CÓRDOBA.- Una entidad del campo difundió un estudio que muestra la diferencia de trato del Gobierno con el sector petrolero y el rural, destacando que le da más beneficios al primero, que aporta el 0,74% al PBI, que a los productores que representan una contribución equivalente al 7,1% del PBI. En cuanto al empleo, en el primer caso 55 firmas generan 22.506 puestos frente a 56.867 empresas que dan trabajo a 361.461 personas en el agro. Además, las actividades primarias son las principales generadoras de divisas netas, con US$26.627 millones, mientras el sector petrolero es deficitario (-1549 millones de dólares).
El análisis, realizado por Prima Consultores, asesores económicos de la Sociedad Rural de Jesús María, repasa que, además del barril criollo –que retornó ahora con un valor de US$45-, el sector petrolero tiene beneficios derivados de acuerdos sectoriales de salarios, tratamiento diferencial a las inversiones en Vaca Muerta y el desarrollo de red de gasoductos, "a diferencia del agro, que además de los aumentos en los derechos de exportación sufre la superposición de gravámenes entre jurisdicciones y es penalizado con regulaciones que parecieran obedecer más a caprichos políticos que a una política económica con un mínimo de rigor científico".
La instrumentación del barril criollo apunta a preservar a las empresas petroleras, a sus empleados y a las provincias que se financian a partir de regalías. El costo de la medida, desde mayo a fin de año se estima entre 1480 y 2221 millones de dólares, de acuerdo al diferencial con la cotización del barril Brent. Las provincias petroleras recibirán US$211,3 millones extras y unos US$36 millones en concepto de mayor recaudación por ingresos brutos.
El trabajo de la entidad del campo señala que esa política "dista diametralmente" de la aplicada con el sector, pese a que "tiene un potencial económico claramente superior al petrolero". Entre las variables que destaca el trabajo es el carácter nacional del capital de la producción agropecuaria, "donde predominan el tamaño pequeño y mediano de las empresas". En cambio, dice, tres empresas se reparten casi tres cuartas partes del negocio petrolero (YPF, Pan American Energy y Total Austral), seguidas por gigantes mundiales de la industria, como Exxon Mobil y Shell.
"Esta configuración del capital, además de poder fomentar tendencias a comportamientos oligopolísticos, implica mayores tensiones en la balanza de pagos, a partir de los requerimientos de las filiales locales a transferir utilidades a las casas matrices internacionales", describe el informe.
Otra variable que apuntan es la distribución geográfica de los emprendimientos: la explotación petrolera se concentra en nueve provincias, fundamentalmente en la región patagónica, mientras que las explotaciones agropecuarias se extienden prácticamente a lo largo de todo el país.
Respecto de la contribución al fisco que realiza cada sector, del estudio se desprende que -tomando en cuenta los principales impuestos que recaen en ambos sectores- el aporte del agro es "seis veces" el del petrolero. Se explica principalmente por las retenciones, pero también por el resto de los tributos, salvo en el IVA donde la actividad relacionada con el petróleo y el gas contribuye más que la producción del campo.
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