Norberto Sahores, ejecutivo de una firma del campo, habló de cuatro puntos estratégicos a seguir para quienes desean iniciar un proyecto
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“Cuando pensás en emprender, en la Argentina es todo difícil y complicado. Hay muchos cambios de reglas e imprevistos, no se fomenta, ni se promueve, pero sin embargo es un país que está lleno de oportunidades. Cualquier persona puede llevar adelante un emprendimiento y desarrollarse a través de él”.
Las palabras pertenecen a Norberto Sahores, un empresario agropecuario cofundador y director de Desab, una empresa proveedora de soluciones tecnológicas para el sector. Junto a Ignacio Lartirigoyen, cofundador y presidente en Lartirigoyen, y Martín Sackmann, gerente de Innovación y Desarrollo en Los Grobo, participó de la 2da. edición de “La Transformación Digital del Agro”. Allí hablaron de las claves para emprender y dieron su mirada de los desafíos del agro.
“Emprender es caminar hacia cumplir un sueño. En mi caso, siempre estuvo muy ligado a asociaciones y equipos, que para mí implica un desafío mayor porque se necesita que el resto de los participantes perciban lo mismo que uno por el proyecto y acepten la propia impronta que tiene. A veces tenés conflictos y a veces lográs la complementación, que es el objetivo, pero no es fácil”, comentó.
Sahores es cuarta generación de productores agropecuarios. Contó que comenzó a los 20 años a emprender en proyectos relacionados con la tecnología y servicios para el agro. “A mi al campo y ese amor me lo transmitió mi abuelo materno y un tío”, dijo.
Para el empresario, hay cuatro puntos que hay que tener en cuenta para iniciar un proyecto. El primero está relacionado con la convicción. “El proyecto tiene que tener corazón, hay que sentirlo. Eso ayudará para superar las dificultades y lo imprevisto. Como así también asumir o aceptar lo que te perdés, porque cada vez que se empieza un camino, se resigna otro y a eso a veces uno se lo puede cuestionar. Es algo que pasa”, expresó.
El segundo punto, que según aseguró es independiente de donde se emprenda, es lo que el llama “anclaje”. Explica que es la relación que hay entre el proyecto, los medios, el conocimiento que el que emprende tiene del sector y la realidad. “Ahí el tiempo juega un rol fundamental porque si lo hacés muy anticipado puedes fracasar y si lo hacés tarde no tiene sentido”, comentó.
“El tercero es la puerta de salida. No siempre nuestros proyectos son lo que uno soñó o espera, pero si la convicción es fuerte la mayoría no le presta atención”, agregó y remarcó: “Por último está la suerte. Siempre se necesita un poco de suerte”.
A los puntos mencionados por Sahores, Sackmann sumó uno más: las conexiones. “Hoy el sector agropecuario dejó de ser cerrado. Es uno de mucha interacción. Creo que la clave es conectarnos con los expertos, que muchas veces son nuestros propios compañeros de trabajo, y con el productor”, indicó.
A diferencia de los otros empresarios, a él le tocó trabajar en multinacionales. Empezó en Cargill, luego pasó por Monsanto, Bayer y hace casi tres años está en Los Grobo. Si bien hace 27 años que ejerce la profesión de ingeniero agrónomo, dice que le tiene que agregarle unos años más de experiencia. “Hay que sumarle 25 años más porque tuve la suerte de criarme en el campo así que me tocó vivir y mamar el campo desde chico con mi familia. Esto de tocar la tierra y palpar los problemas del productor uno lo vive en el corazón”.
A 36 años de la fundación de su empresa, en tanto Lartirigoyen también contó su experiencia y dio la clave de lo que para el es importante a la hora de emprender: nunca rendirse.
“En mis comienzos el agro no era un sector tan pujante como ahora, todavía no estaba la siembra directa, la frontera agrícola era mucho más chica. Era una época más dura porque al agro no le iba bien, pero sobrevivimos por ser resilientes”, remarcó.
El empresario, además, brindó su visión de futuro sobre el agro y los desafíos que el sector enfrenta.
“Todo el agro se está transformando y hoy las nuevas generaciones nos empiezan a exigir algo que cuando salimos a buscar mercado todavía la mayoría no lo exigía. En el futuro lo van a hacer. Por eso tenemos que innovar, mejorar nuestra huella de carbono y ser más sustentables”, indicó.
“El año pasado empezamos a medir la huella de carbono para empezar un proyecto de mitigación y para 2030 nos pusimos como objetivo ser una empresa de carbono cero”, contó.
Por otro lado, remarcó la importancia de trabajar con las nuevas generaciones y lograr desarrollar el interior. “Si queremos que se desarrolle el interior tenemos que lograr que la gente de las ciudades vaya porque en el interior hay miles de oportunidades y eso hay que contarlo”, dijo.
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