En el Congreso de Aapresid en Rosario, referentes del sector opinaron sobre la coyuntura y la necesidad de reglas claras y previsibilidad para el campo
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ROSARIO.- En medio de un clima enrarecido por el reciente impuesto PAIS a la importación de insumos y la suba del dólar blue, entre los productores hay, por un lado, expectativa por las elecciones PASO y, por otra parte, enojo porque con sus decisiones “el Estado no ayuda a traer los dólares” que necesita el país. Esas sensaciones se perciben en el Congreso de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) que se hace en el Salón Metropolitano de esta ciudad.
“El productor agropecuario está en una situación de crisis climática que regionalmente para algunos, en el caso de la zona pampeana central, como en los alrededores de Rosario, viene de tres campañas nefastas”, dijo Gustavo Magra, ingeniero agrónomo, de San Genaro, provincia de Santa Fe. Precisó que los últimos tres años han sido los peores de los últimos 100 años por esta situación.
En este contexto difícil, en su caso dejó de producir en 50 hectáreas que estaban alquiladas mientras continúa con 100 propias. “Hay muchos que no tuvieron esa oportunidad de retirarse [del alquiler] porque hacen esta producción con el arrendamiento y lo que aparece como novedoso es que entran en un endeudamiento para la campaña que viene, pero hay que ver qué pasa”, indicó.
Leandro Winkelmann y Roberto Goritz vinieron desde Mendoza, donde son importadores de insumos para las economías regionales. Indicaron que el productor agropecuario hoy está en una situación compleja debido a la falta de rentabilidad. “Esto no solo es por los cultivos, sino por el elevado costo de producción. Perdemos competitividad año a año debido a los altos costos y al gran incremento que tenemos en la presión impositiva que tiene todo el sector productivo. A esto, sumado los nuevos impuestos que se crean constantemente, hacen que perdamos competitividad en el sector para la exportación”, puntualizó Winkelmann.
Sobre el impuesto PAIS que afecta a las importaciones, expresó que esto, como todas las trabas que ya tiene el sector agropecuario, provoca que los precios aumenten “por las dudas”.
“A todo esto hay que sumarle la devaluación constante en la que vivimos y genera que las empresas se stokeen y no quieran vender, y lo que vendan lo hacen a precios que no tienen nada que ver con los costos internacionales. En definitiva, los costos internacionales son los que después van a determinar los precios de los productos que cosechamos. Es una situación compleja por falta de insumos y por los precios de los insumos, porque lo que hay es caro. Además, agregarle a eso que están trabadas la mayoría de las Siras, los permisos de importación”, recordó Goritz.
Para ambos asistentes al congreso, “es más complejo exportar que importar”. Destacaron: “Al fin y al cabo el Estado no te ayuda a traer dólares, que es lo quiere el sector”. Goritz remarcó que el campo sigue siendo uno de los pocos sectores grandes que es rentable y mueve la aguja de la economía nacional. “A pesar de todo, el campo sigue generando ganancias. En un Estado fundido hay que ir a buscar al que genera algo de plata todavía”, indicó.
Pablo Cattani es un asesor en el área de conservación de forrajes, que vino desde Córdoba. “Hoy el contexto es malo y bueno a la vez. La ganadería es un negocio de mediano y largo plazo, si bien pasamos un período de sequía, el mundo demanda carne argentina y tiene la posibilidad de producir; hay demanda a nivel mundial y la Argentina las puede abastecer de una manera limpia que es lo que te demanda hoy el mundo”, indicó.
Lo que necesita en este momento el productor agropecuario, dijo, son condiciones de previsibilidad. “En la Argentina no sabemos si podemos importar, no tenemos moneda, el precio de la carne está manejado políticamente; cuando hay tanto disturbio por fuera el negocio no se llega a ver claramente, y así todo el productor sigue empujando. Cuando al productor no le pongan trabas, la Argentina puede explotar todavía mucho más en la producción de carne. Si hoy la Argentina produce tres millones toneladas de carne y exporta casi una, podría producir cinco millones. Pero si hay un plan a mediano plazo puede llegar a producir seis, siete u ocho millones toneladas de carne. Las condiciones están, el tema es que no se ponga trabas”, afirmó.
Amplió: “Hablo de una moneda que sea clara, que los insumos que se tienen que importar, porque la Argentina no los produce, los produce demasiado caro, se puedan traer y que las exportaciones no estén viciadas por un precio interno, porque en realidad no tiene nada que ver una cosa con la otra”.
Ignacio Causino produce en la zona de Trenque Lauquen, provincia de Buenos Aires. Expresó: “El productor lo que necesita en este momento son reglas claras en el largo plazo. Más allá de si se necesita una baja de retenciones, es poder programar y proyectarte. Tener en claro qué es lo que va a seguir en adelante, cómo se va a trabajar y en función de eso armar una estrategia. Lo lógico es que las retenciones vayan bajando gradualmente, porque no las van a poder sacar de un solo momento, pero es necesario que se vayan bajando gradualmente para invertir más y seguir produciendo”.
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