En Negocios del Campo, referentes de la actividad explicaron cómo la tecnología y el manejo que se hace de la producción ayudan a un marco de sustentabilidad
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Santiago Segundo Harriague, Fundador de Kaiapuni; María Inés Di Nápoli, CEO y Fundadora de la Plataforma PUMA; Aldo Antonutti, cofundador y director de Santo Padre y Bamboo Snacks, y Jorge Gambale, cofundador de Innventure VC, fueron los emprendedores convocados para conversar acerca de sus trabajos en el sector del campo en el marco del capítulo 7 de Negocios del Campo, organizado por LA NACION.
“No concibo no generar impacto positivo en las cosas que trato de hacer”, comentó el Fundador de Kaiapuni, para empezar a contar acerca de su emprendimiento, cuyo nombre quiere decir “Ambiente” en hawaiano. Su principal objetivo es reutilizar materiales del agro, de la industria de la cervecería y también del juguete y, al mismo tiempo, generar un impacto social con su fundación “Formar”.
“El impacto ambiental es transversal a todos los sectores sin lugar a dudas”, expresó María Inés Di Nápoli, cuya empresa, PUMA, tiene base tecnológica y propone desarrollar una agricultura digital sustentable que facilite el acceso a los agronegocios sostenibles. Explicó que cuando se habla de impacto y sustentabilidad lo social tiene un valor fundamental.
Jorge Gambale, cofundador de Innventure VC, es técnico agrónomo y productor agropecuario, socio y miembro de la Comisión Directiva de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), socio fundador de la regional en Mar del Plata de la organización y su actual presidente. Gambale comentó que el proyecto de Innventure VC nació de una propuesta que venía analizando dentro de su regional con un grupo de amigos productores socios para “agregar valor a la producción” y “salirse del commoditie para generar un producto de consumo masivo”.
“Hoy la sociedad cada vez demanda más alimentos de más alto valor y más calidad”, expresó Gambale. En este contexto nació Innventure, un fondo financiado por productores para poder invertir en desarrollos tecnológicos aplicado al sector.
Por su parte Di Nápoli expresó: “PUMA busca facilitar el proceso de la sustentabilidad, y que este pueda tener impacto económico”. Expresó que la sustentabilidad tiene que ser económica, social, y ambiental. Su empresa así puso el foco allí, en especial en la huella de carbono, porque, indicó: “Hay un requerimiento de quienes compran nuestros granos que tengan trazado este indicador”.
Aldo Antonutti, cofundador y director de Santo Padre, la primera fábrica de quesos orgánicos de la Argentina, se refirió a los inicios de su primer emprendimiento, el cual empezó con el deseo de un cambio de vida de sus padres, que implicó una mudanza de Buenos Aires hacia Tandil en 1993. “Ahí empiezan a querer producir de manera ¨ecológica¨, como se decía en ese entonces”, recordó. Hoy, después de más de 25 años, son los hijos quienes dirigen “Santo Padre”, que después del fallecimiento de su progenitor eligieron ese nombre para homenajearlo.
“Me considero crítico y disruptivo en las cosas que hago”, definió en tanto Harriague, al tiempo que recordó los inicios de su emprendimiento. Contó cómo, trabajando en el agro, “veía todo lo que se tiraba, enterraba y quemaba”. Agregó: “Me cuesta normalizar cosas que no deberían serlo”.
Fue entonces cuando vio las bolsas en el campo y lo asoció con su conocimiento en confección de mochilas por emprendimientos anteriores. Pensó que ese material tenía potencial de convertirse en mochilas; ahí nació Kaiapuni. Finalmente, le agregaron la pata social con la fundación “Formar”, que capacita gente en situación vulnerable en oficios, como ser el de la costura, para luego integrarlos al mundo del trabajo.
“Estamos buscando proyectos que sean de triple impacto: social, económico y ambiental”, expresó, por su parte Gambale refiriéndose a Innverture, al tiempo que indicó que esta empresa “cazadora de startups” pretende darle un respaldo a los emprendedores y una nueva tecnología a los productores.
Di Nápoli también se refirió a la tecnología y a cómo observaron en los comienzos de PUMA su potencial de “tender puentes entre productor y consumidor, pasando por toda la cadena agrobioindustrial –los exportadores, productores de alimentos, empresas generadoras de insumos para el agro-”.
A la hora de referirse al futuro, Antonutti, no dudó en indicar que es su propósito creando alimentos de valor agregado, diversificando y “amar lo que hacés”. Di Nápoli mencionó la campaña de medición de huella de carbono en trigo, cebada, soja, anís y maní, creando valor “sobre la tonelada y la hectárea”.
Eso, explicó, “está generando una monetización a los productores que es el incentivo para que se sumen otros y también para generar aprendizajes”. Estos datos permitirán mostrar la huella de carbono de la producción del país, la cual es muy baja respecto de otras latitudes. “Si lo pensamos como país, es una enorme oportunidad”, cerró Di Nápoli.
En esta instancia, Antonutti hizo referencia a su segundo emprendimiento, “Bamboo Snacks”, una fábrica de pochoclos orgánicos, cuya idea nació durante su luna de miel en Nueva Zelanda, donde en una parada para comer algo en la ruta se encontró con unos pochoclos que “le volaron la cabeza”.
Después de investigar cómo hacerlos en la Argentina, descubrió que en el país solo se consumían en el cine. Para cambiar esta realidad creó, junto a dos socios, una marca con identidad para la familia y para que los chicos consuman en otro contexto como el colegio o diversos eventos.
Dificultades
A la hora de hablar de la parte difícil de emprender, Harriague mencionó la inflación, la necesidad de ajustar precios todo el tiempo y que muchas veces los insumos directamente no tienen precios. “Los últimos dos meses, para una pyme o un emprendedor, fueron caóticos”, alertó.
Respecto a la estadística que tiene el país, donde 8 de cada 10 nuevos proyectos fracasan, Gambale determinó que, para formar parte de ese 20% que sobrevive, es clave el equipo de trabajo, que es donde se sustenta el proyecto.
“Como todo emprendedor, tenemos que abstraernos de la coyuntura para pensar el futuro, porque es eso lo que hacemos, desarrollamos herramientas para el futuro”, precisó Di Nápoli. “Hay un largo camino por hacer”, expresó Antonutti, al tiempo que comentó que con Bamboo Snacks ya están exportando a Uruguay y quiere hacer lo mismo en Paraguay, Brasil y Chile.
Di Nápoli cerró indicando la importancia de mostrarle al mundo lo estratégico que es la Argentina en mitigar el cambio climático. “Podemos ser héroes, porque secuestramos dióxido de carbono de la atmósfera con la fotosíntesis, tenemos la fábrica a cielo abierto, solo tenemos que saber medir y gestionarla”, indicó.
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