En medio de la falta de lluvias que persiste en algunas regiones, Leonardo De Benedictis señaló que se está atravesando una fase de transición luego de la Niña y que en la primavera se sentirá el cambio hacia mayores precipitaciones
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“¿Dónde está ‘El Niño?”. Esta es la pregunta que se hacen muchos productores en redes sociales. Allí manifiestan su creciente preocupación porque, a pesar de que los pronósticos indicaban el fin de La Niña, la escasez de precipitaciones persiste y las condiciones no mejoran mientras en varias regiones se va cerrando la ventana de siembra de trigo. Sin embargo, en este contexto un experto dijo que los efectos del paso al evento el Niño, que lleva a una consecuente mejora de las lluvias, se va a empezar a sentir en la primavera. Con estas perspectivas de mejora, sostuvo que el 2023 es “un año de despegue o de revancha” para el campo, luego de tres años consecutivos de sequía.
“Los productores estaban esperando que se retire La Niña, lo cual sucedió en febrero, pero ahora nos encontramos en una condición neutra, en transición hacia El Niño. Este cambio no implica que comience a llover inmediatamente”, advirtió el meteorólogo Leonardo De Benedictis durante su participación de la 3º edición de “La Transformación Digital del Agro”, que organizó AgroPro.
Dijo que es un error creer que el anuncio de la finalización del evento la Niña implicaba que iban a comenzar las lluvias.“El Niño es un fenómeno de calentamiento en el Pacífico, mientras que La Niña representa un enfriamiento. En este momento, estamos atravesando una transición entre ambos eventos. Esto tiene como consecuencia un aumento en los niveles de lluvia, pero el cambio completo hacia condiciones de lluvias por encima de lo normal, debido al efecto del El Niño, se empezará a observar a partir de la primavera”, agregó.
Expresó que, al realizar pronósticos, los climatólogos se enfrentan con frecuencia a una cuestión que va más allá de la mera elaboración y comunicación: cómo son recibidos y qué expectativas generan.
“Cuando mencionábamos que el evento de La Niña llegaría a su fin en febrero o marzo, tal como sucedió, la mayoría de las personas nos preguntaban dónde estaba el final de La Niña. En realidad, aquí es donde se confunden conceptos”, afirmó.
Por lo tanto, esto generó ilusión en los productores, haciéndoles creer que había un cambio significativo. “No sucede nada porque, en ese momento de transición, justo aquí en Argentina, entramos en el período de invierno, en el cual, ya sea con Niño, Niña o condiciones neutras, no llueve, especialmente en zonas como Córdoba, La Pampa y Santiago del Estero. Durante todo el invierno, la precipitación apenas alcanza los 20 mm con suerte”, explicó.
Resaltó que “es fundamental identificar y comunicar adecuadamente este momento de cambio a los productores para evitar que caigan en la ilusión de un cambio inmediato y una situación completamente diferente”.
Vale recordar que, ante la persistencia de la falta de condiciones de humedad en algunas zonas, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires ajustó la semana pasada su proyección nacional de trigo, disminuyendo en 100.000 hectáreas la superficie estimada para la siembra, lo que implica un recorte del 2% en comparación con el ciclo anterior. En tanto, la Bolsa de Comercio de Rosario informó que existe incertidumbre sobre la implantación de aproximadamente 100.000 hectáreas en la zona agrícola núcleo, ya que se enfrentan dificultades que ponen en riesgo su concreción.
“Lo que hemos experimentado en estos últimos años ha sido una de las situaciones poco vistas en la historia, pero no solo por el impacto que ha tenido, sino también por la forma en que se han dado tres eventos de La Niña consecutivos”, apuntó Benedictis.
El climatólogo afirmó en varias ocasiones que el déficit hídrico de los últimos tres años equivale a un año menos de lluvia. “El hecho de haber tenido tres eventos consecutivos ha ido potenciando cada vez más la situación de sequía. Algunos sectores ya venían mal antes de empezar este primer evento de La Niña, y luego se fue agravando, lo que explica el impacto que tuvo”, precisó.
Por otro lado, remarcó que hay buenas noticias en el horizonte para la primavera. “Este año en particular es un año de despegue o de revancha, o el inicio de una nueva etapa en el campo argentino, justamente por este cambio que se está dando en el aspecto climático local. Esta situación de pasar a un evento de El Niño a partir de la primavera va a traer buenos frutos para la próxima campaña”.
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