El país se encuentra frente a una nueva cosecha récord, producto del trabajo y la inversión de miles de productores, a pesar de la sequía del año anterior, las altas tasas de interés y la presión impositiva.
Fuera de este esquema quedan los productores inundados de los bajos submeridionales (Santa Fe, Chaco, Santiago del Estero, Corrientes) donde se afectó el algodón, el girasol y las pérdidas ganaderas no se han cuantificado todavía. Las economías regionales y la lechería tienen otra ecuación nada virtuosa. No todo el campo es pampa húmeda.
Cosecha récord que en el país todo el mundo espera y cuenta. Acá empieza el primer dilema.
Hoy la pregunta es cuándo el sector comienza a liquidar divisas y lo que debemos decir es que el productor no liquida divisas, lo hace el exportador.
El productor vende, pues necesita hacer frente a sus compromisos, que esta vez son mucho más que otras veces ya que tiene cuentas de la cosecha pasada que fue exigua, no tiene financiamiento y tiene que hacer frente a la nueva campaña, los nuevos impuestos, la rueda no para.
El exportador tiene nueve años y medio para liquidar divisas, un spread incomprensible en la situación en la que el país se encuentra.
Frente a este panorama, el sector mira la contención política con que se le retribuye tanto esfuerzo. Retenciones, presión impositiva elevadísima, los impuestos provinciales municipales se han ajustado por inflación cuando los precios se han por lo menos moderado por los impuestos, ya sea por derechos de exportación o por no permitir el ajuste por inflación, lo que genera ganancias ficticias a la hora de pagar el impuesto.
Nada se ha hecho con los caminos de tierra, más del 90% de la producción sale por dichos caminos, de donde antes salían tres camiones hoy salen 20, ese es el avance de la producción y el esfuerzo del productor, pero se encuentra con los mismos caminos y en peor estado.
Nadie está fuera de la crisis que afecta al país, pero hoy el sector hace un llamado a la realidad de lo que necesita para seguir su proceso de crecimiento. No basta con declamar que es el motor de la economía. No basta con ganar nuevos mercados, pues sí que es importante, pero más importante es poder mantener los ritmos crecientes de producción con todos los productores en su campo trabajando para hacerlo.
En medio de esta crisis, de la que deberíamos salir todos y fortalecidos, es importante pensar cuáles son los sectores que siempre han aportado y considerar qué se les ha devuelto para que puedan seguir avanzando.
La cuenta a favor del productor es grande; la deuda pública, enorme. Si somos el motor de la economía deberíamos pensar en cómo se le devuelve algo en infraestructura, conectividad, mitigación de riesgo; en síntesis, en mejores condiciones de producción.
Esta condición ya es histórica y deberíamos pensar en un concepto de reivindicación histórica hacia el sector más dinámico que tiene la Argentina, responsable del tejido social del interior del país.
El autor es presidente de CRA
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