Para Mauro Gorgerino, asesor de Select-Debernardi, hay que poner el foco en los siguientes puntos: recursos e infraestructura, equipo de trabajo, objetivos claros, gestión de la información y utilización de datos
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Es muy frecuente en los tambos que los máximos responsables dediquen mucho tiempo a cuestiones productivas puntuales, como nutrición, reproducción, calidad de leche, crianza de los terneros, etc. Esa conducta está bien y debe continuar, porque es condición necesaria pero no suficiente. Es preciso que también le dediquen tiempo a la organización de un buen equipo de trabajo, a la fijación de objetivos y a la planificación estructural de la empresa para el corto y mediano plazo. Muchas veces se invierte más en solucionar los problemas cotidianos que en motivar al personal para que “se ponga la camiseta” o para proporcionarle instalaciones y equipamiento adecuado para la vida en el campo. Así, a veces se atiende lo urgente y se posterga lo importante.
Según la visión de Mauro Gorgerino, asesor de Select-Debernardi, ese comportamiento empresario debería cambiar porque “si se trabaja bien en los temas estructurales de la empresa se consiguen buenos resultados en las cuestiones cotidianas”.
Cinco puntos por revisar
A partir de una larga experiencia con muchos tambos de la región central, Gorgerino enumera la siguiente hoja de ruta como metodología para diagnosticar el funcionamiento correcto de un establecimiento lechero. Desarrolla un enfoque global, sistémico, que muchas veces “se deja para después”, obligados a solucionar “la diaria”.
1. Recursos e infraestructura. En todos los tambos, pero sobre todo en los medianos y grandes, es prioritario el análisis de los recursos disponibles para la producción y la revisión de la infraestructura, para ver si es acorde con la escala productiva necesaria para cumplir los objetivos y metas de la empresa.
2. Equipo de trabajo. Luego, hay que evaluar la cantidad de personas que trabajan en el campo y su distribución por áreas. “Es muy importante explorar la situación personal de cada operario (familiar, laboral, económica) y determinar si cada trabajador tiene definido su rol dentro de la empresa de acuerdo a su formación”, resalta Gorgerino. Obviamente, es imprescindible asegurarse que se trabaja en equipo, y que hay adecuada comunicación entre las personas de distintas áreas y con los cargos superiores.
3. Objetivos claros. En un tambo eficiente, el máximo responsable debe comunicar cuáles son las metas de la empresa (rentabilidad, prestigio, crecimiento en volumen, expansión con otras producciones, etc.). En función de esos objetivos se pueden establecer índices para los ejecutores del sistema, que permitan saber qué resultados se esperan de cada área. Por ejemplo, “si se busca ser eficiente con el uso de los insumos y de los medicamentos, y en el consumo de alimentos por cabeza, se debe explicar por qué y para qué se plantea cada objetivo, para que todos entiendan cuál es el camino”, aconseja Gorgerino.
Por otro lado, si en determinado momento la empresa decide no invertir en la producción, “explicar a los ejecutores por qué se toma esa decisión es importante, porque muchas veces tienen otra visión del negocio y, si no están convencidos, lo pueden hacer con mala predisposición”, alerta.
“Muchas cuestiones se pueden detallar, pero lo importante es comunicar a las personas por qué hacemos lo que hacemos; de esa manera estamos todos involucrados y se pueden establecer y medir índices productivos, como el peso de salida de los terneros de la guachera, la calidad de la leche entregada, el desperdicio de alimentos, etc.”, resume Mauro.
4. Gestión de la información. En algunos tambos no se recopilan suficientes datos; en otros, se registra mucha información, pero no se aprovecha plenamente porque “no hay tiempo” para interpretarla. Frente a eso, Gorgerino recomienda enfáticamente analizar los datos recopilados para tomar decisiones coherentes. También aconseja comparar los índices productivos de la empresa con otros de establecimientos similares.
Los índices más relevantes, además de los productivos, serían Análisis del Costo de Producción, Gestión de Áreas (agricultura-leche-carne), Costo Laboral, Amortizaciones, Rendimientos Agrícolas Destinados a la Producción de Leche, Inversiones Programadas vs Realizadas, etc. Todo registrado y analizado mediante softwares especiales, como el Uniform para la producción lechera y con herramientas específicas para cada área productiva y/o contable.
5. Utilización de los datos. Con los datos procesados, hay que generar reuniones con directivos para la toma de decisiones importantes. En esas instancias, los decisores deben considerar las cuestiones políticas y económicas nacionales e internacionales y las oportunidades financieras o de negocios ocasionales que mejoren la rentabilidad del sistema. Las reuniones también deben servir para anticipar posibles situaciones de riesgo y eventualmente ser el punto de partida para el proceso de adaptación a los cambios que ocurran externamente en el terreno productivo y comercial.
A modo de síntesis, el técnico de Select-Debernardi dice: “Tenemos que seguir dedicando esfuerzos cotidianos a preñar las vacas y evitar la muerte de terneros en la guachera, pero no podemos quedarnos solo en eso: hay que levantar la vista hacia la organización empresarial del tambo, a diferencia de lo que ocurre en algunos casos donde la producción lechera se considera como una actividad meramente artesanal”.
Según Gorgerino, de cara al futuro la actividad lechera va a quedar en manos de los que tengan expertisse. Y define expertisse como la “experiencia que tiene un equipo de trabajo y el conocimiento de cómo hacerlo, sumado a las herramientas de software y hardware”.
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