La baja de derechos de exportación (DEX) anunciada por el Gobierno da respuesta parcial a un creciente reclamo por parte del sector productor. No analizaré aquí sobre la “moralidad” de este impuesto, es decir si, como muchos plantean, los DEX representan o no un “robo” del Estado hacia los particulares. A mi juicio este planteo – de cierta vigencia en las redes sociales – corresponde más al ámbito de la evaluación moral que al del análisis económico propiamente dicho : todo impuesto es, en definitiva, una exacción forzosa de recursos.