Los contratistas de cosecha son un eslabón muy importante en la producción agropecuaria, dado que cosechan aproximadamente el 80% de la producción de granos de cultivos extensivos.
Todos los años, cubrir los costos de amortización de la maquinaria, los costos de reparación, más las cuotas de los créditos es complicado para ellos. A esta problemática hay que sumarle el clima de cada año si es húmedo, seco, si hay inundaciones o sequías. También los vaivenes de la economía, entre ellos el precio del dólar y la inflación anual.
El mercado y las empresas cada día ofrecen máquinas con mayor capacidad que son más eficientes pero a su vez más grandes, más pesadas y más caras. Todos estos factores son decisivos a la hora de hacer los cálculos de cómo le irá ese año a un contratista de cosecha.
Desafíos
Esta lógica de la maquinaria cada día más grande puede explicarse con lo que sucede en EE.UU., donde para cosechar aproximadamente 1200 hectáreas en casi un mes como ventana de cosecha se necesitan máquinas de mayor tamaño. Hace unos 20 años un productor en EE.UU. vivía con la producción de unas 600 hectáreas, mientras que hoy necesita más de 1000 para lograr tener el mismo resultado. Teniendo en cuenta esta problemática es que se agrandaron los motores, las capacidades de trilla y el ancho de los cabezales o plataformas.
Teniendo en cuenta ese contexto y comparándolo con nuestro país es que se pueden mencionar algunos ejemplos de problemáticas muy importantes y determinantes a la hora de conocer la rentabilidad.
Un contratista que en la Argentina se compra una máquina de última generación la cual desde el primer punto de partida cuesta casi el doble en dólares de lo que cuesta la misma máquina en EE,UU., empieza a demostrar como el contratista argentino ya debe ser más eficiente para amortizar dicha cosechadora. A su vez, los repuestos de esa máquina también son en dólares y cuestan más que en EE.UU.
Una de las realidades que afrontan los contratistas es que la inflación y el dólar les aumenta los precios de los repuestos y, a su vez, como la mayoría de los productores y empresas les paga en cheques hasta 90 días o más, la inflación los hace menos rentables. En el momento que se pactaron los precios de cosecha de este año 2018 el dólar estaba a 19 pesos y cuando se terminó la cosecha el precio del dólar se encontraba por arriba de los 28 pesos o más.
Cuando tenga que reparar la máquina y compre los repuestos estos serán más de un 45% más caros que cuando puso el precio a su cosecha. A esto se le suma que en el momento de decidir la cosecha la inflación proyectada era de 15% y hoy está por arribad el 30%. En este contexto se puede decir que el contratista tiene que hacer magia para que le cierren los números y obtener una ganancia mínima con su trabajo y esto sin tener en cuenta el aumento del combustible que es el insumo que más consumen las cosechadoras diariamente.
Un punto que ya no es controlable por la economía, y que en 2017 y 2018 ha causado un gran problema, es el factor climático. Se puede decir que muchos contratistas que compraron máquinas más grandes y tuvieron que cosechar campos inundados o con napa muy alta se encontraron con la problemática de que estas cosechadoras más pesadas se hundían o enterraban con mayor frecuencia y se complicaron aun más los números porque es costoso sacar una máquina enterrada. Las máquinas pesadas fueron sustituidas en esos campos por máquinas livianas que no se enterraban con tanta facilidad.
Ese año húmedo que generó inundaciones no fue un buen año en una gran parte del país para ese tipo de máquinas y para esos contratistas que necesitaban pagar la cuota de esas máquinas nuevas. Pero cabe aclarar que en los campos donde el rendimiento fue alto y había piso para cosechar esas máquinasestuvieron bien elegidas.
Ahora, en un año seco como en la primera parte de 2018, en muchos campos o zonas del país el rendimiento fue menor al promedio nacional de cada cultivo y también fue complicado para las máquinas de gran capacidad de trilla porque para mantenerlas llenas o a su capacidad de cosecha tenían que ir a una velocidad de avance muy elevada lo que causa pérdidas de cosecha y mayores roturas. A esto hay que sumarles los altos costos diarios que posee un contratista para poder trabajar y trasladarse de un campo a otro.
Lo que viene
Bajo estas condiciones se puede predecir un futuro muy complicado para los contratistas de cosecha que hoy atraviesan grandes problemas en sus negocios y la realidad es que si ellos no son conscientes de sus costos y aplican una tarifa que los proteja terminarán desapareciendo.
Pactar los precios de cosecha por porcentaje en años secos hace que los contratistas pierdan dinero y este año es donde más se está notando esta problemática. Se comienzan a ver muchos contratistas que achican su negocio vendiendo algunas máquinas dado que ven que no tienen ganancias.
Dar un consejo sobre lo que deben realizar estos contratistas en estas situaciones es realmente desconocer los graves problemas por los que se está atravesando en esta actividad. El punto que no se debería negociar son las tarifas dado que es el ingreso con el cual ellos deben mantener su maquinaria.
Otro factor muy importante es conocer bien dónde se va a trabajar y cuáles son los rendimientos de los campos donde se cosechará, como así también el tamaño de los lotes. La logística en la cosecha es un factor fundamental y, si no se realiza bien, también logra bajar la eficiencia de los contratistas lo que hace que se compliquen las posibilidades de mantener esa máquina.
Los fletes largos son muy costosos y se debería tener en cuenta si se paga o no con el trabajo comprometido. Es normal trasladar una máquina varios kilómetros, que llueva en ese campo y terminar parados una semana, con lo cual las hectáreas no serán las mismas que las pactadas anteriormente. Algunos de estos factores deberían tenerse en cuenta para lograr un negocio rentable a largo plazo.
El autor es consultor
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