Para Eduardo Borri, presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma), en esta actividad eso ocurre tras la caída de las ventas por la sequía, que aún no se recuperaron, la falta de insumos importados y la “variación cambiaria”
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Tiempos más que difíciles para la industria de la maquinaria agrícola. De la sequía atroz que paralizó la venta entre un 50% y un 80% y un atraso cambiario que los dejó sin competitividad a una devaluación que impactó en la actividad. Ese es el escenario “desgastante y agobiante” donde están hoy los fabricantes nacionales de este sector, según advirtieron.
Para Eduardo Borri, presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma), el panorama presente de la actividad es intrincado por problemas ajenos a ellos y que los impactan de lleno. En este contexto, contó que las plantas están funcionando en un 50% y en ese porcentaje las que trabajan solo es para “para mantener el staff de los empleados y no despedir gente”.
“El industrial está agobiado, desgastado, por cuestiones que nada tienen que ver con su actividad. No solo fue el tema climático que nos partió al medio en las ventas, sino que se suman la variación cambiaria, la falta de insumos importados, los pagos al exterior, entre tantas cosas. Entonces, en vez de estar pensando en cómo producir más, tenemos la energía puesta en estas cuestiones”, indicó a LA NACION.
Con esta incertidumbre macroeconómica, donde en general las diferentes actividades están pensando en guardar stocks hasta que la situación cambie y mejore, para el dirigente su rubro “no está en condiciones de no vender”.
“Aunque otros quizás pueden esperan a que se acomode la cosa, nosotros venimos muy golpeados y no podemos darnos la libertad de rechazar una venta. A pesar de tener esta disyuntiva, no estamos en condiciones de no vender”, aseguró. En este contexto, contó que las plantas están funcionando en un 50% y las que pueden lo hacen para mantener el staff de los empleados.
Si bien rescató que la devaluación del 22% fue algo beneficioso para el sector, el atraso en el que estaban era del 35%. “Es solo un alivio, siendo lineales nos quedamos en un 13% abajo todavía y, si es como dice el Gobierno que va a ser la única devaluación hasta fin de año, pronto vamos a estar abajo en el mismo porcentual de antes”, afirmó.
A esto se debe agregar, señaló, la problemática de traer los insumos de afuera, donde las SIRAS [Sistema de Importaciones de la República Argentina], aunque con alguna dificultad, venían funcionando pero que en la actualidad, por la escasez de dólares, las fechas de pagos a los proveedores extranjeros fueron reprogramadas con 90 días más.
“Estamos quedando mal con la gente que nos provee desde hace tiempo los insumos para nuestras maquinarias, somos nosotros los que ponemos la cara frente a ellos”, dijo. Ya el mes pasado, con el impuesto PAIS a las importaciones, el dirigente había planteado que estaban atareados en tratar de decodificar cómo eran ese tipo de medidas y que las mismas tenían una gran discrecionalidad.
Los asociados de Cafma están muy preocupados por la catarata de inconvenientes que se suceden y parecen no tener fin. Uno de ellos es que indirectamente la devaluación produjo aumentos en los precios de los alimentos que impactó de manera directa en los trabajadores del sector, que vuelven a reclamar por paritarias.
“Era un tema que considerábamos resuelto, que habíamos cerrado y ahora debemos otra vez encarar este capítulo. Deberíamos estar resolviendo cosas productivas de la actividad, cómo producir más y debemos retomar estas cuestiones”, enfatizó. Otro punto son las tasas financieras que se ofrecen en el mercado, no para dar crédito a los clientes sino para la misma industria: “Para producir y estoquearse, tenemos tasas que no son convenientes. Hoy, lo financiero le gana a lo productivo y eso no es bueno para nadie ni para el país”.
En este marco, ve una esperanza hacia el futuro cercano. “Con dos de los tres candidatos presidenciales que mejor midieron y que prometen medidas afines al sector como es la baja de retenciones, los productores y clientes vislumbran una mejora en sus condiciones. El ánimo ha cambiado y eso es bueno”, finalizó.
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