El Departamento de Comercio de ese país confirmó alícuotas del 71,45 al 72,28% por "subsidios injustos" para las importaciones del biocombustible
WASHINGTON.- El gobierno de Donald Trump esperó a que el presidente, Mauricio Macri, dejara Nueva York y regresara a la Argentina. Después, anunció el último mazazo: ratificó un arancel prohibitivo para las importaciones de biodiésel argentino, que el año anterior redituaron más de 1200 millones de dólares al país.
En otro fuerte respaldo a la industria local, el Departamento de Comercio de los Estados Unidos ratificó los aranceles contra el biodiésel argentino por supuestos “subsidios injustos”, un paso formal que estaba descontado por el Gobierno y que allana el camino para llevar el reclamo a la Organización Mundial del Comercio (OMC), más allá de una última gestión en Washington.
El Secretario de Comercio de los Estados Unidos, Wilbur Ross, anunció a través de un comunicado la decisión final de aplicar un arancel a las importaciones de biodiésel argentino con tasas del 71,45 al 72,28 por ciento por “subsidios injustos”, más altas que las anunciadas con anterioridad. En agosto último, Ross había impuesto aranceles provisorios del 57 por ciento.
“El subsidio injusto del gobierno a los productos es algo que el Departamento toma muy en serio”, dijo Ross, según el comunicado con la confirmación de la medida. “Si bien Estados Unidos está comprometido con el comercio libre, justo y recíproco con todos los países, el gobierno de Trump defenderá a los trabajadores y las empresas estadounidenses injustamente perjudicados”, agregó.
El presidente Mauricio Macri señaló en su gira por Nueva York que el gobierno nacional llevaría el reclamo a la OMC. LA NACION había anticipado que el gobierno argentino estaba analizando esa medida.El Departamento de Comercio aguardó a que Macri cerrara su gira para anunciar la decisión, “un gesto”, dijo una fuente en Washington que conoce las discusiones entre ambos gobiernos.
Pero, gestos de lado, la amistad y sintonía entre Macri y Trump ha sido infructuosa para la Argentina a la hora de cerrar la pelea por el biodiésel. En Washington recuerdan el perfil proteccionista del gobierno de Trump, y remarcan que, más allá del cortocircuito comercial, el vínculo político es fuerte y ha dejado avances más sólidos. Un ejemplo: la reciente creación del “Caucus Argentina”, un grupo parlamentario abocado a la relación bilateral en el Congreso.
“Ellos tienen totalmente separado el ámbito político del comercial”, graficó una fuente que conoce la relación bilateral.
En Buenos Aires, el encargado de Negocios de la Embajada de Estados Unidos, Tom Cooney, dijo que las negociaciones para llegar a un acuerdo “no prosperaron” y que el conflicto no afectaba la visión de ambos países de que son “socios fuertes”.
“Como puede suceder entre amigos cercanos, los socios fuertes como Estados Unidos y la Argentina a veces tienen diferentes puntos de vista sobre un tema”, indicó Cooney en un comunicado.
En 2016, las importaciones de biodiésel de la Argentina a los Estados Unidos sumaron alrededor de US$ 1240 millones.
La administración de Donald Trump considera que las retenciones, de 27% en el aceite de soja, la materia prima del biodiésel, versus 0% del biocombustible, son un subsidio implícito para los productores de biodiésel en la Argentina, ya que les permiten adquirir la materia prima a un valor inferior al precio internacional.
La reacción de la industria
La Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio) rechazó “categóricamente” la decisión, mientras que la industria norteamericana, agrupada en la Junta Nacional de Biodiésel (NBB, según sus siglas en inglés), la celebró.
“La decisión se basa únicamente en los diferenciales de derechos de exportación entre el biodiesel y el aceite, práctica que no se considera subsidio en el marco normativo de la Organización Mundial de Comercio”, dijo Carbio. “La competitividad del biodiesel nacional a nivel mundial no se debe ni a subsidios ni a prácticas de dumping y lamenta que la industria norteamericana lleve a cabo investigaciones que no se ajustan a los compromisos comerciales multilaterales vinculantes entre ambos países.
La NBB había denunciado a la Argentina para hacer frente a “una avalancha de importaciones subsidiadas” que provocaron “pérdidas de participación de mercado y precios deprimidos” para los productores nacionales. Las compras de combustible a la Argentina aumentaron un 464% entre 2014 y 2016, según la NBB, y capturaron 18,3 puntos de participación de mercado.
“La industria del biodiésel ha resultado herida en los últimos años debido a importaciones injustamente comercializadas desde la Argentina e Indonesia”, dijo en un comunicado Doug Whitehead, director de operaciones de la NBB. “Este es un paso adelante para garantizar que el producto que respalda casi 64.000 empleos no se vea perjudicado por las importaciones desleales”, agregó.
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