La actividad lechera atraviesa una situación crítica. Las intervenciones y sequías, llevaron a la actividad a más de 13 meses de quebranto económico.
Mientras que el director técnico, el Estado, insiste con medidas cortoplacistas y cláusulas leoninas que sólo favorecen a ellos mismos, le exigen a los productores condiciones que ni ellos mismos pueden sostener, tal como pretender mantener el nivel de producción produciendo a pérdida.
El esfuerzo que hoy se le exige al tambero es totalmente desproporcionado, es inviable que 10.000 productores subsidien el consumo de lácteos de 47 millones de habitantes. Esto no ocurre en ningún país del mundo y menos aún pensar que con estas medidas se pueda aspirar a mantener el compromiso con los consumidores.
Para la lechería, no es el primer Mundial que lo mira desde afuera, la producción está estancada en similares niveles desde la copa del mundo de Francia 1998.
Al igual que la selección argentina llevó a Qatar su propia carne bovina y aviar, hoy los productores lecheros, a causa de la seca también están yendo a buscar el alimento a largas distancias, sumando más costos a esta situación de números en rojo.
Para clasificar al Mundial al menos necesitamos poder entrar a la cancha con los 11 jugadores. En el arco, un tipo de cambio unificado para todas las actividades; en la defensa línea de tres, sin derechos de exportación que funcionan como un gran sesgo antiexportador, sin controles de precios que terminan beneficiando a personas que no lo necesitan, con una presión tributaria acorde.
Equipo
En el medio campo necesitamos una política de apertura de los mercados permanente, condiciones macroeconómicas que permitan contar con una tasa de interés similar a la de nuestros competidores, infraestructura que permita conectarnos con un costo razonable, seguridad en las áreas rurales, y en la delantera provincias que actúen diligentemente ante la gran sequía, un costo laboral y normativas que permitan contar con usinas lácteas competitivas y un sistema de extensión para acortar las brechas tecnológicas y de calidad.
Los productores de leche precisamos previsibilidad, reglas claras y justas para poder competir en una cancha equilibrada, con jugadores que pateen para el mismo lado, con instrumentos que permitan revertir la ecuación económica para salir del quebranto y así poder volver a la inversión.
No nos conforma seguir caídos del mapa lechero global, o decirle a un hincha brasileño que Maradona es más grande que Pelé. Podemos tener los mejores jugadores del mundo, pero lo que realmente necesitamos es entrar a la cancha a jugar los 90 minutos y competir.
El autor es economista jefe del Instituto de Estudios Económicos y Negociaciones Internacionales de la Sociedad Rural Argentina (SRA)
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