Falleció a los 83 años quien fue un especialista en las subastas de la raza Angus
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“El gran martillo de la raza Angus”, así lo definen quienes lo conocieron cuando buscan un calificativo que encuadre su vida. Un gran dolor causó la muerte de Luis Federico Bullrich, de 83 años, con una destacada trayectoria en el sector agropecuario. Nacido el 22 abril de 1938, estaba casado con María Elina Frers, tenía cinco hijos, 13 nietos y un bisnieto.
La historia del apellido Bullrich está ligada a la ganadería argentina y este fue el caso de Luis Federico, conocido en el ambiente de campo como “Quico”. Siendo muy joven, comenzó su actividad en la casa consignataria Adolfo Bullrich y Cia., que tenía sus oficinas donde hoy se encuentra emplazado el shopping Patio Bullrich, en el barrio porteño de Retiro.
Luego de la escisión de esa tradicional casa martillera, en 1978 con los hermanos Ignacio y Guillermo Sáenz Valiente fundó la firma Sáenz Valiente, Bullrich y Cia. Al tiempo, decidió dar otro paso más y junto a sus hermanos Julio y Esteban armó una nueva consignataria que lleva su nombre en la actualidad.
Quienes lo trataron, lo recuerdan con una agilidad y entusiasmo poco común a la hora de rematar y con una nueva impronta en el manejo del público que pujaba en las tribunas. Previo a comenzar, subido al atril observaba la posición de los compradores y en su mente realizaba un plano perfecto que le servía para manejar con lucidez toda la subasta.
Su hijo Patricio fue quien continuó su legado. “Muchas cosas me ha enseñado mi padre, pero me queda la importancia que le daba al esfuerzo, el valor de la palabra empeñada y la satisfacción del deber cumplido”, detalló.
“Otra cosa que recuerdo es que al ser zurdo, manejaba el martillo con esa mano y le quedaba libre su mano derecha. Su dedo indice de esa mano estaba mocho, tras un accidente en un gallinero con su hermano. En cada remate, siempre que alguien le ofertaba, le mostraba ese dedo y le decía no tengo cambio”, añadió.
Los remates de la raza Angus en bovinos y de la raza Criolla en equinos se convirtieron en su especialidad. Con una gran escuela de grandes martilleros como lo fue la firma ubicada sobre la Avenida Libertador, adquirió amplias habilidades, fue creciendo en su metier y eso lo llevó a ser considerado como “el martillo de oro de la raza Angus”.
Para Ricardo Ruiz González, que trabajó con Bullrich durante décadas, es una enorme pérdida su muerte. En la Exposición Rural de Palermo, era él quien le preparaba las carpetas para los remates. “Previo a cada subasta, quería que esté todo a la perfección. Hacía un culto de aquellos animales que iba a rematar, por eso antes recorría las filas una por una, toro por toro”, recordó.
“Me enseñó una regla nemotécnica para saber las características de cada uno de los animales. Siempre me decía que, para que un martillero sea creíble, era necesario decir virtudes verdaderas de cada exponente y, si no las tenía, era mejor no destacar nada. Con el tiempo, sin que me llamara Bullrich, me brindó la posibilidad de rematar en la Exposición Rural de Palermo”, añadió.
También tuvo una pisada fuerte en Criollos. Varias décadas fue el martillero oficial de la raza. “Para nuestra historia, Quico es una pérdida importante porque además de haber sido un excelente martillero, ayudó mucho al crecimiento comercial de la raza. Nos dio un empuje en el negocio y con él iniciamos los remates show. Era un entusiasta de la raza sin ser criador”, describió Raúl Etchebehere, presidente de la Asociación de Criadores de Caballos Criollos.
A fines de abril de 1982, tuvo una destacada iniciativa cuando organizó un remate a beneficio para recaudar fondos para la Guerra de Malvinas. Enseguida se sumaron el resto de las casas consignatarias y se juntaron 700 cabezas.
En sus ratos libres, disfrutaba de su club Estudiantes de la Plata e iba a la cancha de manera habitual. También jugó al rugby en las divisiones de reserva de CUBA y fue un apasionado del yachting, donde corrió varias regatas. Los fines de semana se refugiaba en el campo de sus suegros en Baradero. Tras una vida muy intensa, en los últimos tiempos se retiró de la actividad y se dedicó a disfrutar de su familia. Sus restos fueron inhumados en Jardín de Paz, en Pilar.
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