Nicolás Pino remarcó los problemas que afronta el sector pero también abordó la realidad política y económica
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En un discurso que duró casi 50 minutos, el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino, pronunció en el acto inaugural de la 135° edición de la Exposición Rural palabras que no dejaron temas sin abordar, desde la realidad del sector hasta la situación del país y el próximo gobierno. A continuación, las diez frases más destacadas:
- El problema del campo que suele ocupar los titulares es la sequía. Y es verdad, la sequía nos marcó fuertemente. Pero lo más importante es que la sequía deja al desnudo, más que nunca, problemas más profundos que ella. Han quedado al descubierto las pésimas políticas agropecuarias que los gobiernos han instrumentado en la Argentina en los últimos 80 años. Esas malas políticas las pagamos todos. Nuestra producción está estancada, trabada, debilitada y, si las condiciones impositivas y macroeconómicas cambiaran, podríamos producir mucho más.
- En el caso de nuestro sector, el Estado actúa como socio desleal y forzoso. Lo hace a través de impuestos confiscatorios, discriminatorios y distorsivos, que se van acumulando sin lógica ni sentido, en todos los niveles: nacional, provincial y municipal. Lo hace a través del manejo del tipo de cambio, que obra como un instrumento de apropiación de la legítima rentabilidad del productor. Lo hace a través de información falsa, manipulando y exagerando, por ejemplo, la incidencia del precio de la carne vacuna en el índice de precios al consumidor.
- Las medidas tomadas por el Gobierno esta semana no nos dan previsibilidad, y que quede bien claro: estas medidas se toman por una necesidad financiera del gobierno y no en beneficio de todo el sector. Necesitamos reglas claras, justas y previsibles que generen confianza y se puedan instrumentar. Estamos cansados de anuncios que nunca llegan a los productores.
- El campo es el único sector que genera divisas netas genuinas, para que la Argentina funcione. Sólo en concepto de derechos de exportación, el campo viene aportando al país 170.000 millones de dólares en los últimos 21 años. ¿Cuál es la respuesta del Estado? El ataque a la productividad del campo. La infraestructura rural se cae; existen no sabemos cuántos tipos de cambio, oportunistas y desestabilizadores; y un impuesto inflacionario de más del 100% anual que agudiza la pobreza, llevándola al vergonzoso 42% de la población. La producción no puede menos que sufrir: sólo desde el momento en que se reinstalaron las llamadas retenciones, más de 100.000 productores han tenido que abandonar la actividad.
- Lo único que se multiplicó en Argentina es la pobreza: los beneficiarios de planes sociales pasaron de 100.000 en 1999 a 14 millones en 2022; se multiplicaron 140 veces. Mientras tanto, el dinero de los impuestos se invierte en medidas populistas, y en pagar una enorme fiesta demagógica, que destruye la cultura del trabajo. Todo esto lleva a una conclusión: está claro por qué camino no hay que ir. A los nuevos gobernantes les pedimos, no que dejen de ayudar a los necesitados, sino que lo hagan respetando su dignidad, a través de medidas económicas que creen puestos genuinos de trabajo.
- Las retenciones son un impuesto pésimo, por abusivo y por discriminatorio. Peor aún en los tiempos de sequía que nos ha tocado vivir, en los que el Estado, como si fuera un acreedor privilegiado, se ha quedado con el poco rédito que ha logrado salvar el productor, o les ha cobrado inclusive a los productores que estaban en situación de quebranto.
- Este año celebramos un hecho fundamental: hemos logrado 40 años de ejercicio ininterrumpido de la democracia. 40 años de institucionalidad. 40 años que supimos conseguir pero que nos hacen responsables del futuro. En estos años hemos podido dejar atrás la violencia armada de carácter político, hemos logrado votar, y renovar a nuestros gobernantes. Pero nos falta, es verdad, ejercer plenamente y consolidar la democracia; es decir, dejar de lado el vaivén entre extremos, y reducir la costumbre de romper siempre con lo anterior, en vez de lograr políticas de Estado basadas en el acuerdo.
- Nos quedan deudas pendientes. Hay entre nosotros intentos de desarmar las instituciones y la división de poderes, violando la Constitución Nacional y tolerando prácticas populistas. El ejercicio de la política está plagado de fallas, como la corrupción, el clientelismo, el nepotismo y la manipulación de los votantes. Como dijo el doctor Favaloro: “Parece increíble, pero acá hay veces en que los honestos tenemos que dar más explicaciones que los corruptos.
- Frente a una situación tan crítica, nuestra respuesta es: profundicemos la democracia republicana. La respuesta no es el autoritarismo ni el populismo. La democracia debe ser reivindicada, rescatada, perfeccionada.
- Estamos eligiendo, ya, a servidores públicos a quienes confiaremos el rumbo del país. ¿Cuándo será el día en que un gobierno saliente no deje al siguiente un campo minado de problemas por estallar? ¿Cuándo será el día en que el gobierno que asuma no se cruce de brazos quejándose de la famosa “pesada herencia recibida”?
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