que tienen los picadores de maíz, en franca reducción.
Por otro lado, muchos productores se están volcando a sistemas ganaderos pastoriles, pero esa conducta tiene un límite: en un campo de calidad, no se puede dejar de hacer un trigo para cosecha por la necesidad de sembrar avena de pastoreo.
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