Esta mañana, una delegación de la Secretaría de Agricultura estuvo en la plaza concentradora para seguir la operatoria tal como lo hizo anteayer
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Luego de la visita que anteayer realizaron al Mercado Agroganadero de Cañuelas para registrar los precios de la hacienda que se estaba rematando, esta mañana volvió a esa plaza concentradora una delegación del Registro Único de la Cadena Agroalimentaria (RUCA), dependencia que funciona en la órbita de la Secretaría de Agricultura que conduce Juan José Bahillo. Sus funcionarios llegaron y se pusieron a anotar las cotizaciones. “Inspecciones de rutina”, dijo una fuente oficial sobre la concurrencia de esa delegación.
Por más que parezca algo simple, para algunas fuentes la nueva visita es una forma de “mostrar” que el Gobierno está atento a la escalada que tuvo el ganado en los últimos días. No mandó una delegación similar cuando los valores estaban bajos. El dólar maíz, que encareció el costo de la alimentación, tuvo una fuerte incidencia en ese incremento que se descontaba iba a ocurrir luego de meses de un estancamiento a causa de una sobreoferta por la sequía.
Según pudo saber LA NACION, ayer desde el RUCA avisaron a las autoridades de ese mercado que hoy regresarían al lugar. Anteayer, con la primera visita se generó temor a una eventual intervención porque nunca en más de un año de vida de ese mercado en Cañuelas habían asistido estos funcionarios.
Si bien anteayer la primera visita se limitó a la recorrida y al diálogo con algunos operadores, no pasó inadvertido el dato de que se produjo justo en un momento de fuerte recuperación del precio de la hacienda que ya se trasladó al público.
“El otro día llegaron a las 7.45 por primera vez luego de más de un año del mercado en este lugar. Hablaron con consignatarios, matarifes”, recordó una fuente del mercado que, por el contexto en que se dio, no dudó de calificar de “presión” esa presencia.
Esta mañana se repitió el modo operativo. “Están recorriendo las pasarelas, miran el valor de la hacienda, pero absolutamente nada más”, señaló otra fuente de la plaza concentradora. “Vienen, recorren y se van, nada más que eso”, agregó la fuente para restarle dramatismo a la nueva presencia del RUCA.
La hacienda en la plaza concentradora tuvo una fuerte recuperación desde la semana pasada, proceso que en realidad se fue anticipando con algunas subastas de ciertas categorías que se dieron en el marco de la Exposición Rural de Palermo.
Sin embargo, los valores todavía muestran un retraso con respecto a la inflación. Esto se puede observar en una siguiente comparación que hizo el consultor ganadero Víctor Tonelli. Desde julio de 2021, considerando a ese mes como base 0 e indicador comparativo para el cálculo, mientras el novillito para consumo subió 168,9% la carne al púbico lo hizo un 162,4% y la inflación general un 223,5%.
Para Tonelli, estos números reflejan “la correlación directa entre el precio del ganado y la carne”. Explicó: “Carne barata significa precio bajo, pérdida, para el productor y caída de oferta futura”. Añadió. “El veranito de estos precios por detrás de la inflación ocurrió porque el productor estuvo liquidando ganado por la voraz sequía”.
En este marco, según el consultor, “lo que hasta la semana pasada era carne muy retrasada luego se termina pagando con creces cuando la oferta cae por los daños de la sequía”.
“No hay magia ni relato, cuando se liquida la carne es barata y cuando se inicia el proceso de recuperación de los rodeos es cara. Simple”, apuntó el consultor ganadero.
En un reporte, la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra) apuntó contra el Gobierno por la suba de la hacienda. Dijo que la medida del dólar maíz, que encareció los costos de la alimentación, terminó impactando sobre los precios del ganado.
“La decisión del Ministerio de Economía de generar un dólar maíz de $340 pesos disparó los precios del ganado de consumo liviano en los mercados con un aumento del 22%. Los precios máximos corrientes pasaron de $550 hasta 670 $ el kilo vivo. Esto representa en la media res -sin gastos ni impuestos un aumento por kilo gancho de $240- que se traducen en un aumento de la carne de entre $450 y $500″, indicó.
Según Ciccra, esta variación de precios “no puede ser absorbida por la cadena” que desde febrero último ya se hizo cargo de aumentos de combustible, salarios, energía, por ejemplo.
“¿Por qué el precio del ganado en pie no aumentó durante 6 meses? Se explica por los efectos de la sequía que obligó a los productores ganaderos a alimentar con cereal al ganado dado que no lo podía mantener en el campo por falta de pasto. El ganado alimentado con cereal llega a los kilogramos de faena en la mitad de tiempo que con una recría a campo. Este hecho provocó una sobreoferta para faena de más del 13%, motivo por el cual, con los consumidores perdiendo poder adquisitivo de manera cotidiana, no permitía el aumento de la carne en el mostrador”, remarcó Ciccra.
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