En Sarmiento, Chubut, Oscar Jensen Lloyd sufrió un fulminante ataque en su campo; reclama por una tenencia responsable de los animales
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Hace tres años, cuando se jubilaron, Oscar Jensen Lloyd (72) y su esposa, Roxana Bermúdez, decidieron invertir los ahorros en una pequeña chacra familiar en Sarmiento, Chubut. Él, al ser un veterinario con una trayectoria dentro de la provincia, comenzó a incorporar animales, entre ellos ovejas, conejos y gallinas para la cría, mientras su esposa se dedicaba al cuidado de la huerta para el sostenimiento del hogar. Sin embargo, hace unos días, la familia perdió todos los animales después de una gran matanza que ocasionaron los perros callejeros de la localidad. Para el productor, nadie se hace cargo.
Una de las paradojas de la historia es que Jensen fue uno de los primeros en trabajar en un proyecto de ley para establecer medidas de prevención sanitaria y control de los perros callejeros. “Siempre estuve dedicado a esto y tuvimos algunos animalitos para la granja. La ilusión era poder vivir de lo que uno producía. Mi esposa producía huertas en la quinta del invernadero, cuidaba a los conejos, gallinas y patos, y yo me dedicaba a la cría de oveja”, dijo. El veterinario es de Tres Lagos, Santa Cruz, y se mudaron en 1987 a Chubut. Estudió su carrera para trabajar en la producción ovina y en el interin de su trayectoria trabajó en el Ministerio de Salud de Chubut; tuvo a su cargo el programa de control de hidatidosis.
“Nuestra majada era de 25 ovejas para el consumo nuestro y el de la familia. Queríamos pasar nuestra jubilación teniendo algo que hacer. Los animales no tienen feriados ni domingos: tienen que comer todos los días, hay que atenderlos todos los días y para dos jubilados esto era bueno porque nos obliga a tener actividad todos los días. Lo hacíamos con muchísimo gusto, con muchísimo amor. No era trabajo, era el disfrute de poder atenderlos todos los días, y creo que es el mayor daño que nos han hecho, fuera del daño económico”, amplió.
Los animales fueron atacados en una sola noche, pero las intromisiones y pérdidas de los otros animales de corral se habían registrado anteriormente de manera paulatina. “Esta vez fueron matadas todas las ovejas en una misma noche, antes mataban una o dos ovejas y ahora fue absolutamente todo: había borregos, siete ovejas paridas y 15 ovejas esperando para parir y los 10 corderitos de una semana”, describió.
Hace dos meses, cuando les mataron gallinas, identificaron a los perros y a sus dueños. Dice que el dueño aceptó que los perros se habían escapado de su casa, pero ni siquiera pidió disculpas. En esa oportunidad se hizo la denuncia, que llegó a la Justicia, pero no avanzó. Después les informaron que la investigación había finalizado sin ninguna respuesta positiva para los jubilados.
Los ataques comenzaron con los conejos que estaban en una cerca con alambre tejido. En ese entonces, los perros rompieron toda la estructura, ingresaron al gallinero y dejaron sin gallinas ni patos a la familia. “Esta última vez nos dejaron sin ovejas, nos limpiaron todo. Hace muchos años nos había pasado, pero de eso nos repusimos, de esta ya no. La situación me genera bronca. Además de la frustración es que me pasé décadas tratando de hacer algo… En esta zona estoy desde 1984 y mi idea era trabajar desparasitando a los perros y que todas las localidades los controlen, que haya tenencia responsable. Las ordenanzas se fueron mejorando con base en el trabajo y que quedara claro que los perros no iban a circular en determinadas horas solos. Es la paradoja de la vida. La primera invasión de perros que yo vi, así que además de la frustración, es así, no hay otra forma de ponerlo”, lamentó.
Antes del desastre, la familia había comenzado a incorporar alambre tejido chanchero, que impide que los perros lo atraviesen. Además sumaron una burra como protector de las ovejas que había funcionado bien. “Esta vez entraron cuatro perros y superaron a las ovejas que estaban paridas porque estábamos iniciando la parición”, explicó. El ataque no lo hicieron perros cimarrones, son perros con dueños que duermen y comen en las casas de los dueños. “Los perros matan por matar, no comen nada”, aseguró.
Hoy está vigente la ordenanza N°044/14. La primera se hizo en 1984, conforme a un informe en el que colaboró. Sin embargo, no se aplica ni se fomenta la tenencia responsable y que los perros ni circulen libremente solos por espacios públicos. Esta norma municipal contempla artículos que no atienden sobre la educación sanitaria, como desparasitar y castración. “El daño que producen los perros, se tienen que tratar, los perros no deben andar solos en la calle. Si anda en la calle, tiene que andar con una persona mayor que los controle. El artículo dice que los perros no deben circular solos en la localidad. El municipio no necesita sacrificar un perro, no necesita capturarlo, necesita tener gente constantemente preocupada, que el municipio designe gente que le digan a sus dueños que vayan a sus casas. En un pueblo de 20.000 habitantes; se puede hacer”, contó.
Esta situación llevó a que las escuelas vinculadas con el agro en la zona también perdieran a sus animales a causa de estos ataques. “Estamos en el medio de la Patagonia; si una escuela agropecuaria no cría ovejas, no tiene sentido. Este proyecto inspiraba a los chicos que habían estado trabajando, cuidando y estudiando. Había días que llegaban y se encontraban con sus ovejas muertas o lastimadas, que tenían que curar. Algo a veces difícil de soportar. También teníamos que hacer todos los esfuerzos para enseñar sobre la cría de animales y la tenencia responsable de los perros, que ellos lo tenían que transmitir a los perros”, agregó.
“Me levanté temprano para ver si las ovejas necesitaban ayuda y me encontré con los perros que estaban finalizando su matanza”, recordó.
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