El reciente aumento de la producción de granos fue acompañado con la incorporación de diversas prácticas entre las que se encuentran la fertilización. Sin embargo, en las últimas campañas, la cantidad de nutrientes aplicados en relación con los demandados por los cultivos disminuyó y así aumentó la proporción de lotes con niveles de nutrientes insuficientes para sostener altos rendimientos. Esta diferencia fue de mayor magnitud en sitios bajo producción de soja o de maíz en siembras demoradas, donde las cantidades aplicadas de nutrientes tales como fósforo distaron de los extraídos en los granos. Además, al disminuir la proporción de cultivos de trigo y de maíz o de doble-cultivos, los aportes de materia orgánica también decrecieron, incrementando la frecuencia de limitaciones en la oferta de nutrientes tales como nitrógeno, azufre y algunos micronutrientes.
En la región pampeana abunda la información de relevamientos de niveles de fósforo extractable de los suelos que muestra su paulatina reducción conduciendo a aumentar la superficie de sitios limitados en su oferta para la normal producción de cultivos. Hacia fines de la última década, a partir de un relevamiento en suelos agrícolas liderado por el INTA con la colaboración de Fertilizar AC, se observó que en algo más del 50 % del área agrícola de la región, la oferta de fósforo en los suelos sería insuficiente para producir trigo requiriendo la aplicación eficiente de fertilizantes fosfatados. Hoy, al considerar que en los últimos años se incrementó el área con soja y que el manejo normal de su fertilización aportó niveles insuficientes del nutriente, esta superficie sería aún mayor. Resultados de estudios de planteos de manejo de la fertilización con fósforo en sistemas agrícolas con soja realizados por investigadores de INTA y Universidades validan esta observación. En promedio, 5 años de producción sin fertilización con fósforo redujeron en aproximadamente 20% la oferta del nutriente en los suelos. Mientras que la aplicación anual de fertilizantes fosfatados, en dosis moderadamente superiores a las utilizadas en cada región productiva, no sólo sustentó mayores rendimientos, sino que mantuvieron y hasta incrementaron sus niveles en los suelos.
Hoy, al planificar el manejo de nutrientes para la producción de trigo es importante considerar que son recomendables los ajustes en diagnósticos de fertilidad de suelos atendiendo a estos cambios en los niveles extractables y variabilidad según sitios de cultivo (análisis de suelos y muestreos inteligentes según zonas de manejos).
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