El 6% de los productores no saben leer ni escribir, según datos del Censo Agropecuario 2018 realizado por el Indec. De 223.292 productores o socios de campos administrados por personas físicas, 14.390 no saben leer ni escribir. En 2002, en el anterior censo del sector, el porcentaje de analfabetismo era del 1,97%.
Entre las provincias, Neuquén supera la media nacional de administradores de campos analfabetos y también el promedio de los que no completaron la primaria. Mientras hay exactamente un 6,4% de productores que no saben leer ni escribir, en los últimos 16 años el porcentaje de deserción primaria bajó de un 21% al 12 por ciento.
"El nivel educativo está relacionado directamente a cómo llega la educación a lugares de poca población, como las provincias del norte y del sur de la Argentina", dijo a LA NACION el investigador del Centro de Agronegocios de la Universidad Austral, Bernardo Piazzardi. El especialista explicó que el analfabetismo está vinculado con la forma en la que cada estructura provincial presta los servicios públicos.
El porcentaje total de analfabetismo es un promedio entre todas las provincias. Sin embargo, el porcentaje varía según las zonas productivas. Mientras que en la región pampeana el porcentaje baja a 4%, la Patagonia lidera el ranking con un 11% de productores que no saben leer ni escribir. Le siguen el Noroeste, con un 8%. En tanto, el Nordeste y Cuyo tienen un 7% y 8% de analfabetismo, respectivamente.
Como se mencionó, en 2002 el porcentaje de analfabetismo era de solo el 1,97%. Sin embargo, el coordinador general del censo agropecuario, Agustín Lódola, aclaró que no es posible comparar los datos con el actual censo, dado que la pregunta fue realizada de manera diferente en cada encuesta. Sin embargo, sí es posible comparar el dato con los del último Censo Nacional de Población de 2010, que muestra que a nivel general el 2% de las personas es analfabeta, pero en el caso de la población rural dispersa la proporción aumenta a 6%.
"El problema del analfabetismo se da en zonas inhóspitas desde el punto de vista de transporte y conexión. Las escuelas primarias están lejos de la población que debería llegar, a lo que se le suma las dificultades por los caminos y accesos", agregó Piazzardi. Señaló que esas variables afectan el sistema educativo en general de cada provincia y que se replican en sus comunidades rurales. "El factor más importante es el acceso a la educación, más que la vinculación al trabajo rural", aseveró.
Por provincias, Neuquén es la que tiene el mayor porcentaje de personas analfabetas en relación al total de productores, dado que de un total de 3411, 650 (19%) son analfabetas. La provincia patagónica también es la que lidera el ranking de productores que abandonan la primaria de forma temprana. El censo muestra que el 25% de los encuestados no culminó la educación elemental. Le sigue Misiones con un 24% de deserción escolar.
"La baja terminalidad en ciertas provincias está asociada a productores más pequeños y no tecnificados, donde las estructuras son familiares y la producción es menos sofisticada y más elemental", sostuvo Fernando Vilella, director del Programa de Bioeconomía de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA).
Sin embargo, a nivel general, el porcentaje de personas que abandonaron la primaria bajó. Mientras que en 2002 era del 21% (sobre un total de 335.691 productores), en 2019 el porcentaje cayó a 12% (sobre 223.292 personas).
"Aunque parezca contrapuesto, puede suceder. Por un lado, mejoró el índice de deserción primaria y, por el otro, se acentuó la gente que quedó afuera del sistema educativo", dijo Piazzardi. Indicó que la situación dispar está vinculada a la región. "En una misma provincia tenés zonas productivas con gente marginada y a los pocos kilómetros productores con todos los accesos disponibles. Son dos realidades que hay que solapar", explicó.
Estudios terciarios o universitarios
Otro dato interesante que arrojó el censo es que en 16 años aumentó a 13% el porcentaje de productores que completó sus estudios terciarios o universitarios. En 2002, el 10% había alcanzado el nivel educativo superior.
Sobre los altos porcentajes que tienen provincias como Santa Cruz y San Juan, en donde el 23% y el 17%, respectivamente, culminó estudios superiores, Piazzardi contó que podría deberse a que se trata de lugares donde también hay actividad minera, que requieren de más profesionales, lo que podría empujar la profesionalización del agro. "Aunque no estén involucrados directamente, los productores rurales puede que se vean impulsados a asistir a una escuela técnica cercana", agregó.
Otra explicación, según Vilella, es que en Santa Cruz en la parte productiva hay estancias muy grandes en superficie, pero de baja productividad. Se trata de familias que hace mucho que están afincadas y la oportunidad de estudios es mayor. "Tiene que ver con la matriz de tenencia de la tierra y de la antigüedad", agregó.
En contrapartida, las provincias de la región pampeana tienen números superiores a la media en relación a la terminalidad terciaria y universitaria. "El ingreso juega un rol clave en el acceso a la educación superior. En esas comunidades uno esperaría un mayor nivel de educación", indicó Vilella.
Vilella señaló que en el imaginario urbano se suele asociar al sistema agropecuario productor de alimentos con un sector atrasado en términos tecnológicos, pero que inclusive, por el nivel de profesionalización, en determinadas cadenas productivas se está cerca de la frontera del conocimiento.