En un evento de industriales molineros en Córdoba se habló del avance de otros países en trigo en el mercado mundial
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CÓRDOBA.- Como “muy desafiante” se presenta para la Argentina la posibilidad de que sus molinos exporten trigo ya que otros países -Brasil, Estados Unidos, Rusia- no solo aumentaron la producción sino que ganaron competitividad. Este fue uno de los temas que se analizó en el 41º Encuentro Latinoamericana de Industriales Molineros que se realiza en Córdoba, segunda productora de granos y de harina del país, detrás de Buenos Aires.
El encuentro, organizado por la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), y del que participan unas 500 personas, sirvió también para el remate del primer lote de trigo de la cosecha 2023/2024.
Una de las disertantes fue Sol Arcidiácono, responsable comercial de la Mesa de Granos para Latinoamérica de HedgePoint Global Markets, quien explicó a LA NACION que por las condiciones climáticas este es un año “muy complicado” para la producción del país ya que “solo” Buenos Aires tuvo mejor punto de partida. En la zona núcleo la cosecha no solo será menor, sino que tendrá rendimientos bajos.
Sin embargo, advirtió que lo que viene “más atrasado” es el desarrollo comercial de esa cosecha: “Está muy trabado por la incertidumbre político-económica. El Rofex, que refleja la variación futura de la cotización del tipo de cambio comercial, antes de las elecciones estaba arriba de los $900, después ajustó a $500. Hay una incertidumbre muy grande, la venta de trigo está totalmente parada, la del productor y la que va al exterior”.
La experta analizó que se termina un ciclo “complicado” en que el que trigo no registró “ninguna ventaja” de tipo de cambio y la que se instrumentó hace una semana, “llega tarde; la moneda ya está en el aire”.
Cambios
En ese contexto, repasó que la Argentina tenía como destinos tradicionales de sus exportaciones a Brasil y a África, pero el mercado global cambió en los últimos años. Rusia pasó de una cosecha de 70 millones de toneladas a 100 millones de toneladas y esa sobreoferta reemplaza a la local en los países africanos, “excluyendo la chance de que la Argentina pueda ser competitiva” por cuestiones de distancia y logística, ya que la tonelada de trigo en la Argentina cotiza a US$250 y la rusa a US$ 240.
Respecto de Brasil, mencionó que no solo produce más volumen sino que exporta más. “Tuvieron una cosecha récord, por eso las buenas exportaciones, pero en el ciclo anterior exportaron casi lo mismo porque son competitivos al no tener retenciones y contar con muy buen tipo de cambio”, indicó.
En la cosecha 2022/23 de trigo Brasil embarcó 2,65 millones de toneladas al exterior y la Argentina, hasta septiembre, 2,9 millones de toneladas. Los embarques argentinos se derrumbaron por menor producción debido a la sequía y prórrogas de embarques dispuestas por el Gobierno.
La diferencia es mínima en comparación con campañas anteriores. En la cobertura de las importaciones brasileñas, ante las limitaciones argentinas, se sumaron como proveedores Rusia, Estados Unidos (que también vende a otros países de Latinoamérica) y Uruguay.
“El mundo sigue evolucionando mientras que acá la incertidumbre por múltiples factores afecta la capacidad exportadora -agrega Arcidiácono-. Las cosechas locales bajas fueron un drama pero, en un punto, solucionaron el tener que salir al mundo a competir. No queda otra que hacerlo; hay mercados que ya nos reemplazaron con otros proveedores. La molinería local es desarrollada y profesional, pero le faltan las condiciones macro”.
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