Productores entrerrianos de Victoria aceleran el traslado de hacienda hacia el continente porque esperan una crecida impresionante que no ocurría hace más de una década
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Mientras en algunas zonas agrícolas del país celebran los milímetros caídos en los últimos días; como contrapartida, para los productores de Entre Ríos y Corrientes todo es preocupación. Lo que debería ser alegría porque, por fin el ansiado Niño llegó y cambiaron las condiciones climáticas después de una feroz sequía, para el ganadero marginal de las islas del Delta del río Paraná, en particular del departamento entrerriano de Victoria, se convirtió en aflicción.
Es que después de las grandes precipitaciones en el norte del país y el sur de Brasil, que produjo la alta crecida del río Iguazú, esa fuerza del agua bajó y desbordó las orillas isleñas, causando inundaciones en toda la Mesopotamia lindera. Pero alertan que aun no llegó lo peor. Dicen que desde hace una década que no hay una crecida como esta.
“Todavía no llegó la ola a Entre Ríos pero en Misiones y Corrientes los ganaderos ya la están padeciendo”, advirtió Enzo Mariani, productor isleño e integrante de la Comunidad Islera Asociación Civil (CIAC).
Un crudo informe del Instituto Nacional del Agua (INA) pronosticó que en esta zona geográfica habrá desde el 15 de noviembre un “evento muy significativo, cubriendo casi toda la región de respuesta hidrológica rápida y con acumulados semanales del orden de 220 milímetros”.
“Vale destacar que las lluvias sobre la cuenca del río Iguazú están produciendo una crecida que en Cataratas no se registraba desde junio de 2014″, señala el documento. Se espera que para esa fecha en Rosario el nivel del agua alcance los 5,5 metros.
En diálogo con LA NACION, Eduardo Grimaux, presidente de la Sociedad Rural de Victoria, describió la difícil situación que viven y el panorama aun más complejo que tienen por delante. “El informe del INA es contundente: para el 15 de noviembre comenzará a llegar a esta región una ola que tendrá su pico alrededor del 20 del mismo mes, donde va a tapar todas las islas de Victoria, no quedará nada libre de agua, solo quedarían unos albardones secos. Es alarmante lo que se viene y sobre todo que el estudio no contempla las propias lluvias que van a caer en la zona”, enfatizó.
Según describió, el 70% del departamento son islas, unas 376.000 hectáreas y hay en total unas 180.000 cabezas de ganado en peligro, donde habría alrededor de 60.000 animales que están en islas fiscales. Datos que maneja la comunidad isleta “El tema es que queda poco tiempo para sacar la hacienda y llevarla al continente, antes que venga la gran crecida. Los ganaderos no creyeron en el informe tan duro del INA y ahora no se puede perder tiempo porque el agua nos va a tapar. Y hay una realidad: es muy costoso la logística de llevar y traer hacienda de la isla”, dijo.
En este escenario, se formó un cómite de crisis con todas las fuerzas de seguridad, organismos sanitarios, funcionarios del municipio e integrantes de la Sociedad Rural local y de la comunidad isleña para organizar el traslado de la hacienda a tierra firme.
“Se armó una comisión para tratar de aliviar el cuello de botella en el que estamos. Algo de hacienda está saliendo por arreo todavía, pero la mayor parte debe salir en las barcazas. Debemos apresurarnos por eso necesitamos que el Gobierno nos de una mano al respecto”, indicó.
En este sentido, detalló que le enviaron una carta al secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, para que gestione la posibilidad de que la hacienda sea vacunada en destino (como se permitió en el 2007) y no en origen como lo exije el Senasa. Para el dirigente, el otro gran problema es la falta de pastos en los campos del continente: “Venimos de una gran sequía y no hay pasturas. Por lo que habrá que solucionar ese tema también, pero eso será para después”.
“En el Gobierno nos dicen que está todo encaminado para que la hacienda salga. Pero no hay tiempo que perder, no podemos rejuntar la hacienda y llevarla a la manga para vacunarla; además muchas mangas ya están bajo agua. Son cientos de hectáreas que hay que recorrer para juntar la hacienda y llevarla a las barcazas. Necesitamos que Bahillo gestione para que sea posible que la hacienda salga de la isla aun sin vacunación y luego se vacune cuando llega a destino. Por ahora tenemos unas cinco balzas que transportan alrededor de 60 animales por viaje”, señaló Grimaux.
Mariani, conocedor del manejo productivo de la isla, coincidió que se está en la cuenta regresiva. “Es acuciante, son los mismos dueños de los campos los que están rejuntando su hacienda para llegar a tiempo y no perder los turnos que les da el balsero. Estamos tratando de agilizar la movilización con la ayuda de las fuerzas de seguridad. También con Vialidad porque, al haber falta de campo donde llevar la hacienda, muchos animales van a quedar en la ruta y no queremos que suceda ningún imprevisto”, finalizó.
Por último, según describió José Colombatto, presidente de la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (Farer), del otro lado de la provincia, sobre el río Uruguay, la cosa está más controlada: “En los campos pegados al río Uruguay, la situación no sería tan alarmante como la que se está viendo sobre el río Paraná”.
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