A través de la resolución 156 de la Secretaría de Agricultura, incorporó el sorgo, la cebada forrajera y el girasol al programa que reconoce un tipo de cambio a $300; fijó volúmenes de ventas al exterior que no se podrán superar
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En medio de la escasez de reservas del Banco Central (BCRA), el Gobierno decidió sumar al sorgo, el girasol y a la cebada forrajera al dólar agro. Al tiempo que le dio el beneficio del cambio a $300 a estos productos, también les aplicó un tonelaje de exportación que no podrán superar con un mecanismo llamado de “volúmenes de equilibrio”. Con los tres productos incorporados el Gobierno podría capturar unos US$1470 millones.
La novedad se conoció con la resolución 156 de la Secretaría de Agricultura, que conduce Juan José Bahillo. El dólar agro, que se puso para las economías regionales, ya cuenta con casi una treintena de productos incorporados.
Mientras que con el dólar soja, que va a hasta fin de mayo, el Gobierno pretende que lleguen US$5000 millones, una meta a la cual está lejos ya que recién va por US$1438,7 millones, con el tipo de cambio especial a $300 para las economías regionales, que se mantendrá hasta el término de agosto, apunta a que ingresen unos US$3500 millones.
Javier Preciado Patiño, exsubsecretario de Mercados Agropecuarios, calculó que con los productos agregados la expectativa de ingresos trepa a US$1470 millones, desagregados en US$850 millones con girasol, 370 millones de dólares para cebada y US$250 millones con sorgo. De acuerdo a Preciado Patiño, de cebada quedan por registrar 1,3 millones de toneladas. Faltan también 1,3 millones de toneladas entre aceite, harina y semilla de girasol. En tanto, en sorgo restan 800.000 toneladas.
Según la normativa de Agricultura, la mencionada cebada, el sorgo, el aceite y la semilla de girasol formarán parte del programa de exportación donde ya están manzana, pera, naranja, mandarina, pomelo, arroz, kiwi, cebolla, aceites esenciales, quínoa, lino, coriandro, orégano, pimiento para pimentón, manzanilla y árboles, arbustos y matas, de frutas o de otros frutos comestibles, incluso injertados.
También se encuentran en el programa pesca, limones, legumbres (poroto, garbanzo, las conservas de legumbres, arvejas, lentejas). Además, miel, ajo, tabaco, té, ciruelas, arándanos, cerezas y frutas secas, entre las que están la nuez pecán. También la olivicultura, vinos, maní, la industria forestal, lana, el girasol confitero, el maíz pisingallo y los concentrados proteicos (de biopymes). A esto se agregaron los texturados vegetales (que no son soja), jojoba y los productos orgánicos.
Requisitos y críticas
A diferencia de la soja, para las economías regionales el Gobierno fijó una serie de requisitos para estar en el programa, como cumplir pautas de precios y abastecimiento en el mercado interno. De hecho, recientemente la Secretaría de Comercio dividió a las empresas según el porcentaje que exportan y determinó los aumentos que podrán aplicar hasta agosto próximo. Como máximo serán del 3,5% en un mes en una categoría de exportador.
Respecto de los productos incorporados hoy al dólar agro, se indicó en la resolución que “para garantizar el abastecimiento interno de aceite de girasol, los exportadores inscriptos en el Programa deberán seguir manteniendo los acuerdos de precios y volúmenes establecidos...”
En tanto, se fijaron, igual que el trigo y el maíz, dos productos cuyas exportaciones están controladas por el Gobierno, “volúmenes de equilibrio”. Es decir, se trata de un tonelaje cuya venta al exterior no se puede superar.
Así, para el sorgo el volumen de equilibrio se fijó en 950.000 toneladas. Para la cebada forrajera quedó en 2.000.000 de toneladas. En cuando al complejo del girasol los volúmenes de equilibrio se establecieron de esta manera: semilla, 145.000 toneladas; aceite, 1.100.000 toneladas y harina, 1.150.000 toneladas.
“Se diseña un programa de incremento de exportación y se restringen los volúmenes para exportar menos. Se establece un dólar agro que se licúa a diario, se exigen precios de abastecimiento interno que generan escasez; los productores de las economías regionales no aspiran a ningún beneficio”, cuestionó Ernesto Ambrosetti, consultor en agronegocios.
Para Carlos Pouiller, director de la consultora AZ-Group, la resolución oficial “demuestra la desesperación del Gobierno por captar algún dólar más para las alicaídas reservas del Banco Central; sin embargo, no van a sumar demasiado a las arcas del Estado”.
“El producto que puede sumar un poco más es el girasol, a través de los subproductos, es decir por la exportación de aceite y harina, pero hay que tener en cuenta que no son relevantes los volúmenes embarcados. En cebada forrajera surge el interrogante de cuanto más se podría colocar en el exterior en esta época del año, a cuatro meses de la cosecha, que se sumaría a las operaciones a fijar [modalidad en la cual tras entregada la mercadería se le pone precio] que se podrían concretar con el nuevo dólar”, agregó.
Por su parte, Sebastián Salvaro, integrante de la misma consultora, dijo que “en el Ministerio de Economía están haciendo todo a las apuradas”.
“Salen primero con la soja y, como ven que no les alcanza, están yendo por todo. Se ve mucha improvisación en las medidas: solo pensar en soja para fortalecer las reservas del Banco Central les generó más problemas que soluciones, como se advierte en la situación actual de la economía”, dijo.
“Advierten que la soja no les alcanza y agregan otros productos como tabla de salvación para un problema de divisas, que no se soluciona con estas resoluciones, sino que exige otras medidas estructurales para una solución efectiva”, remarcó.
En este contexto, la especialista Lorena D´Angelo fustigó el establecimiento de volúmenes de equilibrio. “Al incorporar un volumen de equilibrio para las exportaciones, se recorta el potencial para que, efectivamente, los agricultores que tengan los productos pueden acceder a los 300 pesos por dólar”, expresó.
Y agregó: “Hay que ver si los 300 pesos por dólar es un tipo de cambio tentativo para los productores porque quedó rezagado respecto del dólar billete. Este rezago se refleja en las pocas ventas que se concretan con el dólar soja ya vigente”.
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