La eliminación de los derechos de exportación para la mayoría de los productos de las economías regionales, que el Gobierno presentó como un incentivo a la producción, generó expectativas en los distintos sectores alcanzados por la medida. Sin embargo, en diálogo con LA NACION, los pequeños y medianos productores exigen que el beneficio se refleje en una baja de los precios internos, al tiempo que demandan mejores condiciones impositivas.
"Nosotros aplaudimos y acompañamos esta disposición. Para las economías regionales, al carecer de competitividad, las retenciones eran un tributo distorsivo más que no incentivaba en nada la producción", comentó Pablo Vernengo, director ejecutivo de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). Además de reconocer que "fue una sorpresa", Vernengo remarcó la importancia de que la medida termine "derramando" en los productores: "Ahora esperamos que las empresas que exportan puedan, al tener una mejora en sus ingresos, replicarlo también en una mejora del precio de sus productos".
A través de un decreto publicado el 31 de diciembre, el Ministerio de Agricultura modificó 4593 posiciones arancelarias y las alícuotas pasaron a ser del 4,5%, el 3% o el 0%, dependiendo del sector. A su vez, algunos productos que pagaban una cantidad fija de pesos por dólar exportado, ahora pasarán a pagar un porcentaje. El argumento oficial es que esa modificación técnica permitiría que la recaudación no se licúe ante la devaluación de la moneda.
Sin embargo, desde CAME advierten que hay ciertas incongruencias que deberían ser revisadas. "Mientras a algunos productos les bajaron las retenciones, a otros se las mantuvieron o incluso se las subieron. Es el caso de la vid y el mosto, que tributaban $3 por cada dólar exportado y ahora se les aplicó una alícuota de 4,5%. Es decir, se le incrementaron los derechos de exportación en un 19%. También el de las semillas de arroz, por ejemplo, que va a tributar 0%, mientras que al arroz elaborado que pasó por la molienda se le mantuvo el 5%", apuntó Vernengo.
Falta que el Gobierno se siente a decidir políticas concretas para un sector tan castigado como el nuestro, en el que somos todas Pymes que nos dedicamos a generar trabajo
El dirigente atribuye estos desajustes, entre otros motivos, a la falta de coordinación entre los distintos ministerios que intervienen. "Todos se llenan la boca hablando de las economías regionales, pero es poco lo que se hace. Falta que el Gobierno se siente a decidir políticas concretas para un sector tan castigado como el nuestro, en el que somos todas Pymes que nos dedicamos a generar trabajo. Necesitamos que se bajen los costos. La reducción del mínimo no imponible es un perfecto instrumento con el que cuenta el Estado para hacer políticas diferenciadas, pero que no lo utiliza", definió.
En ese sentido, en el sector yerbatero coinciden en la importancia de rever la presión impositiva. "Aunque la quita de retenciones puede presentar un alivio, también es cierto que tenemos una carga tributaria muy alta", dijo Heriberto Friedrich, presidente de la Cooperativa Agrícola de Montecarlo, Misiones, y socio-fundador de la Ruta de la Yerba Mate. "Todos queremos un producto barato en góndola, pero los impuestos son cada vez mayores y es un debate que las autoridades se deben dar", comentó a LA NACION.
"Que la yerba deje de pagar $3 por cada dólar exportado, como sucedía hasta ahora, representa un monto importante de fondos que quedará acá, y que ayudará a que hayan mejores precios en el producto y mejores salarios para nuestros trabajadores", precisó Julio Peterson, presidente de la Asociación de Yerbateros del Norte de Misiones. "Ahora bien, también sabemos que vamos a tener que trabajar para que las ganancias se repartan en toda la cadena y no se queden solamente en un sector. Por eso, le pedimos a nuestros industriales que lo reflejen en mejores precios".
Por su parte, Raúl Karaben, expresidente de la cooperativa yerbatera Piporé, indicó: "Tenemos los precios congelados, todo el sector yerbatero se encuentra trabajando a pérdida. Es por eso que, aunque no sea una solución, esta medida significó un alivio". A su vez, Karaben diferenció el trabajo cooperativo de la lógica de las grandes empresas. "Aunque exportamos bastante, no somos grandes exportadores, así que los beneficios que comenzarán a haber se repartirán entre los más de 60 pequeños y medianos productores que estamos asociados".
En tanto, para Alejandro Pannunzio, presidente de la Asociación de Productores de Arándanos de la Mesopotamia Argentina (Apama), fue importante que desde el Ministerio de Agricultura se haya confirmado la continuidad de la medida más allá de julio de 2021. "La campaña de exportación del arándano es de septiembre a diciembre. De la producción 2020, no hay un solo kilo que deje de pagar retenciones, ya que la fecha de embarque fue anterior a la fecha de la norma", explicó el productor. "Le agradecemos al ministro Basterra por no limitar la medida en el tiempo, lo que nos va a permitir contar con el beneficio al igual que los demás sectores", concluyó.
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