“El año 2021 pinta como de mayor actividad en la compraventa de campos que 2020, que será recordado por muchos operadores por su dureza. Este año los granos y la hacienda valen y eso influye en el ánimo de los inversores. No obstante, estamos lejos de enfrentar un período de buenas ventas, como 2011 o 2012”, diferencia Mariano Maurette, responsable de la sección Campos de la firma Álzaga, Unzué y Cía.
“Luego de tres años de baja en las cotizaciones, hay gente en busca de oportunidades y se concretan en algunas operaciones, sobre todo las que no superan los tres o cuatro millones de dólares”, agrega. Por ejemplo, la venta de 300 hectáreas en el oeste de Buenos Aires o de 800 en la Cuenca del Salado.
Aparecen porque un productor ve la oportunidad de agrandarse si un vecino vende una fracción o por fallecimiento del propietario de un campo muy chico con muchos herederos.
Entre los vendedores hay dos actitudes: quienes rechazan las ofertas muy alejadas de los valores a los que aspiran y otros que dicen: “Estamos lejos, pero no los pierdas”. Estos últimos son los que admiten negociaciones y posibilitan que se concreten algunas operaciones, según Maurette.
La reducción de precios en los últimos tres años resulta dura para quienes tienen que vender, pero también permite que los inversores vuelvan a encontrar rentabilidad en el negocio agropecuario. Con valores muy altos como los de hace algunos años, la renta del campo era poco competitiva versus otras opciones de destino del capital.
De acuerdo con lo que se observa en el mercado, Maurette dice que un campo de la zona núcleo maicera, que llegó a 16.000-17.000 dólares por hectárea en 2011 hoy se puede comprar con 13.000-14.000 dólares. En el sur bonaerense, de 10.000-12.000 dólares por hectárea cayó a 7000-9000 como valores orientativos.
En el oeste provincial -Trenque Lauquen, por ejemplo- pasó de 10.000 a 7000-8000 dólares. En Río Cuarto, los valores similares serían 10.000-12.000 y 7500-8000. En el norte de La Pampa las cotizaciones cayeron de 7000-8000 a 5000-5500 dólares por hectárea. Hacia adelante es muy poco probable una reactivación inmediata del mercado. “Históricamente, las operaciones se tranquilizan bastante antes de elecciones, sobre todo cuando se avizoran resultados reñidos”, concluye Maurette.
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