La Argentina concentra casi el 90% de la población de guanacos que hay en Sudamérica; compite con las ovejas
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El guanaco es un mamífero de la familia de los camélidos (llama, alpaca, vicuña) natural de Sudamérica. Habita desde Perú, Bolivia y Paraguay a Chile y la Patagonia de la Argentina. Nuestro país concentra casi el 90% de la población, en el resto casi ha desaparecido o está en peligro de extinción. Llegaron a ser 50.000.000 en la época de los conquistadores, hoy su población ronda el millón de animales. Su nombre proviene del vocablo quechua, “wanaku”, que significa “carnero salvaje”.
Cuenta el explorador Italiano de origen inglés George Chaworth Musters (1841-1879) en su obra autobiográfica “Vida entre los Patagones” que fue la segunda pieza de caza preferida (después del ñandú) de los indios Tehuelches, al cual llamaban “Nou”.
Se cazaban guanacos jóvenes (más tiernos) a boleadora de tres bolas llamada yachiko y como son muy veloces se los arrinconaba en grupos según la geografía. Se aprovechaba todo: carne (cruda o cocida), cuero, huesos, tendones, sangre y lana. Los toldos indios se techaban con cueros de guanaco cosidos entre sí.
El cuero con la lana para adentro se usaba como manta sobre los hombros, el famoso “quillango”, difíciles de ver hoy día. La carne se tajeaba del anca y se salaba y secaba al sol, tipo tasajo. También se consumía asada y eran famosas las mollejas de guanaco. El indio consideraba a la actividad de la caza una ocupación y no un deporte o distracción.
Según Musters, “el guanaco es un animal raro, tiene el relincho del caballo, la lana del carnero, el cuello de camello, los pies de ciervo y la velocidad del diablo”.
Comportamiento
De contextura mediana-pequeña (no pasan de 150 kilos de peso), el guanaco vive en rebaños con un macho dominante, aproximadamente cien hembras y sus crías. Son vegetarianos habituados a vegetales duros y secos. Son grandes escupidores cuando se sienten amenazados o asustados. Es el animal de tierra por excelencia de la Patagonia y de hecho el más grande de toda la geografía terrestre.
Están adaptados para vivir en climas fríos e inhóspitos. Su cuero con vellón de lana es grueso. Sus patas acolchadas al estilo del camello o dromedario le permiten circular sin problemas por lugares desérticos o pedregosos.
A diferencia de la llama, el guanaco no es fácilmente domesticable. No obstante, hay registro de chulengos (la cría joven del guanaco) que han sido amansados, pero a la larga conservan su carácter libre e indómito. Hoy día se lo cría en cautiverio para producción de carne y lana, que es de gran calidad, pero no tan fina como la de la vicuña.
En numismática, en el marco de difusión de especies autóctonas de nuestra Nación (que incorpora animales en lugar de próceres), se lo representa en el billete de 20 pesos, en donde el guanaco reemplazó a Don Juan Manuel de Rosas.
En la actualidad se lo combate para evitar que compita con la oveja por el escaso alimento del suelo patagónico. En muchas regiones la actividad lanera se ve amenazada por la existencia de guanacos, ya que al disminuir la cantidad de depredadores naturales (el puma) casi no tiene enemigos y su reproducción sin límites es una realidad.
Esta nota se publicó originalmente el 3 de enero de 2024
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